Representantes de la Asociación de ex trabajadores de El Popular leen la proclama a 52 años del asalto fascista al diario. Foto El Popular.

A 52 años del asalto fascista a El Popular

Este 9 de julio, como todos los 9 de julio, sin importar el frío, en varios casos la lluvia o las circunstancias políticas imperantes, la Asociación de ex trabajadores del diario El Popular 1957-1973 recordó el asalto fascista contra la redacción, en medio de la Huelga General contra el golpe de Estado en 1973.

La emblemática esquina de 18 de Julio y Río Branco, en la puerta del Palacio Lapido, donde estaba la redacción de El Popular, lució embanderada, engalanada con fotos de ese día, pertenecientes al archivo histórico del diario y con los rostros de Norma Cedrés, trabajadora del diario asesinada en prisión por la dictadura y de Juan Manuel Brieba, trabajador del diario y secuestrado y desaparecido por el fascismo.

El 27 de junio de 1973 la oligarquía latifundista y financiera, los sectores fascistas de las fuerzas armadas y de los partidos políticos de la derecha y el imperialismo yanqui dieron un golpe de Estado. El pueblo uruguayo respondió con una Huelga General en defensa de la democracia y la libertad, convocada por la CNT, apoyada por la FEUU, el SMU, la UDELAR, el Frente Amplio y sectores democráticos del Partido Nacional. El 6 de julio es asesinado el estudiante Ramón Peré, su sepelio es multitudinario y se transforma en una manifestación contra la dictadura. 

Las fuerzas que respaldaban la Huelga y enfrentaban el golpe de Estado convocaron a una manifestación por 18 de Julio en Montevideo. La manifestación, prohibida por la dictadura, fue convocada venciendo la censura, en los centros de trabajo y estudios ocupados; en algunas radios, por ejemplo, Sarandí, donde Ruben Castillo leyó un poema de Federico García Lorca, que convocaba “a las cinco en punto de la tarde”. 

El Popular fue parte central de esa convocatoria, su tapa del 9 de julio de 1973 es una enorme foto del multitudinario sepelio de Ramón Peré y el título es toda una declaración: “Sabremos cumplir”. En la base de la tapa, la tira editorial de Patricia convoca sin palabras a concentrarse en la Plaza Libertad.

El 9 de julio de 1973 miles de personas desbordaron 18 de Julio, la represión fue brutal, palos, caballos, gases, balas, cientos de detenidos, entre ellos los generales Líber Seregni y Víctor Licandro y el coronel Carlos Zufriategui. 

Los fascistas se ensañaron con El Popular, cuya redacción estaba en Río Branco y 18 de Julio, el corazón de la marcha. Una tanqueta arrancó la puerta, ingresaron al edificio y rompieron todo. Amenazaron y golpearon a las y los trabajadores que fueron sometidos a un simulacro de fusilamiento sobre 18 de Julio, con todas las luces apagadas y luego detenidos.

Recuerdo y homenaje

Este miércoles, la Asociación de ex Trabajadores del diario El Popular leyó un breve mensaje en el que recordaron los hechos del 9 de julio de 1973.

“En medio de la Huelga General, que ya llevaba 13 días, contra el golpe cívico-militar, ese dia nuestra CNT y el Frente Amplio, un sector del Partido Nacional y un sector del Partido Colorado, llamaron a manifestar a la 5 en Punto, por 18 de Julio contra el golpe”, indicaron.

“A las cinco en punto el pueblo copó 18 de Julio, desde Ejido a la Plaza Independencia. La represión fue brutal. La policía, el ejército con sus tanquetas y civiles armados (la JUP) encabezaban la represión”, agregaron.

En el mensaje leído se destaca que “el asalto a nuestro diario, que estaba en la mira de estos salvajes, comenzó con el corte de luz de 18 de Julio y de Rio Branco, a las 19 horas, una tanqueta con gruesas cadenas rompió la puerta de entrada al diario y allí comenzó el calvario de todos los que estaban en el interior, casi cuatro meses después El Popular será clausurado en forma definitiva”.

“Fuimos el diario de la clase obrera, de los intelectuales, los estudiantes y los campesinos. Fuimos el diario de la unidad de las izquierdas sin exclusiones, el diario del pueblo, del Frente Amplio, éramos ¨el cañón de largo alcance¨ al decir de Mendiola, responsable de la venta, militantes del Partido”, sostuvieron.

Destacaron que la dictadura se ensañó “con el diario” y con quienes “allí militaban”, “por eso tuvimos muertos, asesinados en la cárcel como Norma Cedres y Luis Pitterlly. También tuvimos desaparecidos como Juan Manuel Brieba. Los presos y torturados sumaron muchos, solo queremos nombrar a modo de ejemplo a Niurka Fernández, Mirta Ayala y Ruben Acasuso”.

Posteriormente, en el mensaje leído este año, nombraron a varias y varios de los que cumplieron tareas en el diario: “Hoy no están aquí con nosotros muchos queridos compañeros como: Eduardo Viera nuestro director; Luis Rodríguez nuestro administrador; Lazaro Scorovich al frente de la administración, sus  hijos y su compañera Esther que se fue al exilio y no quiso regresar de Argentina; Niurka Fernández; Carlos Castro, nuestro distribuidor en la venta comercial, Ismael y Luciano periodistas; Carlos Reyes, Darino y Casalá en la corrección del diario; el matricero, Juan Fernández y Mario Ricobaldi en rotativa; Galloso el carpintero; el Cacho Sena, asesinado en la 20; Cáceres en la distribución y podríamos seguir. Pero también están los que aun seguimos peleando en esta vida por un mundo mejor: Máximo Jablonka y Uke en la secretaria de redacción, Aurelio Gonzáles y el petiso Cunha en fotografía, Lenin de los Santos, interior, Rodolfo Porley en policiales, Marino en la venta, Esther de Scorovich en la recepción. Ruben Gadda en linotipia, Perecito en rotativa, El Chumbo que hoy está en Rivera”.

“Sabemos que nos olvidamos de muchos”, se advirtió en el mensaje.

Finalmente recordaron algunos aspectos de la labor de elaboración y difusión del diario El Popular: “Siempre andábamos juntos: rotativa, taller, administración, periodistas, los difusores del diario en fábricas, oficinas, barrios y centros de estudio. Sin excluir a los canillitas que eran los verdaderos difusores en el día a día. Los trabajadores y los obreros que cada 1 de febrero estuvieron junto a nosotros, en el ciclismo, en atletismo, en el boxeo, en el fútbol, con nuestro equipo. En el 66 con la juntada de firma para reformar la Constitución. Con los sindicatos que fueron la razón de nuestro existir. Con los niños y el suplemento Churrinche. Con el apoyo a la heroica Revolución Cubana, con el heroico pueblo vietnamita”. 

“Fuimos un diario necesario, que jamás pudo ser sustituido. Fuimos un diario querido por el pueblo y odiado por la oligarquía del campo y la ciudad. Quien no recuerda en aquella época al canario Rezano en reuniones de los tamberos y/o paperos realizando entrevistas en el medio del campo o a Lenin de los Santos realizando reportajes en medio de los arrozales. Aunque no hay que olvidar al Turco Amin en Trinidad, al Canario Agüero peleando por su diario en su Durazno natal, sin olvidarnos del Tito Di Pascua en Río Negro.

Aquí en Montevideo se imprimía el diario con amor, valentía y coraje y por qué no con bravura, pero el último eslabón era la venta del diario. En Montevideo llegar a los canillitas y kioscos que eran miles. Aunque estaba el interior, en especial al norte del Río Negro, pues si perdías la ONDA de las 3 y 30, el diario se vendía al otro dia, en Salto, Constitución, Belén, Artigas, Tomas Gomensoro y en ocasiones Tacuarembó y Rivera. Llegabas tarde y el trabajo había sido en vano. Estos compañeros de tierra adentro eran los héroes, eran los valientes que luchaban por un cambio social”, definieron.

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