En España, al igual que en otros países de Europa, la inflación ha hundido los salarios reales de los trabajadores “a mínimos desconocidos desde la crisis del petróleo de los años 70”.
De acuerdo al medio de prensa El Diario, el precio del pan común subió en un año “de unos 35 céntimos a 40”.
El aumento representa cerca de un 15%, de acuerdo al cálculo de setiembre respecto “al mismo mes del año anterior” según el estudio realizado por Eurostat, la oficina estadística de la Unión Europea.
El encarecimiento de este producto básico, añade el medio de prensa “ilustra perfectamente los efectos de la inflación sobre el poder adquisitivo de la clase trabajadora, sobre todo para los sectores más pobres, a quienes más afecta el incremento interanual del 14’4% de los alimentos”.
Además de “la subida de los precios de productos y servicios básicos más elementales”, a la negativa situación se le agrega los efectos que produce en el “poder adquisitivo de la clase trabajadora”, los aumentos vistos en “los tipos de interés” a instancias de “las subidas de tipos del Banco Central Europeo”, así como los cambios en los precios de la vivienda.
En declaraciones al medio de prensa español, el economista jefe para Europa de Oxford Economics calculó “que los salarios reales (descontando la inflación a la remuneración media de los trabajadores) pactados en los convenios colectivos están sufriendo la mayor caída de los últimos 40 años, casi un 8%”.
Del mismo modo se prevé “que al cierre de 2022 los acuerdos rondarán el 3% de aumento, mientras que, en el 2023, se situarán en torno al 4,5%, muy por debajo de la inflación”.
De acuerdo a los datos de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), “en el primer semestre de 2022, se observó una contracción de los sueldos reales próxima al 6%, superando el hundimiento del cuarto trimestre de 2012 en el que fue el peor momento de la crisis financiera que siguió al estallido de la burbuja inmobiliaria de 2008”.