Miles rindieron homenaje en la despedida a Luis Arigón en la Universidad de la República.
Victoria Alfaro
El día despertó soleado y así se enmarcó la despedida de Luis Eduardo Arigón Castel el miércoles pasado cuyos restos vieron la luz el 30 de julio pasado en el Batallón 14 de Toledo. Allí lo tuvieron enterrado 47 años e intentaron que fuera olvidado en la oscuridad de la fría tierra lejos, muy lejos de sus seres queridos. Allí estuvo aislado de todos y todas pero cerca del corazón de su pueblo que año tras año reclamó y reclama Verdad, Memoria y Justicia. Y es así con esa tenacidad de quien sabe que tiene la razón de su lado, que sus huesos fueron encontrados por los antropólogos que trinchera tras trinchera han ido excavando rectángulo por rectángulo y llegando a la trinchera número 892 encontraron a Luis pero ya hace un año habían hallado a Amelia Sanjurjo y unos años antes antes a Julio Castro y Eduardo Blanco, solo separados por unos cuantos metros y tapados de losa, cal y tierra en el mismo cementerio clandestino.
El velatorio que comenzó a las 9.00 horas y finalizó a las 13.00 horas estuvo signado por la emoción, las personas ingresaron de forma constante al hall de la Universidad de la República con rosas rojas, con retratos de Arigón, banderas y otros recuerdos en su homenaje que depositaban cerca o sobre el féretro. Allí, mientras tanto, a los costados una guardia de honor permanecía en silencio junto a la familia rodeados de mucho respeto y amor.
Afuera el Partido Comunista de Uruguay (PCU) le rindió su homenaje con una guardia de honor encabezadas por las banderas de Uruguay, el Frente Amplio y el PCU dónde pasaron cientos de militantes de así en silencio y con rostros emocionados le brindaron su homenaje a un militante que fue torturado, asesinado y enterrado en una fosa clandestina por luchar por un mundo mejor y en contra de la tiranía de una dictadura que asoló esta patria oriental. Un militante sindical y comunista que arriesgo todo por un futuro donde el pensar distinto no fuera castigado con la muerte.
Aún hoy no hablan, aún hoy no dicen dónde están, quedan cientos de desaparecidos y desaparecidas por encontrar y como dijo Madres y Familiares en su proclama leída por Laura Boiani : “Por todos aquellos y aquellas que aún nos faltan, es que hoy reafirmamos nuestro compromiso inclaudicable de que seguiremos siempre buscando y exigiendo respuestas”.
Proclama Familiares:
“Montevideo 2 de octubre, 2024
Estimadas compañeras y compañeros,
Nos encontramos hoy aquí para despedir a Luis Eduardo Arigón Castel, una vez más en la casa de estudios del pueblo, que vuelve a hacerse presente para abrazar y acompañar a Luis Eduardo y a toda su familia.
En este homenaje, la Asociación de Madres y Familiares de uruguayos detenidos desaparecidos, quiere extender un abrazo sentido a su familia, que tanto ha caminado junto a nosotros en estos largos años de lucha; a sus hijas, Sabina y Estrella, y a nuestra querida Sara, luchadora infaltable, una de las fundadoras de nuestra Asociación, que tanto aportó en este camino de búsqueda y exigencia, siempre golpeando puertas, preguntando y exigiendo por Luis Eduardo, su compañero, y por todos nuestros detenidos desaparecidos.
Este paso que hoy se da en el camino de la verdad, es también fruto de aquellas que como Sara trabajaron tanto por esta causa, no dejando nunca a nadie rendirse, a pesar del cansancio y de las mentiras que por tantos años recibió.
Hoy, podemos decir que esa lucha dio resultado y hemos dado un paso más hacia la verdad. Luis Eduardo Arigón Castel tenía 51 años al momento de su secuestro el 14 de junio de 1977, en un operativo enmarcado en la “Operación Morgan”. Fue llevado al centro clandestino de detención La Tablada, donde se lo interrogó y torturó hasta su muerte. Allí también lo desaparecieron. Su cuerpo fue enterrado de forma cobarde, cruel y clandestina, hasta el pasado 30 de julio cuando, gracias al trabajo inagotable del grupo de antropólogos, fue encontrado.
Sus restos óseos fueron hallados en la trinchera N° 892 del Batallón N°14 de Infantería Paracaidista en Toledo; la fosa clandestina demostró desde el primer momento la saña con la que actuaron quienes lo mantuvieron secuestrado durante 47 años. El pasado 24 de setiembre, finalmente pudimos darle un nombre a aquel nuevo hallazgo y decir que Luis Eduardo Arigón volvía a su casa, a su familia y a su pueblo.
Su cuerpo, secuestrado durante 47 años, denuncia la peor cara del Terrorismo de Estado, aquella que se ensañó con quienes, como Luis Eduardo, se atrevieron a pensar distinto, a soñar con un mundo más justo y solidario.
Hoy, 47 años más tarde, recuperamos nuevamente un trocito de verdad. Hoy, recuperamos a Luis Eduardo Arigón: hombre de su pueblo, militante de todas las horas, trabajador incansable, de convicciones tan fuertes como su carácter revolucionario.
A aquel hombre de utopías y sueños de igualdad, hoy lo traemos de vuelta a su casa, a su familia y a su pueblo, para que lo abracen y recuerden siempre.
Luis Eduardo fue un militante del Partido Comunista y dirigente sindical de FUECI y seguramente por ello los criminales se ensañaron con él. Pero no fue sólo un militante. Luis Eduardo fue compañero y padre. Fue aquel hincha de Liverpool, apasionado del fútbol, que disfrutaba de un buen asado, de tocar el violín y la guitarra. Aquel, que amaba leer y escribir poesías.
Luis Eduardo fue parte de una camada de hombres y mujeres comunes pero extremadamente valientes; de aquellos, que incluso en los peores momentos, se entregaron a su pueblo para sembrar sueños de igualdad.
Es a ese hombre, al compañero, padre y militante, al que hoy recordamos y homenajeamos. Luis Eduardo Arigón se suma a la lista de familiares hallados en territorio uruguayo: vuelve junto a Roberto Gomensoro (de quien sólo se pudo recuperar su cráneo), Ubagésner Cháves Sosa, Fernando Miranda, Julio Castro, Ricardo Blanco, Eduardo Bleier y Amelia Sanjurjo.
Por todos aquellos y aquellas que aún nos faltan, es que hoy reafirmamos nuestro compromiso inclaudicable de que seguiremos siempre buscando y exigiendo respuestas.
Que este homenaje nos sirva una vez más para reafirmar el compromiso con la búsqueda, con la Memoria, la Verdad y la Justicia, para seguir el camino que nuestras viejas, como Sara, nos supieron marcar.
Por él, y todos y todas a quienes seguimos y seguiremos buscando, es que reafirmamos nuestro compromiso con el Nunca Más.
Luis Eduardo Arigón Castel, hoy vuelve a su casa, a su familia y a su pueblo.
Luis Eduardo Arigón ¡presente!
Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos”
Una causa país
Se hicieron presentes en el velatorio el secretario general del PCU, Juan Castillo, el senador de la 1001, Oscar Andrade, la diputada de la 1001, Ana Olivera, la secretaria de Derechos Humanos del PCU e integrante de Familiares, Graciela Montes de Oca, el secretario de Organización del PCU, Guillermo Rehermann, entre otros y otras integrantes de la dirección del PCU. Así como una nutrida delegación de jóvenes comunistas de la UJC.
También pasaron el presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, el rector de la Universidad de la República, Rodrigo Arim, varios dirigentes del FA, del PIT-CNT, de Madres y Familiares, de Crysol, de la FEUU, de FUCVAM, así como los intendentes de Montevideo, Mauricio Zunino y de Canelones, Marcelo Metediera, diputados y diputadas del FA, ediles y edilas de la capital, entre otros y otras.
Andrade fue consultado en el lugar por la prensa y destacó que Arigón «en cada uno de los años estuvo militando de manera organizada, de manera clandestina, poniéndose en riesgo su vida, la de su familia, a los efectos de no parar de denunciar el terrorismo de Estado en Uruguay». Andrade expresó que estas acciones fueron fundamentales en la resistencia contra el régimen dictatorial y en la construcción de la memoria histórica.
El senador también hizo referencia a la huelga organizada por el Sindicato Único Nacional de la Construcción y Anexos (Sunca) en 1974, destacando que «muchas de las cosas que uno puede ver en su recibo de sueldo como conquistas tienen que ver con compañeros y compañeras que derivaron en esa capacidad enorme de ética de poner la piel en el momento más dramático». Andrade subrayó la importancia de reconocer estas historias y cómo la resistencia en distintas formas fue crucial para la recuperación de la democracia en Uruguay.
Además criticó la falta de apoyo del sistema político en la lucha contra la impunidad, señalando que «nos mintieron durante la dictadura, después de la dictadura, en la Comisión para la Paz». Además, calificó de «triste» el reciente periodo del Parlamento por «amparar en los fueros a un senador que estaba investigado por la justicia por ocultar información sobre crímenes de lesa humanidad». Andrade enfatizó la necesidad de asumir responsabilidades y luchar contra la impunidad, haciendo un llamado a que la confrontación con esta problemática sea «una causa país».
Andrade también reclamó un mayor compromiso en la búsqueda de los detenidos desaparecidos y en la investigación de los crímenes de lesa humanidad. Consideró que «tiene que ser la medida uno de un futuro gobierno del Frente Amplio», y que tanto la búsqueda como la investigación no deben enfrentar dificultades operativas ni restricciones de recursos.
«Si hay un lugar donde no puede haber ahorro, no es admisible éticamente que haya ahorro, es en la búsqueda de los detenidos desaparecidos y en la investigación de crímenes que son contra la humanidad», afirmó.
La crueldad de los cobardes
Por su parte, Castillo, dijo a la prensa que este miércoles fue de “esos días donde la contradicción aflora en toda su expresión, porque al tiempo que uno se va alegrando de la aparición de los restos de los desaparecidos, nos enteramos de la crueldad con que se ensañaban los cobardes. Esto es otra forma de expresión de cobardes que sometían a nuestros hombres y a nuestras mujeres, a los militantes sociales y políticos, a todo tipo de torturas y vejámenes”.
El dirigente del PCU agregó que faltan “acciones y hechos concretos” para la búsqueda de verdad y justicia: “No puede ser que se nos remuevan todas las emociones en momentos como estos y después nos olvidemos”, concluyó.
A las 13.00 horas el ataúd fue sacado en andas entre el aplauso constante de miles y allí mismo, en ese instante se alzó una voz emocionada con la canción “Otra voz canta”, con la maravillosa letra de Circe Maia, a la que se sumaron las voces de todos y todas:
Por detrás de mi voz
– escucha, escucha –
Otra voz canta.
Viene de atrás, de lejos;
Viene de sepultadas
Bocas, y canta.
Dicen que no están muertos
– escúchalos, escucha –
Mientras se alza la voz
Que los recuerda y canta.
Escucha, escucha;
Otra voz canta.
Dicen que ahora viven
En tu mirada.
Sostenlos con tus ojos,
Con tus palabras;
Sostenlos con tu vida
Que no se pierdan,
Que no se caigan.
Escucha, escucha;
Otra voz canta.
No son sólo memoria,
Son vida abierta,
Continua y ancha;
Son camino que empieza.
Cantan conmigo,
Conmigo cantan.
Dicen que no están muertos;
Escúchalos, escucha,
Mientras se alza la voz
Que los recuerda y canta.
Cantan conmigo,
Conmigo cantan.
No son sólo memoria,
Son vida abierta,
Son camino que empieza
Y que nos llama.
Cantan conmigo,
Conmigo cantan.