Discurso de la formula del Frente Amplio luego de saber parcialmente los resultados de las elecciones presidenciales y parlamentarias, Montevideo. Foto: Daniel Rodríguez /adhocFOTOS.

Juventud divino tesoro

UJC
Si el Uruguay es un país joven más lo es el Frente Amplio, y así y todo hace décadas es el partido más votado en nuestro país. No hace falta repasar el estado de Uruguay cuando asumió el primer gobierno frenteamplista en el 2005, no hace falta enumerar todas las mejoras que los gobiernos frenteamplistas tuvieron para el país y especialmente para la gente.

Elección tras elección el Frente Amplio sostiene su mayoría en el sector de la juventud, y podrá parecer irónico que muchos de quienes solo vivieron los gobiernos frenteamplistas, y por lo tanto no tienen recuerdos de los gobiernos de derecha (hasta este, claro está), siguen eligiendo al Frente Amplio. Pareciera que la memoria que a algunos les falla, la sintiéramos los jóvenes. Pero si prestamos un poco de atención a cómo están las cosas, es sencillo darse cuenta porqué los jóvenes votan al Frente Amplio.

Solos y compitiendo
En los últimos tiempos parece haberse exacerbado el discurso cuestionador de las juventudes, de los propósitos en la vida de los jóvenes, de los proyectos, de los trabajos, de los viajes, de todos los aspectos de nuestras vidas, hasta de nuestras mascotas. Los jóvenes ya no trabajan en el mismo lugar toda la vida, ya no se proyectan familia, ya no piensan en comprar una casa, y todas esas afirmaciones que ya conocemos, y que a los jóvenes nos interpelan. Nos interpelan porque colocan como decisiones individuales las condiciones de vida que nos brinda el sistema.

Los trabajos a los que accedemos los jóvenes son precarios e inestables, apenas llegamos a fin de mes como para poder pensar en algún proyecto de vida que requiera cualquier tipo de ahorro. Son trabajos que no dan la posibilidad de ascender dentro de las empresas, que siempre están buscando mano de obra más barata, y que solo nos sirven mientras estudiamos. De hecho, de eso se aprovechan, de los jóvenes estudiantes que necesitan laburar pocas horas al día, y siempre terminamos en un call center que, si tenemos suerte, respeta los derechos laborales. Y aquellos jóvenes que no están estudiando, terminan en trabajos igual de precarios, y muchas veces comprometiendo su salud a largo plazo.

La de que los jóvenes ya no pensamos en la casa propia es de las que más bronca genera. No es que los jóvenes no soñemos con la casa propia, es que más que un sueño parece una utopía irrealizable. Los requisitos mínimos para poder comprar son imposibles para la mayoría de los jóvenes, incluso las posibilidades de alquilar son escasas. Pero no se cuestionan las dificultades para acceder a una vivienda digna, no se cuestiona cómo el mercado inmobiliario lucra con nuestras necesidades, se cuestiona cómo vivimos los jóvenes.

Si partimos de la base de que nuestra vida parece estar condenada a la inestabilidad laboral y de vivienda, ¿cómo esperan que hagamos proyectos de vida a largo plazo? ¿cómo se supone que planifiquemos formar una familia y tener hijos si vivimos empezando de cero?

Este sistema busca responsabilizarnos y hacernos sentir culpables de esos supuestos éxitos que no alcanzamos, bombardean con casos meritocráticos excepcionales como si pudieran ser la norma, nos aíslan y nos encierran en nosotros mismos, mientras vemos al de al lado como una competencia. Pero sabemos que hay alternativas.

Nadie se salva solo
Sabemos que, para poder pensar en nuestro futuro, y animarnos a planificar a largo plazo, necesitamos seguridades que no vienen sólo de avances individuales, sino que se sostienen con políticas que buscan darnos las herramientas a los jóvenes para que podamos ir alcanzando nuestras metas.

Los gobiernos del Frente Amplio tuvieron medidas específicas que promovieron el empleo juvenil, que ampararon los derechos de los jóvenes, que buscaron mecanismos para que no tuviéramos que dejar de estudiar. Los gobiernos frenteamplistas desarrollaron diferentes programas para acceso a la vivienda juvenil, desde garantías para alquiler hasta posibilidad de compra. Y podemos seguir hablando de todas las políticas que se desarrollaron, para hacer de Uruguay un país que no le da la espalda a sus jóvenes, que busca generar oportunidades para su juventud.

Los gobiernos frenteamplistas desarrollaron estas políticas, mientras además escuchaban los reclamos juveniles sobre otros temas e hicieron de esos reclamos derechos, para que seamos más libres e iguales, para que haya cada vez más personas pudiendo vivir con dignidad. También políticas culturales y deportivas permitieron a miles de jóvenes uruguayos desarrollarse en lo que amaban, y no en lo que el mercado necesitaba. Hay jóvenes que no recuerdan, o que directamente no vivieron, los gobiernos anteriores al 2005, sin embargo, recuerdan lo que las políticas frenteamplistas hicieron por ellos.

El voto joven al Frente Amplio habla de una juventud uruguaya que entiende que sus problemas no son solo suyos, y por lo tanto la salida no es solos. La juventud uruguaya renueva elección tras elección, con su voto, el compromiso con un proyecto de país que coloca los intereses de la mayoría en el centro, que se preocupa por el bienestar de las personas, que busca todo el tiempo ampliar y garantizar más derechos.

Después de cinco años en que nos dieron la espalda y nos complicaron nuestras vidas, fueron cinco años en que nos recortaron becas de estudios, quitaron recursos para las políticas que nos beneficiaban, nos dejaron desamparados en las negociaciones con las patronales, hipotecaron nuestra salud mental y nuestros derechos conquistados. Después de los cinco peores años de nuestras vidas, los jóvenes uruguayos votamos por un gobierno que apueste por su juventud hoy.

La juventud uruguaya expresa con su voto que pese a la maquinaria que nos bombardea todo el tiempo con el individualismo y la competitividad, elegimos el camino de la solidaridad y lo colectivo, elegimos siempre la felicidad compartida. Votamos a quienes desarrollan políticas que mejoran nuestra vida, porque sabemos que también mejoran la de nuestros amigos, nuestros vecinos, nuestras familias. Votamos por nosotros, y por los otros.

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