Ocho grandes bancos han sido identificados como los principales “impulsores de la destrucción de la Amazonía y del clima”.
La afirmación aparece detallada en el informe “Las ganancias del colapso” y en el mismo se documenta cómo dicha destrucción se verifica por el financiamiento de estas entidades a compañías de petróleo y gas en la región.
Los datos publicados señalan que en el curso de los últimos 15 años, la financiación bancaria trepó a los 20.000 millones de dólares, siendo atribuibles 1.000 millones de dólares a ocho bancos.
Los bancos identificados por el nuevo informe de Stand Earth y de COICA (Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica) son, JPMorgan Chase, Itaú Unibanco, Citibank, HSBC, Banco Santander, Bank of America, Banco Bradesco y Goldman Sachs.
El financiamiento que aortan estas entidades financieras, reseña el portal de noticias KaosenlaRd, se relaciona, directamente “con actividades de petróleo y gas en áreas amazónicas de Brasil, Colombia, Ecuador y Perú, donde las quemas y derrames de petróleo han contaminado las vías fluviales y suelo amazónico, enfermando a comunidades indígenas, limitando sus medios de vida y violando sus derechos”.
Según declaraciones de Fany Kuiru, coordinadora general de la COICA, “la degradación y deforestación combinada nos enfrenta a un punto de no retorno inminente, que para nuestros pueblos se traduce en enfermedades crónicas consecuencia de la contaminación; en la pérdida de nuestra soberanía alimentaria por los metales pesados que están en los peces y el agua que bebemos; y en una violencia sistemática contra quienes defendemos nuestro hogar”.
El informe en cuestión, tomó estado público al mismo tiempo en que se produjo el lanzamiento de la primera base de datos pública que permite rastrear datos relacionados con “todos los bancos implicados en la financiación directa e indirecta del petróleo y gas amazónicos”.
La nueva base de datos contiene una lista amplia y detallada de “los bancos involucrados en acuerdos de suscripción de préstamos y bonos para empresas dedicadas al desarrollo de pozos petroleros, exploración, producción (upstream) y transporte y almacenamiento (midstream) de petróleo y gas en la Amazonía”.
Según Bourehiyi el “nuevo informe (…) vuelve a mostrar (…) cómo las palabras no sirven”.
En lugar de las promesas dadas, añadió, “los bancos deben pasar a la acción y erradicar su financiación a los sectores más contaminantes para no alejarnos más de la senda del 1,5 ºC. Vemos cómo, a pesar de sus promesas verdes y sus políticas de riesgo ambiental, siguen invirtiendo en industrias nocivas no solo para el planeta sino para su biodiversidad. todos los bancos deberían dejar de financiar ya la destrucción del planeta”.