Banderas rojas en las calles de Colombo

Elecciones presidenciales en Sri Lanka le dieron la victoria a un candidato comunista.

Juan Canessa

El 21 de setiembre, Anura Kumara Dissanayake de 55 años, candidato del Frente de Liberación del pueblo, al frente de alianza de izquierda Poder del Pueblo de la Nación, ganó las elecciones presidenciales en Sri Lanka, con casi 6 millones de votos.

Sri Lanka (hasta 1991: Ceilán), es un país insular de casi 23 millones de habitantes en un territorio algo mayor a un tercio de tamaño del Uruguay.  Conquistó la independencia del Reino Unido en 1948. El nombre oficial es República Socialista Democrática de Sri Lanka.

Este fin de semana, miles de manifestantes con banderas rojas con la hoz y el martillo y retratos de Marx, Engels y Lenin salieron a las calles de Colombo y ciudades y pueblos de este país mayoritariamente rural, a celebrar la victoria del candidato de izquierda.

El Frente de Liberación del Pueblo, es un partido que se define marxista leninista, antiimperialista y nacionalista popular, fue fundado en el marco de grandes debates sobre el posicionamiento de la izquierda ante la crisis económica y social que vivía el país a finales de la década de 1960, por militantes opuestos a las definiciones del XX congreso del PCUS.

Levó adelante la lucha armada en dos períodos: desde 1971 a 1974 en respuesta al encarcelamiento de cientos de sus militantes por el gobierno de entonces, con el objetivo de alcanzar el poder para instaurar el socialismo. Y luego, entre 1987 y 1989 en reacción al ingreso de fuerzas militares de la India al país. 

Durante los años 80 en el marco del enfrentamiento entre las fuerzas militares estatales y la guerrilla de los Tigres del Elam, que pretendían la independencia de una parte del territorio de mayoría étnica Tamil, causó incontables víctimas. La represión estatal sobre el conjunto de la población Tamil provocó la huida de cientos de miles de refugiados hacia la India. Intentando hacer equilibrio entre el alineamiento con EE.UU y los reclamos de su vecino y principal socio económico (India), en 1987 el gobierno de Sri Lanka acordó el ingreso de tropas de la India para mantener la paz.

El FPP, que sostuvo una posición radicalmente contraria a las demandas de los tamiles y la división del país, consideró esos acuerdos como una renuncia a la soberanía y en respuesta pasó a la lucha armada. 

La guerra sucia por parte del Estado contra el FPP costó la vida de entre 30.000 y 60.000 militantes y simpatizantes. Solo uno de los integrantes de la dirección partidaria sobrevivió, el resto fueron asesinados.

En 1994 el FPP volvió a la vida legal y desde entonces participa en las elecciones presidenciales, parlamentarias y locales.

En las últimas elecciones parlamentarias (2020) los resultados habían sido los más bajos desde el `94, sin embargo Sri Lanka cayó en una crisis de enormes dimensiones, el modelo de desarrollo basado en la aplicación de recetas neoliberales llegó al límite y el país se desplomó. 

Entre 2021 y 2022 el PBI cayó casi 15%, la inflación y la desocupación se dispararon y millones de personas cayeron en la pobreza y la indigencia.

El gobierno fue incapaz de resolver la situación y superar la crisis. 

Cientos de miles salieron a las calles a manifestarse, el gobierno intentó responder reprimiendo, pero fue superada por la multitud y las fuerzas policiales evitaron enfrentar al pueblo y reprimir de manera indiscriminada.

La protesta popular rodeó el palacio de gobierno y el Parlamento, finalmente el Presidente renunció y se fue del país. 

El Parlamento (con la oposición del FPP), designó como Presidente interino a un ex ministro, con perfil técnico y se realizaron ciertas concesiones a los reclamos populares. 

Sin embargo, el nuevo gobierno mantuvo la línea de sus antecesores y acordó con el FMI un programa basado en, la contención del gasto, la reducción del déficit fiscal y la inflación, a cambio de un préstamo para pagar las obligaciones de deuda con el capital privado.

Dissanayake y el FPP que jugaron un papel muy importante durante las manifestaciones populares de 2021-22, oponiéndose radicalmente al acuerdo con el FMI y a la continuidad de la política económica y social por parte del nuevo gobierno.         

Finalmente, el sábado pasado Dissanayake ganó las elecciones y el lunes 23 asumió la presidencia, con un programa basado en poner fin a la política de austeridad, mejorar la distribución, ampliar las relaciones económicas y diplomáticas, combatir la corrupción y promover la unidad de la nación.

En un mensaje a la militancia, agradeció el apoyo y recordó el sacrificio de miles de militantes a lo largo de la historia y convocó a construir una nueva historia del país, por encima de los orígenes étnicos y religiosos

En el discurso a la nación, al asumir la Presidencia, destacó el compromiso con la honestidad, la necesidad de reconstruir el vínculo de la ciudadanía con la política y resaltó que la salida de la crisis es una tarea colectiva y comprometiendo todos sus esfuerzos para ello, destacó que siendo consciente de que una parte de la población no lo votó, está seguro de que con ese compromiso y esfuerzo será capaz de conquistar su confianza y apoyo.   

Entre sus primeras medidas, disolvió el parlamento y convocó elecciones para el 14 de noviembre y nombró a la ex diputada del FPP, Harini Amarasuriya, como primera ministra de su gobierno. 

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