Para el Partido Comunista de Chile fue “un duro golpe”.
La derrota del Apruebo el pasado domingo, fue un duro revés para el pueblo chileno, para los colectivos movilizados, y, en particular, para los jóvenes que, entre otras cosas, no pueden ver plasmado su deseo de una educación pública y gratuita desde la primaria a la Universidad.
También es una derrota política para el gobierno encabezado por Gabriel Boric.
El resultado del domingo, implica un triunfo político de las clases sociales más favorecidas del pinochetismo y del modelo neoliberal, que instrumentaron los Chicago Boys de Milton Friedman en América Latina. El modelo del estado mínimo y la esfera privada como solución a todos los problemas sociales. De la vida como mercancía.
Tras una histórica participación de 13 millones de personas -el voto era obligatorio en el referéndum del domingo-, el 62% de los electores se opuso al cambio constitucional, contra el 38% que votó por el «apruebo».
La diferencia fue contundente (más de 20 puntos) y no tiene una explicación unifactorial, o monocausal, tiene más de un elemento de análisis que permite explicarla. En lo sustantivo, lo que no debe ocurrir es soslayar esos elementos y establecer claramente las prioridades o cuales aspectos incidieron más que otros en el resultado. Eso obliga a un análisis riguroso, pensando en que esta es una lucha que no concluye con esta derrota. Y, por cierto, es un balance que no nos corresponde a nosotros sino al pueblo chileno realizarlo.
La expectativa de establecer en Chile una nueva Constitución que reemplace el texto de la dictadura, pasa ahora al plano político partidario, donde el gobierno de Gabriel Boric es mano. Los tecnócratas de derecha están envalentonados y no será una tarea sencilla.
Boric en un mensaje a la nación el mismo domingo tras conocerse el resultado dijo que “el mensaje” había sido claro y debía asumirse y señaló que se iniciaba “un nuevo proceso” para construir un texto que cambie la Constitución heredada de Pinochet, porque el mandato de cambiarla, decidido por toda la ciudadanía, “sigue vigente”.
Este martes, en un anunciado movimiento, el presidente Boric hizo seis cambios en el gabinete en un mensaje hacia el centro del sistema político, donde la ex presidenta Michele Bachelet tendrá un rol clave. Michelle Bachelet estableció “para muchos, ha sido un resultado que tenemos que leer con cuidado” pensando en lo que viene. Porque, “hay demandas sentidas de la población que se buscó resolver a través de una nueva Constitución que aún están y que hay que trabajar para mejorarlas”.
Entre los principales nombramientos anunciados por Boric estuvo el de Carolina Tohá, del Partido por la Democracia, que ocupará la cartera de Interior, y el de Ana Lya Uriarte, del Partido Socialista, que se encargará del Ministerio Secretaría General de la Presidencia. Tohá fue alcaldesa de Santiago entre 2012 y 2016, y ministra del gobierno de Bachelet entre 2009 y 2012. Uriarte, por su parte, fue jefa de gabinete de Bachelet durante su segundo mandato.
Los seis cambios fueron Carolina Tohá (Interior y Seguridad Pública), Ana Lya Uriarte (Secretaría General de la Presidencia), Giorgio Jackson (Desarrollo Social y Familia), Ximena Aguilera (Salud), Diego Pardo (Energía) y Silvia Díaz (Ciencias y Tecnología).
Jackson, compañero de militancia estudiantil de Boric, sigue en el gabinete, pero deja la estratégica responsabilidad de la Secretaria General de la Presidencia.
El comunista Nicolás Cataldo iba a ocupar la subsecretaria de Interior, pero fue vetado por sectores de derecha. Para el Partido Comunista de Chile (PCCh) “el presidente no tuvo ninguna intención de excluir al Partido Comunista de ningún cargo, incluido el Ministerio del Interior. Es parte del anticomunismo de los sectores dominantes de la sociedad chilena que juegan sus fichas”.
La opinión del Partido Comunista de Chile
El presidente del PCCh, Guillermo Teillier, declaró que para el Partido Comunista fue “un duro golpe”. La “evaluación empieza ahora a la luz de los resultados, antes era difícil hacerlo, pero lo vamos a hacer. De manera interna lo vamos a hacer todos los partidos, no lo haremos por la prensa, en algún momento diremos algo a través de los medios de comunicación porque no se trata de secretos o cosas ocultas, pero no queremos dar una discusión por los medios, primero cara a cara en nuestros partidos y entre nuestros partidos”, indicó.
Carlos Insunza, integrante del departamento de Relaciones Internacionales del PCCh y dirigente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en diálogo con EL POPULAR manifestó que el resultado es un duro golpe. “El resultado eleva el espacio a la ampliación de la extrema derecha, del fascismo y sus expresiones más violentas. Ahora cada medida que se impulse, que haya estado en el texto constitucional fallido, será rechazada con ese argumento”.
“La Reforma Tributaria será la primera víctima, pero sobre todo la agenda laboral, la de disidencias, la de mujeres, la previsional, serán sometidas al acoso mediático y a la confrontación y rechazo en el Congreso”, agregó.
“El proceso necesita ser más complejo, no basta con lo que ya hicimos. No lo digo con desesperanza. Creo que hay muchos factores que leer positivamente y en proyección.
El problema de educación y de consciencia, y el rol de los medios y la manipulación de información, son centrales”, dijo.
“Es indispensable aterrizar el análisis de forma cruda, y profundizar en los factores que nos llevaron a la derrota. Sin organización, sin consciencia, sin educación, no hay transformación viable, pero como decía Lenin, es mucho más difícil aprender de las victorias que de las derrotas”, sostuvo.
Rony Corbo