Cuando la responsabilidad social es firme y la vacunación masiva es central, las acciones para proteger a las poblaciones frente a la pandemia de COVID-19, son efectivas.
El mejor ejemplo de esto es Bután, país asiático de unos 800 000 habitantes, que ha conseguido con su política de enfrentamiento a la pandemia derrotar el contagio autóctono.
De acuerdo a las informaciones proporcionadas por la agencia de noticias de la ONU, “Bután ha sido muy estricto con la aplicación de medidas de distanciamiento físico, el cierre de sus fronteras con países como China y la India, y con la campaña de vacunación”.
El reporte destaca que, en apenas dos semanas, el país logró inmunizar a “la totalidad de su población, la mayoría asentada en áreas rurales”.
Hasta la fecha, Bután solo reporta “unos 1 200 casos confirmados, una sola muerte, y 1 030 recuperaciones”.
El paquete de medidas desplegado por el gobierno incluyó “la cuarentena por 21 días para todo el que ingrese en el país, restricciones para reuniones y festividades de cualquier tipo y el autoaislamiento familiar en áreas específicas”.
En atención al decreto de cierre parcial por un evento epidemiológico, “las personas solo pueden visitar tres tiendas al día dentro de su propio territorio, por solo una hora y cubiertos de una protección física completa”.
Dedicado principalmente al rubro económico del Turismo, las autoridades de Bután no dudaron en desplegar un plan de fuertes medidas que será el que permitirá recuperar, rápidamente, la principal actividad económica del país y que ha sufrido graves afectaciones.
De acuerdo a la agencia noticiosa de Naciones Unidas, el país experimentó en los últimos meses un aumentó el desempleo y una disminución de sus exportaciones, por lo que el déficit fiscal se elevó poco más del 7 % del PIB, y la tasa de desempleo alcanzó un 14 %”.
En respuesta a esta situación, “el gobierno de Bután impuso un plan de contingencia económica para hacer avanzar áreas esenciales como el turismo, la agricultura y la construcción. Ese plan también protege a los más vulnerables, principalmente a las personas desvalidas y en desventaja social”, destaca en esta jornada el diario Granma.
Bután, recuerda el medio de prensa es una nación tercermundista, y cuenta con “un número muy limitado de salas de terapias intensivas, carecen de ventiladores artificiales y de oxígeno para el cuidado del paciente grave. Aunque ellos mantienen una tasa de transmisión muy baja, pudieron alcanzar una alta tasa de vacunación contra la COVID-19”, aunque, según destaca la ONU, “lo principal es que los butaneses mantienen una voluntad total de cumplir con las medidas epidemiológicas para vencer a la pandemia”.