Transcribimos el dicsurso de de Juan Castillo, secretario general del Partido Comunista de Uruguay y ministro de Trabajo y Seguridad Social, en el acto por el 105 aniverario del PCU, este 19 de octubre de 2025.
Salud camaradas y queridas y queridos compañeros.
Queremos empezar agradeciendo las decenas de saludos, nacionales e internacionales que hemos recibido para nuestro acto aniversario. También, y muy especialmente, la presencia en este acto de la compañera vicepresidenta de la República, Carolina Cosse, de compañeras y compañeros del gobierno nacional, de los gobiernos departamentales frenteamplistas, legisladores, de los distintos sectores y bases de nuestro Frente Amplio, de las palabras de nuestro presidente Fernando Pereira, del movimiento sindical y popular, de la cultura, representantes de las embajadas de países hermanos. Gracias, muchas gracias a todas y todos por estar con nosotros hoy.
Estamos aquí para conmemorar los 105 años del Partido Comunista de Uruguay. Se han hecho actividades en los 19 departamentos del país, en localidades de España y de Argentina y en otros lugares del planeta donde hay camaradas organizados. Es algo para celebrar, para recordar la historia que nos trajo hasta aquí, para reafirmar nuestra identidad. Pero las y los comunistas uruguayos no concebimos nuestra identidad como un refugio autorreferencial, ni la historia como algo lejano que reverenciar. Hacemos este acto aniversario en medio de las luchas de nuestro pueblo y de las de la solidaridad internacionalista y antimperialista. En un mundo convulsionado, lleno de turbulencias que hacen transitar momentos de enorme peligro para la humanidad. Y aquí estamos otra vez, con nuestro Frente Amplio en el gobierno nacional, y con cuatro intendencias departamentales y 32 municipios, fruto de la militancia de las bases y la lucha consciente de nuestro pueblo. Por eso, como siempre lo hemos hecho, haremos un repaso de nuestra posición sobre los que consideramos los problemas centrales del hoy.
Hace 105 años nacía nuestro PCU. Su nacimiento fue una síntesis de las luchas obreras y populares y en él se expresaron muchas cosas, hoy, en este acto queremos rescatar tres grandes vertientes.
El internacionalismo, que es concebir nuestra revolución como parte de la lucha emancipadora de los pueblos de nuestro continente y de todo el mundo. Hace 105 años fue la solidaridad con la Revolución de Octubre, el primer intento victorioso de las y los oprimidos de gobernarse a sí mismos, esa definición, central en nuestro nacimiento, sigue siendo parte de nuestra identidad. Ese internacionalismo se expresó en la solidaridad con la República española, con Vietnam en su heroica lucha, con Cuba y la construcción del socialismo, con Angola y su dignidad, con Nicaragua y su revolución para derrotar a Somoza y hoy lo hacemos, junto a decenas y decenas de miles, con el pueblo palestino y la condena al genocidio del Estado de Israel en su contra. Nacimos, fuimos y somos un Partido internacionalista, antimperialista, de lucha por la paz y la unidad de los pueblos.
El segundo aspecto, es que el PCU nace para dotar a las y los trabajadores de una herramienta política para que sean actores independientes en la escena política nacional, como lo ha sido, como lo es y como lo ha demostrado en reiteradas ocasiones, tanto en la defensa de sus intereses legítimos de trabajo digno y salarios decorosos, como en las más grandes de sus acciones: una huelga general de 15 días en defensa de la democracia y las libertades públicas.
Y el tercero es que, desde su nacimiento, el PCU revindica el contenido popular de la revolución artiguista y asume el compromiso de luchar para su realización, hoy expresado incluso en la consigna de nuestro 105 aniversario.
El PCU nació con el objetivo expreso de construir, junto a nuestro pueblo, el camino para la revolución en Uruguay. Con una ideología, el marxismo-leninismo y con el compromiso de organizar el protagonismo obrero y popular para avanzar hacia la libertad y la igualdad plenas, como decíamos hace 105 años, y decimos ahora, para hacer realidad la pública felicidad.
Durante estos 105 años, las y los comunistas no hemos dejado de luchar, ni un solo día. Es imposible referirnos a todas esas luchas, por eso nos queremos concentrar en algunos momentos, que nos parece, sintetizan todo ese rico recorrido histórico.
En este 2025, se cumplen 70 años del XVI Congreso de nuestro PCU. Si hay momentos en la historia donde se generan saltos en calidad, el XVI Congreso fue uno de ellos.
En el XVI Congreso el PCU se propuso construir un Partido y una estrategia para disputarle el poder, la hegemonía, a las clases dominantes. Un camino de unidad y de amplitud para la revolución en Uruguay.
Se propuso sintetizar las experiencias de las luchas obreras y populares de nuestro país y las de los pueblos del mundo, analizar la realidad de Uruguay, trazar un camino teórico y construir un Programa que se transformara en bandera de lucha de miles. Asimismo, se planteó definir las fuerzas sociales que podían impulsar ese proceso revolucionario: la clase obrera, con un papel central, el campesinado, los sectores más avanzados de la intelectualidad y la cultura.
También definió que el pueblo organizado, con la clase obrera a la cabeza, debía ser el protagonista con su propia experiencia de lucha de ese proceso transformador.
Se planteó construir la unidad del pueblo, de las y los trabajadores en primer lugar y de estos con los estudiantes. Y también la unidad de la izquierda sin exclusiones. Eso se concretó con el Congreso del Pueblo, la CNT, el FIDEL primero y el Frente Amplio después. Y para asumir esas tareas, la necesidad de construir un gran Partido Comunista, enraizado en lo más hondo y profundo de nuestro pueblo.
Por supuesto, compañeras y compañeros, que los avances en la acumulación de fuerzas de nuestro pueblo hacia su liberación no son mérito solamente del PCU y del XVI Congreso. Pero podemos decir, sin sectarismo alguno, que fue esa línea la que la historia demostró correcta. Una línea unitaria y de masas, como la definiría con precisión nuestro Secretario General Rodney Arismendi.
Luego sumamos que la revolución tiene una dimensión continental y la necesidad de avanzar en democracia y construir, con nuestro pueblo, una democracia avanzada, como rumbo al socialismo.
Reivindicamos camaradas la vigencia de los planteos del XVI Congreso y asumimos como dirección y hacia nuestro 33° Congreso, el desafío de recrearlos en el presente y proyectarlos hacia el futuro.
Hay otro aspecto que queremos recordar: la lucha de las y los comunistas en defensa de la libertad y la democracia. Particularmente en este 2025 en el que conmemoramos 40 años de la recuperación de la democracia por la lucha de nuestro pueblo. Muy pocos años después de su fundación el PCU estuvo en la primera línea para enfrentar a la dictadura de Terra, pagamos con presos y persecución. También estuvimos en la primera línea del enfrentamiento al Pachecato, su autoritarismo y sus medidas prontas de seguridad. Desde el primer día enfrentamos el golpe de Estado de 1973, con la Huelga General y luego con la resistencia a la dictadura fascista. También pagamos un precio muy alto, de presas, presos, asesinados, desaparecidos, perseguidos y exiliados. En este 2025 también se cumplen 50 años de la Operación Morgan, un plan de exterminio contra la resistencia popular, con el PCU y la UJC como objetivos centrales. Un general fascista – cuyo nombre no puede enlodar nuestra fiesta – dijo que era para que no hubiera comunistas por 50 años en el Uruguay. Y, compañeras y compañeros, luchando con ustedes, caminando junto a ustedes, podemos decir que no desaparecimos: ¡Aquí estamos los camaradas! Refirmamos nuestra lucha contra la impunidad, por verdad y justicia y nunca más dictadura.
Decenas de miles de hombres y mujeres fueron protagonistas de estos 105 años. Los queremos simbolizar en Julia Arévalo, de la generación fundadora; Rodney Arismendi, que jugó un gran papel durante décadas; el Ñato Enrique Rodríguez, dirigente obrero y partidario; Gerardo Cuesta, dirigente obrero y comunista, que murió en prisión a consecuencia de las brutales torturas que recibió; José Luis Massera, ejemplo de intelectual orgánico de la revolución. En los 8 mártires de la 20; en Líber, Hugo, Susana y Nibia, expresión del compromiso de las y los jóvenes comunistas, en Paco Espínola, en Alfredo Zitarrosa. Y en ellos a todas y todos nuestros mártires, desde Eustaquio Matos, asesinado por la Policía en un conflicto obrero en 1926, hasta Vladimir Roslik, último asesinado por el fascismo en 1984.
Hoy homenajeamos a todas y todos las y los que protagonizaron estos 105 años, desde 1920 hasta hoy. Este Partido fue, es y será un Partido de militantes, a ellas y ellos, a ustedes, nuestro homenaje.
Parados en esa historia afrontamos el presente y luchamos por un futuro diferente, de libertad e igualdad plenas, por una síntesis social y política superadora del capitalismo, por la revolución, por el socialismo y el comunismo.
Hoy el mundo vive una de las épocas más peligrosas de la historia. La crisis del capitalismo, el declive de la principal potencia imperialista, EEUU, que aumenta su agresividad y su peligrosidad. La emergencia de un mundo multipolar con los BRICS, y particularmente China, desafiando la hegemonía yanqui. Un mundo cada vez más desigual. Con decenas de guerras en desarrollo y con el peligro real de una escalada. Esta crisis genera el avance de expresiones de ultraderecha y fascistas en Europa y EEUU, también en nuestra América. Nos paramos ante este mundo de hoy, en defensa de la paz, reclamando el respeto a la autodeterminación de los pueblos y promoviendo la unidad latinoamericana, que tiene expresiones en la CELAC, pero que es necesario fortalecer, desde el gobierno y desde el movimiento popular.
Nuestra posición histórica de principios: es el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Hemos expresado nuestra posición en declaraciones, editoriales de El Popular y en la última Resolución Política del Comité Central, hoy nos queremos concentrar en dos tres aspectos.
Queremos hoy reafirmar nuestra solidaridad con el pueblo palestino y nuestra condena al genocidio perpetrado por el Estado de Israel, por el gobierno ultraderechista de Benjamín Netanyahu, con la complicidad de EEUU, que lo apoya con dinero, armas y respaldo político diplomático. El alto al fuego alcanzado implica un paso para detener la matanza y por supuesto que eso lo saludamos, también la liberación de los rehenes israeliés y de cientos de prisioneros palestinos, algunos presos hace décadas en cárceles israelíes. Pero tiene importantes limitaciones y plantea la incertidumbre de si Israel, que ha violado varios acuerdos anteriores, lo respetará, ya hay dificultades y también sobre el papel de EEUU. Queremos resaltar que este alto al fuego es fruto de la solidaridad de los pueblos en el mundo entero, de la denuncia de varios gobiernos y organismos de la ONU, que generaron el aislamiento creciente de Israel.
Por eso saludamos la gran movilización realizada el 9 de octubre en Uruguay; con un destacado papel del PIT-CNT, de las organizaciones populares y del Frente Amplio. Es necesario elevar, hoy más nunca, la solidaridad con el pueblo palestino para que se respete el alto al fuego, se garantice el ingreso de la ayuda humanitaria, con supervisión internacional y se avance hacia una paz duradera, que implica el reconocimiento de dos Estados.
El PCU se ha expresado desde el primer momento con claridad, con declaraciones, con propaganda e iniciativa política. Por lo tanto, no es un secreto para nadie que tenemos diferencias con la postura asumida por nuestro gobierno.
Es cierto y reconocemos que nuestro gobierno se ha pronunciado con comunicados, que llamó a consulta a la embajadora de Israel cuando balearon a embajadores en Cisjordania, entre ellos el nuestro. Que se pronunció en la conferencia de Nueva York por la solución de dos Estados y que votó por ella en la Asamblea General de la ONU. Que se ha reunido con la Autoridad Palestina y que está trabajando con ella. También que está trabajando en iniciativas humanitarias.
Todo lo anterior merece nuestro apoyo. Pero también es cierto que el FA, sus organismos de dirección y sus bancadas parlamentarias, han calificado de genocidio lo que ocurre en Gaza. Lo propio han hecho el movimiento popular, organizaciones judías progresistas, la comunidad armenia y un largo etcétera.
No se trata de un capricho ni de pureza idiomática. El genocidio es un crimen, tipificado en la Convención de Prevención del Genocidio. Creemos que es necesario que Uruguay se sume a los países que sostienen que se está cometiendo ese delito, que apoye en la ONU los informes de las Comisiones que lo tipifican. Eso no inhabilita que podamos ser parte de una salida, pero desde una posición de defensa del Derecho Internacional, porque eso obligaría a la ONU y a sus Estados miembros a hacer todo lo necesario y posible para detenerlo.
Dicho esto, lo decisivo es elevar la denuncia y la solidaridad. Lo hacemos por el pueblo palestino, sí, y también por nosotras y nosotros. Porque condenar el genocidio, estar al lado del pueblo palestino, es una causa de la humanidad.
En nuestro continente, queremos expresar nuestra solidaridad con Brasil, chantajeado por EEUU por condenar al golpista de Jair Bolsonaro. Con Cuba, que en estos días ha denunciado que sólo este año el impacto del bloqueo se ha incrementado en un 49%, por las medidas adicionales implementadas por Trump. Y con Venezuela, amenazada por el imperialismo yanqui, que tiene 8 barcos y miles de marines frente a sus costas, con la excusa de la lucha contra el narcotráfico, cuando en realidad todos saben que lo que quieren, es el petróleo y las riquezas naturales del país hermano.
En ese cuadro tan complejo en Uruguay estamos desarrollando el gobierno nacional del Frente Amplio y las luchas populares.
El gobierno del Frente Amplio recibió un Uruguay más desigual, con múltiples problemas que la derecha dejó y una deuda social que no puede esperar. La derecha dejó un déficit fiscal más alto del que decían y un agujero de mil millones de dólares, entre deudas y adelantos de ingresos para el año electoral, para este 2025. A ello se agrega que el Gobierno del FA no tiene mayoría en la Cámara de Diputados y en la Asamblea General.
Eso plantea restricciones, claramente. Pero desde nuestra perspectiva las tenemos que asumir como desafíos a superar y no como la imposilibidad de cumplir con el Programa del FA. El Programa del FA, resuelto luego de una amplia discusión y con un gran respaldo, es un compromiso con nuestro pueblo, una necesidad para mejorar sus condiciones de vida y trazar un rumbo de desarrollo para el Uruguay, que empiece a superar la dependencia, con soberanía y justicia social.
Creemos que es necesario plantear las críticas, las demandas, siempre, francamente y en unidad, el debate de ideas es parte de la construcción de la unidad, pero también ser capaces de valorar los avances que se van conquistando. Si no lo hacemos, no es que no valoramos una medida en concreto, o un porcentaje de aumento o de presupuesto; si no valoramos los avances no valoramos toda la lucha acumulada para alcanzarlos.
Desde esa perspectiva valoramos la aprobación en la Cámara de Diputados del Presupuesto Nacional. Es un logro político alcanzar su aprobación en general con un amplio respaldo; finalmente, a pesar de todos los anuncios anteriores, la derecha votó dividida, y fruto de los planteos de las organizaciones sociales, de la discusión y el trabajo de la Bancada de Diputados del FA, con un gran papel de las y los compañeros de la 1001, se lograron reasignaciones que mejoraron el proyecto original.
Es importante decir que, a diferencia del gobierno de derecha, el Presupuesto no es de ajuste, no hay recorte de gasto público social o de inversión pública, la recaudación para enfrentar el déficit dejado por la derecha y lograr recursos para políticas clave se consigue mediante ajustes tributarios progresivos, a las grandes transnacionales y los capitales en el exterior, sin afectar a las grandes mayorías. Los incrementos de gasto e inversión están bien dirigidos, principalmente a la infancia y a los sectores más vulnerables.
Reconociendo todo lo anterior, es claro que el Presupuesto es insuficiente para las necesidades de nuestro pueblo y para la implementación del Programa de Gobierno.
Por ello valoramos positivamente el trabajo desarrollado por la Bancada del FA en Diputados que, luego de recibir a 196 organizaciones sociales, logró modificaciones relevantes. Destacamos lo asignado a la UDELAR, en particular para el Hospital de Clínicas, becas, descentralización; la UTEC; el Instituto Clemente Estable; los Fiscales; la JUTEP; a la cultura y a los Parques Industriales de Pando y Rivera. Destacamos especialmente la inclusión de la convocatoria a un diálogo nacional para generar acuerdos hacia una Estrategia Nacional de Desarrollo.
Como afirmamos que, pese a todo esto, el Presupuesto, aún con sus modificaciones es insuficiente, destacamos que aquí no termina nada, vendrán las Rendiciones de Cuentas, pero también, el campo de las iniciativas parlamentarias, políticas, de gobierno y desde el movimiento social que nos permitan conquistar avances populares.
En estos días se aprobaron, por unanimidad, en el Senado dos proyectos de ley. Uno implica una importante conquista obrera, la ampliación del Fondo de Cesantía y Retiro para las y los trabajadores del hormigón. El otro, aborda un problema cuya resolución es central para avanzar, el acceso a la vivienda digna y la reforma urbana. Hablamos del proyecto de ley que abrevia el trámite expropiatorio de las viviendas con deuda compensable. Como bien afirmó Óscar en el Senado: “Es un lujo en la miseria que haya 97 mil viviendas vacías, mientras miles no tienen vivienda”.
En otro plano, pero referido al mismo tema, se logró un mecanismo para duplicar la inversión en vivienda para los sectores más vulnerables, que pasará de 355 millones de dólares en el período anterior a 700 millones en este. Esto no está en el Presupuesto, se financia a través del Fideicomismo de Integraciónn Social y Urbana y un préstamo con el BID. Implica un salto muy importante y nos demuestra que es posible lograr mayorías concretas a planteos fundamentados.
Hay en elaboración otro conjunto de iniciativas legilsativas, algunas desde el FA, otras desde la 1001, otras con propuestas de organizaciones populares, otras iniciativas del Ejecutivo.
Tenemos la iniciativa, planteada desde la academia, impulsada por el PIT-CNT y la Intersocial, de gravar con el 1% al 1% más rico de la población, para obtener los recursos para combatir a la pobreza infantil. El PCU respalda esa iniciativa, que el FA resolvió discutir y lo está haciendo. En estos próximos días un grupo de economistas, que está trabajando con el PIT-CNT, presentará una propuesta concreta que esperamos con expectativa. De la discusión en la sociedad surgirá si es esta u otra u otras.
La discusión sobre esta iniciativa vale en sí misma porque permite colocar en nuestra sociedad la discusión sobre la desigualdad, dejar de discutir hasta las pecas que tienen los pobres y empezar a discutir cuanto tienen y como lo usan los ricos. Y ese siempre será un debate que sume para una perspectiva de izquierda. Y debemos hacerlo convencidos, con firmeza. Vergüenza deberían sentir los que teniendo todo resuelto en sus vidas y en sus cuentas, niegan recursos mínimos a los niños y niñas y adolescentes que después tildan en sus discursos como los hombres y mujeres del futuro. No es lástima ni compasión lo que necesitan, es vestirse, alimentarse, poder ir a la escuela o al liceo o la UTU con la panza llena y que vuelvan a un hogar habitable.
Es necesario que miremos y juguemos en toda la cancha, hablamos de construir, con iniciativa política, debate ideológico, lucha popular, movilizaciónn del FA y acción transformadora desde el Parlamento, los gobiernos departamentales y el nacional, síntesis superadoras y avanzar en el cumplimiento del Programa. Es todo eso lo que hay que hacer jugar. A todo lo que nosotros denominamos como el bloque político y social, democrático y radical de los cambios para enfrentar al bloque de poder y abrir una perspectiva de avance popular.
Es importante entonces incorporar al análisis, la movilización popular, aunque exprese contradicciones con nuestro gobierno, es un elemento fundamental para construir esas síntesis superadoras. Hay cientos de miles de trabajadoras y trabajadoras luchando y negociando en las Consejos de Salarios; hay en desarrollo varios conflictos, en la mayoría de los casos enmarcados en la defensa de derechos laborales que son violados o desconocidos, y en otros, donde habrá que legislar, como en los trabajos por Plataformas, órdenes por algoritmos, la inteligencia artificial, entre otros.
En ese contexto la central obrera realizará este 29 de octubre un paro parcial y movilización que adquiere especial relevancia.
También la acción política de nuestro Frente Amplio, con la gira nacional para informar y debatir sobre el Presupuesto Nacional y todo lo relacionado a su Plan Político. El Frente Amplio tiene que desarrollar la movilización política y la lucha de ideas en la sociedad, es fundamental.
Finalmente, compañeras y compañeros. Todo lo que hemos señalado ha tenido y tiene a las y los comunistas como protagonistas.
En ese marco de luchas populares, es que estamos debatiendo, en el Congreso de la UJC y en el XXXIII Congreso del Partido, que ya comenzó, los materiales se están debatiendo en cientos de reuniones de agrupaciones de todo el país y culminará en diciembre.
Aunque pueda parecer que no, ya he hablado sobre los ejes de la discusión de nuestro Congreso, se trata de como construimos y organizamos nuestra militancia a favor de esa línea, unitaria y de masas, para avanzar en democracia, hacia una democracia avanzada.
Queremos y debemos aportar más y mejor a las luchas populares, a nuestro Frente Amplio y al desarrollo de políticas transformadoras de nuestros gobiernos. Lo hacemos sin esconder ni minimizar nuestras dificultades, con la necesidad de afrontar los nuevos desafíos y situaciones que tenemos que resolver. La constante práctica de la crítica debe estar acompañada de la necesidad indisoluble de la autocrítica. Vivimos en un mundo lleno de vicios, tentaciones y provocaciones. La firmeza y actitud militante es un rasgo distintivo de los y las comunistas, pero la humildad y fraternidad también. Nuestra militancia es consciente, voluntaria, hay lugar y espacio para aportar y contribuir, no para pedir o tener privilegios. El Partido es el que nos pide asumir responsabilidades, y no debe haber motivo de más orgullo que hacer algo por mi Partido, que es hacerlo por nuestra clase, por nuestro pueblo. Pero jamás deberá ser un lugar donde confundamos apetitos personales en disputas públicas. No importa dónde estoy, importa para qué estamos y lo que hacemos: eso deberíamos hacer público en las declaraciones de prensa.
Debemos asumir que el Partido, al decir de Arismendi, es el problema cardinal de la revolución uruguaya, porque necesitamos un Partido y una UJC más grandes, más organizados, más fuertes, con más incidencia en la sociedad, para poner nuestra militancia al servicio de nuestro pueblo y de su emancipación. Eso es lo importante.
Nos proponemos, construir, junto a nuestro pueblo: UN CAMINO PARA LA PÚBLICA FELICIDAD, lo que hemos plasmado en la consigna y nos demanda la historia.
Al finalizar, ligando a los pueblos y la cultura, con Pablo Neruda en su poema donde rinde tributo a un gran camarada chileno, Recabarren, fundador del Partido en Chile y en Argentina. Los unía en su pertenencia al Partido, en este poema del cual extraemos un par de estrofas:
Organizó las soledades.
Llevó los libros y los cantos
hasta los muros del terror,
juntó una queja y otra queja,
y el esclavo sin voz ni boca,
el extendido sufrimiento,
se hizo nombre, se llamó Pueblo,
Proletariado, Sindicato,
tuvo persona y apostura.
Y este habitante transformado
que se construyó en el combate,
este organismo valeroso,
esta implacable tentativa,
este metal inalterable,
esta unidad de los dolores,
esta fortaleza del hombre,
este camino hacia mañana,
esta cordillera infinita,
esta germinal primavera,
este armamento de los pobres,
salió de aquellos sufrimientos,
de lo más hondo de la patria,
de lo más duro y más golpeado,
de lo más alto y más eterno
y se llamó Partido, Partido Comunista.
Salú camaradas: ¡Viva la clase obrera y la unidad de los pueblos! ¡Viva el Frente Amplio y el Partido Comunista! ¡Que viva Uruguay!