Este sábado se realiza el acto central de conmemoración de los 50 años de los asesinatos de Luis Alberto Mendiola, José Abreu, Ricardo González, Ruben López, Elman Fernández, Justo Sena, Raúl Gancio y Héctor Cervelli, en la Seccional 20 del Partido Comunista de Uruguay, en el Paso Molino, Montevideo.
Como decíamos en el editorial anterior el hecho de conmemorar los 50 años de uno de los peores crímenes políticos de la historia nacional es, de por sí, motivo suficiente para que nos sintamos convocados y convocadas los comunistas, los frenteamplistas, los militantes del movimiento popular y todas y todos los demócratas del Uruguay. Pero hay muchas más razones para responder con nuestra presencia a esta convocatoria de la 20.
La conmemoración de la 20, a lo largo de este medio siglo y también este sábado, expresa tres dimensiones principales. Es un acto de construcción colectiva de memoria histórica, es parte de la lucha de nuestro pueblo contra la impunidad, contra la mentira, por verdad y justicia, por nunca más dictadura ni terrorismo de Estado. Es un acto de compromiso con las luchas presentes y la perspectiva de la emancipación social, de defensa de la democracia y la libertad y de levantar la necesidad de una síntesis superadora del capitalismo. Y también es un acto de reafirmación de la identidad de las y los comunistas y de su Partido, pero no abstracta, sino como parte de nuestra historia y de nuestra lucha política e ideológica, de una línea que tuvo y tiene como centros la construcción de la unidad política y social del pueblo, la ruta de acumular fuerzas, la apuesta al protagonismo popular organizado y la lucha de masas para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada como camino hacia el socialismo en nuestro país.
La 20 convoca porque es todo eso y, sobre todo, porque a lo largo de estos 50 años, este “lugar de peregrinaje laico”, como lo definiera Rodney Arismendi en el primer acto tras la recuperación de la democracia, ha sido patrimonio de todo el pueblo uruguayo. Ahí radica la fuerza profunda de su convocatoria.
El acto del sábado se une a las luchas por todas y todos los asesinados y los desaparecidos, las y los presos y torturados. Por eso se abraza en el recuerdo y el repudio a otro crimen atroz, cometido dos años después, con el asesinato de Laura Raggio, Silvia Reyes y Diana Maidanic, las muchachas de abril, en cuyo homenaje se realizaba un acto al cierre de esta edición.
Ese aspecto de la 20, un acto para la construcción colectiva de memoria histórica, contra la impunidad y en reclamo de verdad y justicia, fundamental en estos 50 años, es también crucial hoy. La 20 nos convoca para seguir diciendo la verdad, para reivindicar la justicia y para, con nuestra presencia, responder a los nostálgicos que quieren seguir mintiendo y defendiendo la impunidad. Nos convoca a defender la democracia y la libertad.
La verdad se dijo desde el primer día, enfrentando todos los peligros. La dijeron en el Parlamento, Rodney Arismendi, Jaime Pérez, y otros legisladores del Frente Amplio, e incluso del Partido Nacional, como Wilson Ferreira Aldunate y Héctor Gutiérrez Ruiz. La defendieron con valentía los sobrevivientes y las y los vecinos.
La sostuvimos en investigaciones publicadas en EL POPULAR antes, durante y después de la dictadura. Se publicaron libros y se hicieron documentales. En el 2001 se presentó, además, una denuncia penal, se realizó una autopsia histórica que volvió a comprobar los crímenes. Mucho se ha peleado y se seguirá peleando porque no nos rendiremos nunca.
La 20 también nos convoca porque los actos y las actividades del 17 de abril siempre han sido esenciales. Y este año es igual, les y nos debemos, todas y todos, un gran acto, fiel a la historia.
La 20 es de tal calado democrático y popular, sintetiza tanto, que en dos oportunidades obispos de Montevideo concurrieron a orar por los 8 obreros comunistas: monseñor Carlos Parteli, en 1972 y monseñor Daniel Sturla, en 2014.
La 20° es Monumento Histórico Nacional desde el 2014 y tiene una Placa de la Memoria desde el 2018. Ese local humilde convoca a la emoción, el compromiso y el amor de nuestro pueblo, y también provoca el odio de la reacción, que lo destruyó tres veces: en 1972 a balazos; apenas dado el golpe de Estado, demoliendo su fachada con saña y con una bomba en la puerta en los primeros años de la democracia reconquistada. El amor del pueblo por su historia y sus mártires siempre ha podido más que el odio de la oligarquía y el fascismo. Este sábado tiene que volver a ser así.
Nunca, a lo largo de estos 50 años, se dejó de conmemorar un 17 de abril. En plena dictadura siempre hubo flores rojas frente al local. En las cárceles del fascismo las y los presos recordaron siempre a los mártires de la 20°. También se los recordó en cada rincón donde estaba organizada la lucha de cara al Uruguay en el exilio.
Hubo 11 años donde la dictadura fascista impidió los actos, pero en los restantes 39, siempre los hicimos. Todos fueron importantes, pero hay algunos que marcaron esta lucha. El realizado pocos días después de los asesinatos, en el que una multitud que llenó varias cuadras condenó el crimen y dio una respuesta de masas a la provocación y la violencia fascistas. El realizado en abril de 1985, el primero luego de recuperada la democracia, con miles diciendo con su presencia que no hubo, ni habrá olvido. El realizado en el 2014, cuando el Poder Ejecutivo declaró Monumento Histórico Nacional al Seccional 20° del PCU. Los dos últimos, realizados en medio de la pandemia, el de 2020 con los discursos desde el histórico local y transmitidos por redes sociales y con una versión de la histórica canción de Zitarrosa en la voz solidaria de destacados y destacadas cantantes; el de 2021 con cientos de mesas recolectando firmas en todo el país como el mejor homenaje a los ocho mártires obreros.
Es esta historia, heroica y conmovedora, la que nos convoca, pero esa historia, que significa tanto, no asegura, por sí sola, la proyección en el presente.
La memoria es el presente del pasado, es lo que hacemos hoy con él, es la materialidad que le demos a esas luchas reivindicadas en el hoy y hacia el futuro.
Este sábado, diremos una vez más la verdad, reclamaremos justicia, daremos una respuesta unitaria, democrática, combativa, de masas, a la operación de mentira y defensa de la impunidad que sectores del poder y de la coalición de gobierno han puesto en marcha.
Este sábado nos encontraremos por primera vez en la calle luego de la histórica hazaña democrática de las firmas y la lucha en el referéndum contra 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración.
Este sábado, en unidad y en la calle, daremos respuesta también a las operaciones de marketing del gobierno para esconder su responsabilidad en que haya 400 mil personas y uno cada cinco niñas y niños en la pobreza; en que hayan caído durante dos años los salarios y las jubilaciones y sigan cayendo; en la disparada de precios; en el aumento de las tarifas públicas por encima de la inflación y de los salarios; mientras, al mismo tiempo, crece la economía, los “malla oro” ya ganan más que antes de la pandemia, aumentan en 6.337 millones de dólares los depósitos bancarios y las exportaciones logran un récord histórico de 11 mil millones de dólares. Este sábado también diremos que no alcanza con rebajar un mes el IVA al asado y un pequeño grupo de alimentos, que es una burla plantear para julio un “adelanto” de 2% a los salarios públicos y otro tanto a las jubilaciones.
La 20 también convoca para responder, con organización y lucha, a los desafíos del presente.
Nos convoca para honrar la vida de esos ocho obreros, militantes sindicales, del Frente Amplio recién nacido, de su Partido, constructores cotidianos de la organización popular y de su unidad, luchadores por la democracia y la libertad, revolucionarios.
A todo eso, y mucho más, lo que cada una y cada uno siente en su corazón y es intransferible, nos convoca la 20.
Porque seguimos con la misma convicción y firmeza convencidos de lo que expresó transido por la emoción Rodney Arismendi el 19 de abril de 1972 al despedir a los 8 obreros asesinados: “Para derrotar al fascismo y salvar al país el único camino es la unión profunda y total de todo el pueblo y de la clase obrera. (…) Vuestros nombres estarán inscriptos junto a aquellos que lo dieron todo por la causa del pueblo y la voluntad de la patria. En su homenaje, derrotando las lágrimas, los puños en alto”.
Este sábado, a las 17 horas, en la esquina histórica de Agraciada y Valentín Gómez nos convoca la historia, la dignidad, la emoción, el orgullo de ser y de estar, con los 8 mártires, con lo mejor de la historia y el futuro por construir. No podemos faltar.






















