Netanyahu: Aplastar a Hamás

Respuesta militar israelí será un genocidio en Gaza.

Rony Corbo

La última incursión del grupo palestino Hamás en el sur de Israel, en una ofensiva que no tiene parangón, deja un saldo de 1200 víctimas israelíes, con más de 1700 heridos. En Gaza, la cifra de fallecidos alcanza ya más de 1.500, después de la “esperada” ofensiva israelí, y el grito de guerra del primer ministro judío Benjamín Netanyahu de “aplastar a Hamás”.
Con estas palabras, “aplastar a Hamás” Netanyahu y el líder de la oposición, Benny Gantz, acordaron formar un «gobierno de emergencia» y un gabinete de guerra, para dirigir los ataques a la Franja de Gaza.
El ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, ordenó el domingo un «cerco total» a la Franja de Gaza. Este miércoles el ministro de Energía Israel Katz insistió en ese punto al declarar: «Hemos decidido cortar el suministro de agua, electricidad y combustible, y ahora su central eléctrica local ha colapsado y no hay electricidad en Gaza».
«Seguiremos reforzando el asedio hasta que la amenaza de Hamás sobre Israel y el mundo sea eliminada», expresó Katz en un comunicado. Gaza está aislada y bloqueada por aire, tierra y mar por el Estado judío y por Egipto desde 2007, cuando Hamás tomó el poder.

Crónica de una guerra anunciada

Desde que las Naciones Unidas decidieron la partición de Palestina en 1947, el territorio en disputa entre árabes e israelíes ha sido un verdadero dolor de cabeza para el mundo.
Todas las guerras desde entonces han fortalecido la posición israelí y perjudicado irremediablemente a los palestinos. Cuando en 1967, en la guerra de los Seis Días, Israel triunfó y derrotó a sus enemigos (todos sus vecinos árabes), aprovechó y traspasó las líneas fronterizas del acuerdo de partición; es decir, de lo que correspondería a Palestina. Desde entonces, la ocupación de territorios palestinos es el principal objetivo israelí. Según cálculos de Amnistía Internacional, son más de 100 mil hectáreas de terrenos palestinos apropiados por Israel.
En los años 90, ambas partes, israelíes y palestinos, reconocen su derecho a coexistir. Fue un gran paso. El problema es que todos se apresuraron a celebrarlo, sin que alguien estuviera dispuesto a solucionar el problema de raíz, con un Estado palestino al lado de uno israelí: ambos con soberanía plena. Pero desde los procesos de Oslo, firmados en Washington con el auspicio del presidente Clinton de los Estados Unidos, Palestina es solo una Autoridad Nacional, sin soberanía plena sobre el territorio y sin el reconocimiento internacional como Estado.

Hamás: La salida radical de jóvenes sin futuro

Hamás nace en 1987 en el contexto del primer levantamiento palestino (Intifada), y actúa cada cierto tiempo en represalia a las acciones israelíes en sus cárceles, atestadas de palestinos, y ante la política de usurpaciones permanentes en Jerusalén. Las respuestas israelíes son poderosas, como se puede esperar de un Estado preparado para la guerra.
El gobierno israelí está conformado por el conocido primer ministro Benjamín Netanyahu y la extrema derecha israelí, la lista del Sionismo Religioso. Esta coalición no representa la “corriente clásica” del sionismo religioso, que no ha obtenido ni un solo diputado en el 2022, sino una corriente mucho más radical, la de los militantes ultranacionalistas, muy presentes en las colonias de Cisjordania obteniendo 22 diputados. Tiene además dos ministerios claves: Seguridad Nacional y Hacienda, con dos ministros nacidos en “las colonias”.
Ben Gvir es ministro de Seguridad Nacional, con amplios poderes de intervención sobre la policía y Bezael Smotrich es ministro de Hacienda, pero con competencias específicas en la administración civil de Cisjordania, es decir, la entidad que, dentro del gobierno militar, se encarga de la gestión administrativa del Área C (el 60% de Cisjordania bajo el control de Israel).
La orientación del nuevo gobierno fue clara. Facilitar aún más la colonización israelí, al tiempo que se reprimen con más firmeza las actividades “ilegales” de los palestinos (incluida la construcción de viviendas). Producto de estas políticas de avance de la colonización israelí, alrededor de 250 palestinos (combatientes y civiles) han muerto a manos del ejército o de los colonos israelíes en lo que va del 2023.
Entre el año 2008 y septiembre del 2023 la cifra de muertos israelíes es de 308, de los cuales 177 son civiles; entre los palestinos la cifra asciende a 6.296, de los cuales 3.705 son civiles, según datos de la oficina de asuntos humanitarios de la ONU.
Muchos jóvenes palestinos, surgidos de ambientes populares no ven salida a la situación actual, nucleándose en los nacionalistas del Fatah como en los islamistas de Hamás, Yihad Islámica, atacando directamente al ejército y a los colonos de Israel. Eso fue lo que ocurrió esta vez, y el número de muertos irá en aumento, ante el anuncio del gobierno de extrema derecha de Israel, de que ningún integrante de Hamás quedará vivo.

Muerte y exterminio en la Franza de Gaza

Luego de los ataques de Hamás del fin de semana, Israel está movilizando unos 360 mil reservistas y apostando sus fuerzas al sur, mirando a Gaza, quizás en busca de una conquista definitiva, mientras la comunidad internacional mira para otro lado.
El número de víctimas asciende en Gaza a 1.500 muertos y más de 6.200 heridos sin asistencia médica. Los hospitales en Gaza están al borde del cierre por la falta de energía y la de insumos médicos, más la muerte del personal médico y de enfermería.
«Nuestra capacidad está al límite y sólo podemos intentar mantener las vidas de los heridos», dijo el doctor Medhat Abás, vocero del Complejo Médico Al Shifa, el hospital más grande de la ciudad de Gaza. «Nos enfrentamos a una grave escasez de energía, suministros y recursos humanos», enfatizó el doctor Abás, al asegurar que el combustible que queda en los generadores de los hospitales «no durará más de cuatro días».
El ministerio de Sanidad palestino pidió a la comunidad internacional que ejerza presión sobre Israel, para permitir la entrada de combustibles esenciales y suministros médicos.
El paso fronterizo de Rafah, conecta la península del Sinaí egipcio con la franja de Gaza. Ojalá, Egipto, y la comunidad internacional puedan enviar ayuda para los millares de heridos, mucho de ellos niños, en Gaza. Y ojalá, la ONU y las potencias occidentales, dejen de hacer la vista gorda y exijan el cumplimiento de la resolución de las Naciones Unidas.

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