Elecciones en Guatemala

Arévalo y Semilla enfrentan el desafío de unificar el voto de quienes apuestan a un cambio y defienden la democracia.

Rony Corbo

La primera vuelta de las elecciones en Guatemala, se celebraron el 25 de junio. Sandra Torres y Bernardo Arévalo, ocuparon el primer y el segundo lugar. La candidata de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE) obtuvo un 15% de los votos y el de Movimiento Semilla un 12%.

Sandra Torres, ex esposa del ex presidente Álvaro Colom, es candidata presidencial por tercera vez, las dos anteriores perdió en segunda vuelta con Jimmy Morales y con el actual presidente Alejandro Giammattei. Se han ido de la UNE prácticamente todos los sectores de izquierda o socialdemócratas y Torres sostiene ahora posturas conservadoras y ha estado respaldando al gobierno de derecha.

Arévalo es uruguayo, nació aquí durante el exilio de su padre, José Arévalo, el primer presidente de la primavera democrática guatemalteca, ahogada en sangre por la oligarquía y el imperialismo yanqui con el derrocamiento de Jacobo Árbenz, en 1954.

El avance a segunda vuelta de Semilla, con Arévalo, fue la gran sorpresa de las elecciones, ya que las encuestas previas le daban menos de un 5% de intención de voto.

Inmediatamente de la primera vuelta, nueve partidos conservadores -entre ellos Vamos, del actual presidente Alejandro Giammattei- impugnaron a Semilla, alegando “irregularidades” y un supuesto “fraude electoral” a favor de Arévalo.

La Corte de Constitucionalidad aceptó la medida cautelar y comenzó una revisión de las actas electorales. Tras más de dos semanas, el 12 de julio el Tribunal Supremo Electoral (TSE) avaló los resultados y confirmó el pase a segunda ronda de Torres y Arévalo.

El mismo día en que se confirmó el pase a la segunda vuelta de los dos candidatos, la Fiscalía Especial contra la Impunidad (FECI), órgano del Ministerio Público, pidió suspender a Semilla, lo que supondría excluir a Arévalo del proceso electoral. El Juzgado Séptimo de Guatemala atendió la petición y suspendió la personalidad jurídica del partido, otorgando al Registro de Ciudadanos un plazo de 24 horas para cumplir con la suspensión.

El candidato presidencial de Semilla Arévalo tildó la suspensión del partido de «golpe de Estado técnico». Por orden del Ministerio Público se allanaron las oficinas del Tribunal Supremo Electoral, con efectivos fuertemente armados y luego la sede de Semilla. 

Los gobiernos de Brasil, Argentina, EEUU, la Unión Europea y hasta la OEA se manifestaron públicamente reclamando que se respetara la voluntad del pueblo guatemalteco expresada en las urnas. Lo propio hicieron las autoridades indígenas, el movimiento campesino y estudiantil de Guatemala, que protagonizaron importantes movilizaciones en varias ciudades. En los últimos días un grupo de más de 40 mujeres, lideresas indígenas, estudiantiles, sociales, periodistas, académicas y empresarias, también se pronunciaron en defensa de la democracia. Lo mismo han hecho sectores empresariales que hasta ahora habían apoyado al gobierno actual.

Cabe recordar que Guatemala vive una grave regresión autoritaria y que el denominado “pacto de corruptos”, integrado por la élite empresarial, los partidos de derecha, militares de la contrainsurgencia y sectores del crimen organizado, tiene actualmente el Poder Ejecutivo, un acuerdo con mayorías en el Congreso y ha cooptado las Cortes y sectores importantes del Ministerio Público y de la Justicia. Ese grupo conservador ha usado este poder para criminalizar y perseguir a operadores de justicia, periodistas, líderes campesinos, indígenas y sociales. Actualmente están en el exilio más de 30 operadores de justicia, entre ellos dos ex fiscales generales, ex integrantes de la Corte Suprema de Justicia, un ex Fiscal contra la impunidad y decenas de periodistas, que buscan escapar de la cárcel. También que hay en prisión varios líderes sociales, ex fiscales y periodistas, entre ellos José Ruben Zamora, director de El Periódico, medio que debió cerrar y que lleva un año preso.

Hay que señalar también que este proceso electoral estuvo muy cuestionado porque las autoridades electorales dejaron fuera de la elección a candidaturas muy importantes como las de Telma Cabrera y Jordán Rodas, del Movimiento para la Liberación de los Pueblos; Roberto Arzú y Carlos Pineda, en estos dos casos candidatos de derecha, pero todos cuestionadores de la acción del gobierno de Giammatei y de la corrupción.

El Tribunal Supremo Electoral ratificó su decisión de mantener a los dos candidatos ganadores de la primera vuelta, haciendo caso omiso a la denuncia del Ministerio Público. La segunda vuelta es el 20 de Agosto en un clima de tensión extrema y, como decíamos, importantes movilizaciones.

En la primera vuelta, según la mayoría de los analistas, se expresó un rechazo mayoritario de la población guatemalteca a la corrupción, la pobreza y la falta de oportunidades que obliga a cientos de miles de personas a emigrar por año. Este rechazo se materializó, tanto en la votación de Semilla como en el voto en blanco y anulado, que juntos sumaron cerca del 24%.

Pese a la persecución y acoso, la primera encuesta hacia la segunda vuelta electoral marca que Arévalo marcha primero, con más de 40% de la intención de voto y que Sandra Torres tendría el 28%.

Semilla y el progresismo guatemalteco

El Movimiento Semilla, nació a raíz de las protestas sociales urbanas contra la corrupción en 2015. Semilla, nace de las luchas en las plazas y está compuesto mayoritariamente por académicos, profesionales y fundamentalmente jóvenes que piensan y sueñan con una nueva política en Guatemala. También integra lideresas indígenas y referentes campesinos. Su votación fue muy fuerte entre los jóvenes y se concentró en la capital y en la zona metropolitana. Se definen como progresistas y su propuesta central es construir un país más humano y justo.

Importantes sectores de la sociedad guatemalteca han señalado que el voto por Arévalo, en esta segunda vuelta, es la esperanza para construir una nueva democracia, un nuevo sistema, una nueva estructura, un nuevo país. Un país donde quepamos todos y todas, manifiestan.

En diálogo con la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio, Mauricio Chaulón y el diputado electo por Semilla Jonathan Menkos, explicaron en detalle la situación política de Guatemala y los objetivos de Semilla.

Es un voto por la democracia, manifestaron. Para defender los derechos básicos y confiar en un futuro mejor. Es un rechazo al racismo, a la discriminación, a la exclusión, a la opresión, al despojo. Insistieron en la construcción de un país diverso, en que se respeten las diferencias.

Pidieron al Frente Amplio que entable conversaciones con los históricos partidos de la izquierda guatemalteca, como la URNG, para facilitar el diálogo y el apoyo a Semilla en la segunda vuelta. La izquierda guatemalteca duda del apoyo, según señalan, por la cercanía de Semilla al Partido Demócrata de los EEUU.

En la reunión con la CARIFA manifestaron además la posibilidad de que el FA participe en una misión de observación electoral para garantizar la transparencia del proceso.

En síntesis, la candidatura de Arévalo y Semilla tienen el gran desafío de unificar todo el voto de los guatemaltecos que quieren un cambio democrático para su país. Las organizaciones históricas de izquierda deberán definir si le dan un voto de confianza a este nuevo grupo, o si llaman a la abstención, favoreciendo de esta manera, objetivamente, a quienes históricamente detentan el poder en Guatemala.

Foto de portada

Bernardo Arévalo, candidato presidencial de Semilla. Foto Campaña Semilla.

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