Hace unos días, el 14 de Agosto, los y las estudiantes marchaban junto al resto del campo popular. En una fecha que, como hemos repetido, tiene una importancia sustancial en la vida histórica de nuestro país. Reivindicar las banderas de Liber, Hugo, Susana y tantas otras compañeras es mantener bien alto la defensa de la Educación Pública, de una educación que tiene que ser un derecho para toda la ciudadanía, sin distinciones. También en este contexto, levantar las banderas de nuestros mártires estudiantiles es defender la democracia, defender la participación, la libertad de expresar lo que uno piensa, el derecho a comprometerse con una causa y a soñar que un mundo distinto es posible y necesario.
En estos tiempos de rendiciones de cuentas sin asignación presupuestal para la UDELAR y de intentos de reformas educativas que de transformadoras tienen poco, es que la organización es fundamental. Fíjense el desprecio que algunos actores tienen con las instituciones de educación pública que en este período el presupuesto solo ha bajado, incluso con un PBI más pequeño, el porcentaje de dinero destinado a la educación ha bajado, producto de los recortes sistemáticos que se han hecho. Es muy fácil hacer gárgaras y perseguir docentes para que no denuncien la situación angustiosa que se vive en algunas instituciones, eso no es nada democrático ni republicano, solamente habla de la desidia y poco apego que tienen las autoridades de la educación con respecto al principal interés que hay que preservar que es el de la gurisada que va a los diferentes centros sin ningún apoyo, a la lo que se deja sola con docentes, trabajadores de la educación, que hacen todo lo posible en un contexto restrictivo, mientras pierden salario, para solucionar problemas que en su mayoría no se vinculan con lo educativo. La laptop, la comida, el estado de ánimo, etc.
Además, al mismo tiempo que nos enteramos que Uruguay, y en particular funcionarios del gobierno, facilitaron pasaportes falsos para un narco uruguayo muy importante con el objetivo de huir de la justicia, viene el tema de las pruebas PISA. Una prueba que tiene muchas críticas metodológicas y que no hay que asumir como “la biblia”. Pero dando por buena su fiabilidad, es una evaluación que busca demostrar las virtudes y defectos que tiene nuestra enseñanza de cara a poder plantear posibles soluciones en ese ámbito. Pues bien, ¿Cuál fue la gran idea del gobierno? Futbolizar la prueba. Ahora los y las jóvenes que den la prueba en realidad están representando a nuestro país y tienen que dar lo mejor de sí para dejarnos bien parados en el ámbito internacional, por eso les van a regalar una camiseta de la selección nacional de futbol. Un intento de presión que no aporta a brindar mejores capacidades educativas a nuestra población y que hace recaer una presión individual que no colabora en la prueba. ¿ Por qué si queremos dejar bien parado a nuestro país a nivel internacional no probamos cosas distintas como mejorar nuestros controles en lavado de activos? Una medida simple, para al menos no quedar pegados, es no concederle un pasaporte con un trámite muy especial a un individuo que sabemos que está siendo investigado por el propio Estado. Ese tipo de cosas pueden ayudar mucho más que la parafernalia de las pruebas PISA.
Una de las cosas que se podría hacer para defender el nombre de nuestro país es apuntalar la educación pública. Esa educación pública, que como decimos desde la LUC, es patrimonio y construcción histórica de nuestro país. Una educación vareliana y batllista que se transforma en un espacio de construcción de saberes y de intercambio plural y democrático entre estudiantes y docentes. Sin embargo, lo que se ha venido haciendo es destruir ese legado, es ir con el manual neoliberal y conservador. Lo primero es la censura, se ha perseguido a los gremios docentes y estudiantiles sin entablar negociaciones algunas, porque parece que la visión de los actores educativos no importa, se los ha intentado criminalizar. La desocupación múltiple de ayer muestra que no están dispuestos a pensar en plural las cosas, la educación la van a resolver un par de burócratas sentado en una oficina sin diálogo alguno con quienes hacen a la educación de verdad.
Y es que parece muy curioso que Robert Silva y compañía busquen hablar de una “Transformación Educativa” y no cuenten con la opinión del estudiantado ni de los y las docentes. En todas las instancias gremiales y no gremiales se le ha hecho saber el descontento con esos intentos de políticas inconsultas que además no transforman en un sentido positivo. Todavía estamos buscando las bondades de esta reforma que va a limitar la libertad de cátedra, que no va a brindar la posibilidad de una formación en educación universitaria, que se basa en los paradigmas de las agencias multilaterales de crédito. Una educación subordinada a los intereses del mercado y la derecha con menos libertades, que fomente ciudadanos y ciudadanas cada vez menos críticos y organizados. Seguro que ahora si nos destacamos a nivel internacional.
En definitiva, la ciencia, la Universidad, la ANEP, han sido recortadas sistemáticamente en su presupuesto y el gobierno ataca deliberadamente a quienes expresan que con esos recortes se hace muy difícil generar una educación de calidad. A la Universidad la ningunean y le dicen que se conforme si al menos no pierde plata en esta Rendición de Cuentas. No podemos quedarnos “en el molde” cuando se atacan las bases de nuestra educación y a la posibilidad de construcción de nuestros derechos, porque liquidar la educación pública es liquidarnos a todos. La consigna de hace unos años era muy acertada, “Sin Educación Pública no hay futuro” y lo seguimos reivindicando. Organizáte, aunque las autoridades no quieran. Es tiempo de protagonismo juvenil para marcar una alternativa, en la Educación Pública, con las banderas de Liber y Susana hay que cambiarlo todo.
UJC
Foto de portada:
Movilización por el día de los mártires estudiantiles. Foto: Santiago Mazzarovich / adhocFOTOS.