El socialdemócrata Bernardo Arévalo asume hoy domingo la presidencia de Guatemala tras sortear meses de maniobras judiciales que buscaron invalidar la victoria electoral que logró con su promesa de combatir, con rigor, a los corruptos que controlan el país.
Bernardo Arévalo, presidente electo de Guatemala, tomará posesión del cargo este 14 de enero de 2024.
Bernardo Arévalo, presidente electo de Guatemala, tomará posesión del cargo este 14 de enero de 2024. (Foto Prensa Libre: Byron Baiza)
A pocas horas de su investidura, Arévalo, hijo del primer presidente democrático de Guatemala, prometió que su gobierno trabajará para cerrar “una época tenebrosa” de “cooptación corrupta del sistema político”.
El sociólogo, exdiplomático y filósofo de 65 años, prestará juramento para un mandato de cuatro años, en sesión solemne del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias, en la Gran Sala Efraín Recinos, resguardado por policías y militares.
Inesperadamente, Arévalo pasó en junio a la segunda ronda presidencial y venció a Sandra Torres con un 60% de los votos por su mensaje anticorrupción.
Desde entonces, Arévalo y su partido Movimiento Semilla fueron blanco de una ofensiva judicial que denunció como un “golpe de Estado”, detrás del que estaría la élite política y económica que por décadas ha regido los destinos del país centroamericano.
El Ministerio Público intentó retirarle la inmunidad de presidente electo, desarticular su partido progresista y anular los comicios, argumentando que hubo anomalías electorales.
La embestida judicial, basada en casos “espurios” según Arévalo, fue condenada por la ONU, la OEA, la Unión Europea y Estados Unidos, que sancionó a cientos de fiscales, jueces y diputados por “corrupción” y por “socavar la democracia”.
Como muestra del respaldo, al traspaso de mando asisten el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, delegados de Washington, el rey de España, Felipe VI, y, entre otros, los presidentes Gabriel Boric (Chile) y Gustavo Petro (Colombia).
Arévalo sustituirá al derechista Alejandro Giammattei, quien ha sido vinculado con un llamado “pacto de corruptos” y durante cuyo gobierno se exiliaron decenas de fiscales, jueces y periodistas que denunciaron actos de corrupción.
Al amanecer del domingo, indígenas guatemaltecos quemaron velas e incienso en una ceremonia maya frente a la Fiscalía para cerrar 105 días de protestas en apoyo a Arévalo. Otros hicieron vigilia en la plaza central y está prevista una marcha en la jornada.
¿Podrá gobernar?
El futuro presidente de Guatemala reconoce que afrontará enormes desafíos pues las “élites político-criminales, al menos durante un tiempo, seguirán enquistadas” en poderes del Estado.
Arévalo le pedirá esta semana la renuncia a la fiscal general Consuelo Porras, a la cabeza de la ofensiva judicial, pero analistas no descartan que la Fiscalía continúe la persecución y solicite al Congreso retirarle la inmunidad de presidente.
Con 23 escaños de Semilla, Arévalo lidiará con un Congreso donde más de un centenar de los 160 diputados son de partidos tradicionales que podrían hacer mucho más que solo frenar su agenda de “cambio”.
“Estará bajo acoso permanente. Su mayor desafío es responder al deseo de la gente: no ser gobernada por el pacto de mafiosos. Tiene que desarticularlo para poder gobernar”, dijo a la AFP el analista Manfredo Marroquín.
En la plaza capitalina frente al Palacio Nacional, desde cuyo balcón el nuevo presidente saludará el domingo, Pedro Bernal, agricultor indígena de 45 años, comentó que “los corruptos no han querido soltar el poder porque no quieren que los fiscalicen ni ir a la cárcel”.
Fuente Prensa Libre