Trump envía barcos y 4 mil marines a aguas cercanas a Venezuela: China y varios gobiernos latinoamericanos rechazaron la acción.
GM
El martes 19 de agosto, Estados Unidos envió tres buques de guerra con alrededor de 4.000 Marines y al menos un submarino a patrullar la zona del Caribe en las cercanías de las aguas territoriales de Venezuela.
Según el gobierno encabezado por Donald Trump, el despliegue militar busca «usar todo su poder» para frenar el «flujo de drogas” y combatir al “crimen organizado”.
La medida del gobierno de Trump no se puede considerar como un hecho aislado, ni por historia ni por presente. El despliegue militar es una amenaza directa y grave hacia Venezuela. Es parte de una historia de casi 200 años de política imperialista de EEUU en nuestro continente, con decenas de intervenciones directas, invasiones, agresiones militares, apoyos a golpes de Estado, contra la gran mayoría de los países latinoamericanos y caribeños. También es parte de la política imperialista y provocadora del gobierno de Trump y los oligarcas cuyos intereses representa y expresa.
El imperialismo y su práctica histórica
En cuanto a la historia de EEUU y su política hacia América Latina, basta la referencia a la doctrina Monroe, bajo cuya inspiración se realizaron decenas de intervenciones y agresiones durante más de 200 años.
Esta doctrina es impulsada desde el Siglo XIX, en el año 1823 y, tan temprano como en 1846, EEUU inicia una guerra contra México y lo obliga a ceder más de la mitad de su territorio. Desde esa fecha hasta el apoyo al golpe contra Evo Morales, ya en el Siglo XXI, se produjeron más de 50 agresiones, intervenciones, invasiones o apoyos a golpes de Estado de EEUU contra la inmensa mayoría de los países de nuestro continente. En realidad, casi no hay país de América Latina y el Caribe que no haya sido agredido por EEUU alguna vez.
La doctrina Monroe, que integra como base filosófica los conceptos de destino manifiesto y de pueblo elegido, fue luego reformulada en la Guerra Fría con el anticomunismo como bandera central y alumbró la doctrina de la Seguridad Nacional. Bajo su impulso se sembró a nuestro continente de dictaduras fascistas, se torturó, asesinó y desapareció a cientos de miles de hombres y mujeres.
Luego vinieron los documentos de Santa Fe, inicialmente planteados como estrategia de dominación continental para el gobierno de Ronald Reagan, en la década de los 80 del Siglo XX.
Como ya señalamos en nuestra edición 397, refiriéndonos precisamente a una amenaza de agresión militar contra Venezuela de Trump en su anterior mandato, y por eso es necesario reafirmar, hay que tomarse a EEUU y sus provocaciones muy en serio: “EEUU tiene soldados en todo el mundo y los tiene también en América Latina. Según informes oficiales del Pentágono, Estados Unidos tenía 865 bases en 46 países, en las cuales desplegaba unos 200 mil soldados, esto en el año 2010. Algunos estudios señalan que la cifra es superior y hablan de 1.250 bases en más de 100 países. En América Latina, según estudios y reportes oficiales de los propios yanquis, Estados Unidos tendría 36 bases oficialmente reconocidas”.
La amenaza y la agresión como método
Esta amenaza directa contra Venezuela es parte del apoyo del gobierno de Trump a Israel y su genocidio en Gaza, que incluye el suministro de armas, el apoyo político y diplomático, pero también el bombardeo directo a Irán cuando lo estimaron necesario.
Es parte del chantaje con los aranceles al mundo entero, pero particularmente a nuestro continente, en especial a México, exigiéndoles medidas contra el narcotráfico y también movilizando tropas a sus fronteras; a Colombia por sus posiciones políticas y el juicio y condena al fascista de Álvaro Uribe por su apoyo a paramilitares y conspirar contra la democracia; a Brasil, por ponerle límites a los oligarcas dueños de las empresas tecnológicas que financiaron la campaña de Trump y respaldan sus gobierno y por juzgar al fascista de Jair Bolsonaro por intentar un golpe de Estado. Integra la política de endurecimiento del bloqueo y la agresión contra Cuba, volviéndola a integrar a la lista de países patrocinadores del terrorismo.
También es parte de la política criminal contra las y los migrantes latinoamericanos, las detenciones y deportaciones masivas en condiciones inhumanas y la decisión de ponerle un impuesto a las remesas, que sostienen las economías de varios de los países latinoamericanos, y, fundamentalmente, a las familias más pobres.
Es todo eso lo que hay que considerar al evaluar la gravedad de la amenaza directa contra Venezuela que implica el despliegue militar yanqui cerca de sus costas.
Todo eso y la obsesión gringa contra Venezuela, que incluyó, como decíamos, una amenaza de invasión en el gobierno anterior de Trump y ahora, recientemente, el anuncio de una recompensa millonaria en dólares por la captura del presidente Nicolás Maduro.
Repudio y reacciones
La primera reacción se dio en la propia Venezuela. El gobierno movilizó millones de reservistas para fortalecer las posibilidades de defensa ante la posibilidad de una agresión.
El gobierno de Maduro recibió también el respaldo y la solidaridad de todos los países que participan del mecanismo de integración ALBA-TCP.
La República Popular China rechazó las acciones de EEUU contra Venezuela. Según informó Xinhua, la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Mao Ning, indicó que Beijing rechaza “el uso de la fuerza o la amenaza de la misma en las relaciones internacionales y nos oponemos a la intromisión en los asuntos internos de Venezuela desde fuera, sea cual sea el pretexto “.
Para la vocera de la cancillería china, las acciones de EE.UU. violan la soberanía de otros países y amenazan la paz regional. Además, afirmó que Beijing “se opone a cualquier acción que viole los propósitos y principios de la Carta de la ONU o infrinja la soberanía y seguridad de otros países”. La diplomática china instó a Washington a “hacer más cosas que contribuyan a la paz y la seguridad en América Latina y el Caribe”.
El presidente colombiano, Gustavo Petro, aseguró que una invasión de EEUU a Venezuela convertiría a ese país en otra Siria y arrastraría a Colombia a otro conflicto.
La presidenta de México Claudia Sheinbaum llamó al no intervencionismo y a resolver las diferencias con diálogo. «No al intervencionismo, eso no sólo es convicción, sino que está en la Constitución», expresó la mandataria este martes en su habitual conferencia de prensa matutina.
Mientras que el asesor para Asuntos Internacionales de la presidencia brasileña, Celso Amorim, manifestó su «preocupación» por el desplazamiento de tres buques de guerra estadounidenses en el Caribe.
Amorim declaró durante una audiencia en la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados de Brasil: «No puedo esconder que veo con preocupación esa movilización». Explicó que su «preocupación» pasa por «el riesgo» que pudiera implicar esa movilización militar con la excusa del «combate al crimen organizado, que debe ser combatido, pero con la cooperación entre los países y no con intervenciones unilaterales». El ex canciller brasileño subrayó que «el principio de la no intervención es fundamental» y ha sido «históricamente» uno de los pilares de la política externa de Brasil.
También el canciller cubano, Bruno Rodríguez, rechazó el movimiento militar de Estados Unidos en el Caribe. «Denunciamos la presencia de fuerzas militares navales y aéreas de Estados Unidos en el sur del Caribe que, bajo falsos pretextos, responden a corrupta agenda del Secretario de Estado», señaló Rodríguez en su cuenta en X. «América latina y el Caribe debe ser respetada como zona de paz», agregó el jefe de la diplomacia de Cuba.
En un mensaje difundido por Telesur, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, anunció el despliegue de 4,5 millones de milicianos. «Voy a activar un plan especial para garantizar la cobertura en todo el territorio nacional, milicias preparadas, activadas y armadas. La milicia, integrada por unos 5 millones de reservistas, forma parte de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Es importante recordad y rescatar que América Latina y el Caribe fueron declarados Zona de Paz por la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en 2014. La acción militar unilateral de EEUU contra Venezuela, pero también contra México antes, implica un riesgo de desestabilización y un desconocimiento a ese pronunciamento, unánime, además, de todos los países del continente.
(*) Con información de Telesur, Prensa Latina, La Jornada, Diario El Pueblo de Beijing y elaboración propia.