El 1° de Marzo se conmemoraron 40 años ininterrumpidos de democracia en nuestro país, asumieron Yamandú Orsi, como presidente de la República; Carolina Cosse, como vicepresidenta y fue investido el gabinete del gobierno nacional del Frente Amplio. Ambos acontecimientos, estrechamente vinculados, fueron rodeados por una verdadera fiesta popular, de miles de personas y miles de banderas. El pueblo, una vez más, fue el protagonista principal.
40 años de recuperación de la democracia
En nuestra edición anterior dedicamos especial atención a la importancia de conmemorar 40 años ininterrumpidos de democracia. El gobierno del Frente Amplio decidió darle centralidad a este hecho. La consigna del 1° de marzo fue: “40 años de democracia y libertad”. El tema fue central en toda la comunicación y también en el discurso de Orsi en el Parlamento. Está muy bien que así haya sido.
La democracia y la libertad no cayeron del cielo, no nos las regaló nadie, fueron y son una conquista de la lucha popular. Orsi, con una mirada amplia y acertada, reivindicó el papel de todos los partidos políticos, está muy bien. También polemizó con la concepción de democracia y de libertad hegemónica que se instrumentaliza desde el poder.
“La democracia no es un punto de llegada, sino un camino que se construye día a día, un proceso colectivo que se mide en años, sí, pero también se mide en su capacidad de garantizar mejores derechos, de generar mayor igualdad, de propiciar una mejor convivencia”, dijo Orsi.
“Sobrevuela un concepto de libertad ultra individualista que predica el predominio del más fuerte. Nunca será esta nuestra noción de libertad. La libertad individual en la que creemos es en clave de convivencia e igualdad de oportunidades en los aspectos esenciales de la vida. ¿Cuánta libertad puede ejercer o gozar un compatriota que tiene que peregrinar semanas por un centro de salud para conseguir sus medicamentos? ¿Cuán libre es quien padece serios problemas de vivienda o de trabajo? ¿Cuánto, las mujeres que se sienten violentadas en la calle o puertas adentro de su hogar? ¿Qué libertad individual plena puede ejercerse en medio de la desigualdad colectiva?”, agregó luego.
Y, además, expresó el compromiso explícito con la lucha por verdad y justicia, condenando a la dictadura a la que calificó como “la crueldad humana como método de gobierno y por el saqueo económico como parte central de ese proyecto político”. Ese planteo en el discurso se complementó con el gesto de Orsi y Cosse de detenerse, bajarse del auto e ir a saludar a Madres y Familiares de Desaparecidos durante el recorrido por Avenida del Libertador.
El gobierno del FA y su compromiso
La asunción del gobierno nacional del Frente Amplio, el cuarto gobierno de izquierda de la historia, estuvo fuertemente marcada por esa referencia.
En su discurso en el Parlamento, Orsi, planteó el combate a la pobreza y en particular a la pobreza infantil, como una prioridad. Dijo que los niños no son pobres por generación espontánea, si no porque viven en hogares pobres, porque sus familias son pobres. Comprometió la lucha frontal contra el crimen organizado, el narcotráfico y el lavado de activos.
Reivindicó la centralidad del Programa como compromiso con nuestro pueblo e hizo una definición de uno de los objetivos centrales del gobierno del Frente Amplio: “El país necesita recuperar una senda de crecimiento que genere, a partir del desarrollo más intensivo del conocimiento y de la inversión, no sólo mayor cantidad, sino también, calidad de trabajo; que permita un piso de dignidad salarial y, con ello, una mejor distribución del ingreso”.
Y en una frase, resumió, el corazón de la acción del gobierno del Frente Amplio: “La certeza de que las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora”.
La asunción del gobierno del Frente Amplio fue un acontecimiento para nuestro país, pero también tuvo una enorme repercusión internacional.
Asistieron 15 jefes de estado, es el número más grande de la historia reciente de nuestro país, el mayor número que se había concretado anteriormente era de 9. Pero, además, vinieron decenas de delegaciones de alto nivel de gobiernos de todos los continentes. Lo mismo ocurrió con organismos regionales e internacionales.
Las reuniones de Orsi con el presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier y la reivindicación de la importancia del acuerdo Mercosur-Unión Europea; con el ministro de Agricultura y Asuntos Rurales de la República Popular China, Han Jun; con las autoridades de la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe; con los presidentes de Armenia, Vahagn Khachaturyan; Guatemala, Bernardo Arévalo; Paraguay, Santiago Peña y Colombia, Gustavo Petro, así lo muestran. En el mismo sentido se inscribe lo ocurrido el día antes de asumir, la muy simbólica reunión, con foto colectiva incluida, con los presidentes de Brasil, Lula Da Silva; Colombia, Gustavo Petro y Chile, Gabriel Boric.
La asunción del gobierno del Frente Amplio colocó a Uruguay en el mundo con mucha fuerza.
Eso marca diferencias muy importantes con el gobierno de derecha saliente.
El pueblo como protagonista
Pero quizás lo más relevante de la jornada que se vivió el 1° de Marzo fue el multitudinario, emocionado y comprometido protagonismo popular.
Miles de personas, con miles de banderas, tomaron las calles de Montevideo, acompañaron el trayecto de Orsi y Cosse por Avenida del Libertador y 18 de Julio y rodearon la Plaza Independencia.
Hubo mucha emoción, alegría y euforia desatada. Miles saludaron, se sacaron fotos, cantaron, bailaron, festejaron su esperanza. Los miles movilizados y movilizadas siguieron con mucha atención todo el desarrollo de la ceremonia de asunción y participaron activamente de ella, fueron protagonistas.
El “Olele, olala, si este no es el pueblo, el pueblo donde está” fue el santo y seña del recorrido por Avenida del Libertador.
El conmovedor “El pueblo unido jamás será vencido”, coreado, gritado, por miles de gargantas, antes de que empezará la ceremonia, fue una señal inequívoca de que festejaban así esa victoria, porque se sentían, y vaya si lo son, protagonistas de ella.
El “Nunca más, nunca más”, que se extendió como una ola ante la mención a la recuperación democrática y la dictadura, fue otra muestra clara.
Los aplausos a cada una y cada uno de los ministros cuando firmaron sus nombramientos.
Y, por supuesto, la explosión de alegría cuando Orsi, con la banda presidencial, y Cosse saludaron desde el balcón. Un mar de banderas los recibió.
Fueron miles que protagonizaron su fiesta, mostraron su alegría y su compromiso. Vinieron de todos los barrios de Montevideo, muy especialmente de los populares, de varios departamentos, llegaron ómnibus de Maldonado, de Colonia, de San José, de Canelones, de Rocha. Hubo una masiva presencia juvenil. Conmovía verlas y verlos, con los ojos brillantes, la sonrisa a pleno, agitando sus banderas, gritando su esperanza a todo pulmón.
Es muy, pero muy valioso que el gobierno del Frente Amplio haya asumido rodeado de ese respaldo popular en la calle.
Lo es porque el pueblo organizado, en sus herramientas políticas y sociales, fue el protagonista principal de la resistencia a la dictadura fascista y de la recuperación democrática. Lo fue del largo proceso de acumulación de fuerzas que culminó en la conquista del gobierno nacional por el Frente Amplio. Lo fue de estos cinco años de enfrentar el modelo de la desigualdad de la derecha y de la campaña electoral que culminó con una nueva victoria popular. Y lo es, claramente, de la nueva etapa que se abre con el gobierno del Frente Amplio.
La transformación social, el avance de la perspectiva transformadora, necesita, incluye, el protagonismo popular organizado.
Hay que mantener esa esperanza enarbolada y asumirla con mucha responsabilidad; porque lo que dijo Yamandú Orsi, referenciando a Artigas, es cierto: “Las causas de nuestro pueblo no admiten la menor demora”.