Paola Beltrán
“Tiroteo en Nuevo París: murió un hombre de 37 años y quedó grave un joven de 28”. “Una ambulancia fue baleada en Cerrito de la Victoria tras quedar en medio de un tiroteo”. “Rapiña, choque, persecución y tiroteo en Cerrito de la Victoria: una bala impactó en la fachada de un colegio”. “Tiroteo en el barrio Marconi: un hombre de 54 años murió tras recibir un disparo en la nuca”. “Enfrentamiento en Villa Española con tiroteo entre «Los Suárez» y «Los Albín» por el control del barrio”. “Entre los tiros, las amenazas y el silencio: así viven los vecinos en Villa Española, un barrio amedrentado por bandas familiares”. “Violencia en el Marconi: hallaron a joven de 21 años muerto de disparos en la cabeza dentro de un auto”. “La banda de «Arce» contra la de «El Bebito», la historia detrás de la violencia en el Marconi que ya generó 11 muertes en 13 meses”. Estos son solo una pequeña muestra en titulares de la prensa sobre hechos de violencia ocurridos entre agosto y octubre de este año. Tiroteos con armas de grueso calibre, disputas territoriales vinculadas al negocio del narcotráfico, ejecuciones; son parte de la cotidianeidad tenebrosa al que están expuestos miles de hombres, mujeres, niños y niñas.
El Colectivo “La Vida Vale” surge luego del asesinato de Micaela y Gabriel en una balacera en el barrio Marconi el 5 de agosto de 2022. A partir de ahí quedó integrado por vecinas, vecinos y organizaciones sociales de diversos barrios. La comunidad transformó la rabia en organización vecinal y desde allí pudieron pensar el por qué, así como también propuestas y, sobre todo, identificar quiénes deberían actuar para resolver una escalada de violencia que comienza a tornarse peligrosamente fuera de control.
El jueves 5 de octubre este colectivo junto a organizaciones sociales del Municipio D y del Oeste de Montevideo marcharon por 18 de julio bajo la consigna “Contra las violencias en los barrios, por la convivencia y una vida digna”.
EL POPULAR en Radio entrevistó a Félix Gonzales, uno de los voceros del Colectivo quién explicó la situación que viven cotidianamente.
Las balaceras
“En la periferia y más concretamente en el Marconi, pero pasa en otros barrios, no hay un día que no se escuchen balaceras, y no hablamos de balaceras donde pasa uno con un revolvercito de morondanga tirando. No, son armas de alto calibre que te agujerean paredes y cuando tiran o se pelean entre ellos no discriminan para donde tiran y por lo tanto ahí muere gente inocente que no tiene nada que ver y de repente puede morir alguna gente que ellos persiguen, pero, en definitiva, son ciudadanos uruguayos”, explicó.
El vocero aclaró que si bien muchas muertes son catalogadas como enfrentamientos entre bandas “son seres humanos que mueren y debemos preocuparnos también por eso, aparte porque los conocemos a todos”. Sobre la vida cotidiana, manifestó que “la gente tiene miedo, hay una determinada hora que la gente ya no sale de la casa, se encierra, hay familias que han construido dentro de su casa un lugar tipo bunker que en la tarde se encierra ahí y se queda ahí porque saben que una bala atraviesa paredes. No todos lo pueden hacer, pero hay gente que lo puede hacer que se encierra en un lugar determinado de su casa para estar más protegido”. También denunció que “se ha vuelto a sacar familias de sus casas y ser ocupadas para quedarse con la vivienda, incluso destruirlas, eso está sucediendo de nuevo”.
La carta al Presidente
Al finalizar la marcha la organización entregó otra carta al Presidente de la República, recibida por la secretaria del secretario de Presidencia Álvaro Delgado – la primera fue entregada en la primera movilización, el año pasado – donde relatan el estado de situación, qué acciones han llevado adelante desde la comunidad organizada del barrio y realizan una serie de propuestas.
Sobre la respuesta a la primera carta Félix relató que “no hubo ninguna respuesta, nos dijeron que se iban a contactar con nosotros, nunca lo hicieron. El Ministerio del Interior (MI) ha ido a los barrios a hablar o a presentar alguna propuesta, pero son insuficientes en cuanto a lo que pretende y lo que propone, porque no es la resolución o lo que la situación requiere. Más bien plantean una situación de participación policial y no como nosotros pedimos, una Mesa social y comunitaria donde intervengan todos los Ministerios que deberían tener presencia en la zona y no lo tienen y que son los que tienen que resolver algunas cosas que suceden ahí”, puntualizó.
En esta segunda misiva, el Colectivo expresó la “preocupación ante el desamparo que vivenciamos cotidianamente en términos de seguridad ciudadana, convivencia y recursos (proyectos y programas) de apoyo y atención a necesidades de nuestra comunidad, responsabilidad ésta de quien debería ser el garante de los Derechos Humanos: el Estado”.
Aclaran que “esta situación no es nueva, esta preocupación no es nueva. Sin embargo, en el último año se ha visto agravada en términos reales, con efectos en nuestra vida cotidiana. Nuestros barrios vivencian todos los días hechos de violencia extrema como asesinatos y heridas/os, fundamentalmente por la presencia del crimen organizado, presuntamente vinculado al narcotráfico y trata de personas. A la vez preocupa en especial la existencia de una diversidad de armas que generan dolores y pérdidas humanas inmensas en nuestros barrios”.
Respuestas insuficientes
En cuanto a las respuestas que han tenido ante la grave situación denuncian que “las pocas respuestas que nos han dado provienen del MI, donde luego de varias reuniones donde vimos burlados nuestros planteos con el director de Convivencia y Seguridad Ciudadana, Santiago González, el nuevo director, Matías Terra, nos plantea, un programa piloto de “interruptores de violencia” que realmente no es la respuesta que esperábamos, luego de casi cuatro años de gobierno que prometía cambios. Otra propuesta que nos enteramos en la prensa es la instalación de militares en los barrios, lo cual tampoco soluciona – a nuestro entender – los problemas de violencia. Es preocupante que no se entienda que los problemas estructurales, sumado a la presencia de la problemática del crimen organizado, no se están abordando responsablemente de manera interinstitucional e intersectorial”.
Sobre las consecuencias del avance de la violencia y la falta de respuestas, expresan que “nuestras infancias y adolescencias tienen hambre; muchos/as de ellos/as no han podido sostener la asistencia a los centros educativos luego de la pandemia; están naturalizando la violencia con las implicancias presentes y futuras que eso implica; padecen situaciones de salud mental que por insuficiencia de servicios no pueden ser abordadas; viven situaciones de violencia intrafamiliares y de explotación sexual que no pueden ser atendidas por falta de recursos humanos y económicos. Todo eso lo vivimos día a día y nos duele profundamente. Nosotros lo vivimos y lo denunciamos, las estadísticas y los informes de los propios organismos del Estado lo enuncian”.
La responsabilidad es del gobierno
La movilización en el centro de Montevideo, además de la práctica que llevan adelante reuniéndose cada quince días, dialogando con otras organizaciones, es valorada como muy positiva por Gonzales. Entiende que allí pasa mucha gente que “a veces no tiene idea lo que pasa en la periferia y entregar un volante es una cosa muy importante y por lo menos trasciende una situación que en muchos barrios de Montevideo, por lo menos los que están de Av. Italia al sur o de otras partes ni se enteran de lo que pasa en la periferia de Montevideo, en ese sentido siempre es positivo”.
El colectivo también desarrolló una campaña en redes con un pequeño video en donde se perciben ruidos de tiroteos y se los señala como “los sonidos que no nos gustan del barrio” y luego voces de niños y niñas jugando, risas como “los sonidos que si nos gustan”. Sobre esta iniciativa, Gonzales explica que “intentamos, desde la comunidad, tratar de trabajar poniendo esos temas arriba de la mesa, tratando de ayudar y contribuir, mostrando, justamente, cuáles son las situaciones que la gente, que los niños quisieran vivir y las que no quisieran vivir. Ayuda a que la población entienda cuál es la situación y que desde la comunidad se puede hacer un intento por organizarse, pero necesitamos que quienes tienen que poner los planes y propuestas que lo hagan, porque nosotros podemos hacer una buena parte, pero hay otra parte que tiene que ver con técnicos, con dinero y con propuestas gubernamentales”, finalizó.
Foto de portada:
Complejo Sacude en el barrio Casavalle en Montevideo.Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS.