Ayer viernes de noche se realizó la apertura del XXXII Congreso del Partido Comunista de Uruguay (PCU) con un acto en el gimnasio del Club Cordón, en Montevideo.
El acto contó con una nutrida concurrencia y tuvo momentos muy emotivos, saludados de pie por las y los presentes. Participaron del acto delegaciones de todos los sectores del Frente Amplio y también delegados y delegadas de base y la vicepresidenta del FA, Verónica Piñeyro y la presidenta de la Departamental de Montevideo, Graciela Villar. Vinieron delegaciones de los Partidos Comunistas de Cuba, Argentina, Brasil y Paraguay.
En la lectura de la larga lista de saludos, del Uruguay y del mundo, destacaron los de los Partidos Comunistas de Vietnam, China y Chile y los videos de los Partidos Comunistas de Colombia y Portugal.
En el acto hicieron uso de la palabra, el delegado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, en representación de las delegaciones internacionales; Carolina Cosse, Intendenta de Montevideo; Fernando Pereira, presidente del Frente Amplio y Juan Castillo, secretario general del PCU.
Al culminar la parte oratoria, fueron promovidos al PCU 51 militantes de la UJC, en su nombre saludó al Congreso, Sofía Espillar, actual presidenta de la Junta Departamental de Montevideo.
Participan del Congreso alrededor de mil delegados y delegadas titulares, de los 19 departamentos del país y 220 suplentes.
La intervención de Juan Castillo
Reproducimos íntegramente el informe que el secretario general del PCU, Juan Castillo, brindó en la apertura del Congreso.
“Bienvenidos queridos compañeros y compañeras. A los compañeros de ruta de la lucha obrera y social de nuestra patria. A los hermanos del Frente Amplio, con quienes compartimos sueños y esperanzas. A las delegaciones fraternas de países hermanos de nuestra América, que nos honran.
Y a todo nuestro heroico pueblo, a todos y todas, a los que nos miran con respeto, con admiración, y los que no entienden todavía el complejo entramado de la lucha de clases, y que tenemos que ganar para la necesaria liberación nacional.
Llegamos a este XXXII Congreso en un momento muy especial del mundo, del continente, del país y de nuestro Partido. El Congreso es la máxima instancia de dirección, es la Asamblea más importante de los comunistas, es para debatir y discutir, para hacer críticas y autocrítica, para acordar y elaborar y enriquecer la teoría y trazar la línea estratégica de cara a los objetivos inmediatos. Es para hacer síntesis de las luchas y trazar los caminos para hacerlas avanzar.
Es un Congreso que no esconde nada, ningún problema, ninguna dificultad, ningún retraso. Pero también es un Congreso que reivindica lo que se ha conquistado, todas las luchas, todo el esfuerzo militante. Es un Congreso de un Partido parado en la realidad, como un actor real de la escena política.
Asumimos el momento político con gran responsabilidad, sabemos que una parte importante de nuestro pueblo, nuestras compañeras y compañeros del Frente Amplio, del movimiento popular, miran este Congreso, esperan nuestra palabra y nuestras propuestas.
Tenemos que lograr que este Congreso – “Centenario del PCU” – sea un Congreso de respuestas para nuestro pueblo. Un Congreso que trace perspectiva, que convoque a la lucha y a la construcción de unidad del pueblo. Un Congreso de esperanza, para organizar la ofensiva popular para abrir caminos para avanzar, para reconquistar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio y para que este supere las insuficiencias y los errores cometidos y, con un peso mayor del pueblo organizado, sea un avance en democracia en el camino de la imprescindible emancipación social.
Este Congreso que está presidido no sólo por la dirección, no sólo por las agrupaciones, no sólo por los que estamos presentes hoy como delegados al mismo, está presidido por doña Julia Arévalo, allí mirándonos y por Rodney Arismendi, en quien basamos nuestras ideas.
Llegamos a la parte de síntesis de este Congreso, que hace rato comenzó, que tuvimos que postergar dos veces, por la pandemia y para concentrar todos nuestros esfuerzos en la recolección de firmas y el referéndum contra 135 artículos de la LUC. Es un Congreso para el que han discutido casi 300 organismos y del que participan alrededor de 1.000 delegados titulares y más de 200 suplentes, de los 19 departamentos. Se dice fácil, pero no es poca cosa.
Hemos debatido las Bases de Discusión que ya tienen cientos de aportes y propuestas de cambio. Esas Bases, que no buscaban agotar la discusión, si no abrirla, fueron fruto del trabajo colectivo del Comité Central, organizado en Comisiones, en medio de la pandemia.
Es un Congreso, además, que encuentra el Partido en medio de la lucha, en las herramientas unitarias de nuestro pueblo. Por eso vale más. Uno de los grandes desafíos que tenemos es lograr que todas esas luchas se reflejen en las discusiones del Congreso.
Y otro desafío es que se expresen la inteligencia y la capacidad colectiva del Partido, para salir fortalecido, con una perspectiva estratégica y una táctica política afinada, para el abordaje de las más amplias masas y movilizarnos por una democracia avanzada, hacia el socialismo y el comunismo.
En las Bases de Discusión, en su primer párrafo, definimos las tareas del Partido y por tanto de este Congreso, de forma muy apretada: “El PCU, uruguayo, frenteamplista y comunista, que cumplió 100 años de lucha” se propone como tarea “con el método creador del marxismo-leninismo, la filosofía de la praxis, pensar el Uruguay, su conformación económica, social y cultural; definir una ruta teórica para su transformación y desarrollar una táctica política y una herramienta organizada para llevarla adelante. Se trata de construir el camino para la revolución en el Uruguay, de disputarle la hegemonía a las clases dominantes que la detentan”. Nada más y nada menos.
Participamos de este Congreso, expresión democrática de nuestro Partido, con el orgullo y la enorme responsabilidad de integrar la máxima instancia de dirección, de un Partido de la clase obrera, con más de 100 años, 102 años, que la dictadura se propuso borrar del mapa por 50 años y no pudo. Y que hace 30 años decidió seguir abrazando a su pueblo, su clase y sus ideales marxistas-leninistas y vaya si la vida, con el juicio que más vale, ha demostrado que teníamos razón y que esa era la opción correcta.
Ya hicimos un repaso de nuestra historia en ocasión de conmemorar nuestros 100 años. Hace poco menos de un mes, en el impresionante acto en Homenaje a los 8 camaradas asesinados en el paso del Molino – el 50 aniversario de la 20 – hicimos un análisis de la situación política actual, de las condiciones en las que desarrollamos la militancia. Hoy vamos a señalar solo algunos breves conceptos, sobre lo que entendemos deben ser los centros del debate del Congreso y, además, algunas actualizaciones, porque el enorme dinamismo de la dialéctica de la lucha de clases hace que en el documento preparatorio falten algunas cosas relevantes, que necesitamos incorporar.
El mundo
En el documento preparatorio, continuando con definiciones de los Congresos anteriores, que han demostrado en la vida ser acertadas, definimos la situación actual del mundo como de crisis orgánica y estructural del capitalismo, está en marcha un ajuste global para poner al servicio del capital y su reproducción, todos los recursos de la humanidad y del planeta. Junto a ello está la respuesta de los pueblos, heroica, pero aún insuficiente, para generar alternativas a esta crisis. Es la combinación de estos dos factores lo que provoca una agudización de la lucha de clases.
En el plano internacional esta tiene una expresión central en la disputa entre EEUU, potencia imperialista en declive, y sus aliados, y el bloque de países emergentes, encabezado por China. Esta disputa es en todos los planos. Decíamos que el declive de EEUU, su pérdida paulatina de la hegemonía del capitalismo mundial, lo hacía más peligroso, aumentaba su agresividad y el peligro de guerras.
Y tenemos ahora la guerra de Rusia y Ucrania. Lo dijimos en la 20 y lo reiteramos: Nos pronunciamos por la paz, en las guerras los que sufren son los pueblos. Nos pronunciamos por la solución pacífica de los conflictos. También denunciamos, sin esconder nada, la responsabilidad de EEUU y la OTAN en el aumento de la tensión en Europa y en el mundo. Y expresamos con claridad que condenamos todas las guerras, no solo una, todas las que están actualmente en curso, pero no televisan, las de Palestina y Yemen, y las de África, y las que sufre el pueblo Saharaui.
Otro nudo central de la situación internacional, está en nuestro continente, donde los pueblos habían logrado avanzar más en alternativas al neoliberalismo y que, por eso, enfrentó la ofensiva del imperialismo y las oligarquías con mayor intensidad.
Los comunistas uruguayos nos reunimos rodeados de amigos y camaradas y compañeros de lucha de nuestro pueblo y de la región. Gracias por estar, por compartir las mismas preocupaciones y tener similares objetivos. Vibramos ayer con la Chile de Allende y hoy con el gobierno de unidad que encabeza Boric; soñamos con la posibilidad cierta del triunfo este domingo del compañero Petro en Colombia y ansiamos, anhelamos, el triunfo de Lula en Brasil, que cambie la correlación de fuerzas en la región. Y también somos solidarios, como siempre, con la revolución cubana asediada y reclamamos el fin del criminal bloqueo en su contra. ¡Viva Cuba y su revolución! Y somos solidarios con todos los pueblos de nuestro continente que luchan en desiguales condiciones frente a los planes de las clases dominantes y del imperialismo. ¡Con todos!
Porque es con Martí, Bolívar y Artigas, con el Che, Sandino y con Fidel, con todas y todos los héroes y heroínas de nuestros pueblos. Sin exclusiones.
En nuestro Congreso expresamos también que la unidad de los pueblos latinoamericanos y caribeños es una necesidad revolucionaria. Como lo ha sostenido nuestro Partido hace décadas, es parte de nuestra concepción de la revolución, y lo ha desarrollado con especial profundidad Rodney Arismendi, esta tiene expresión continental. La liberación continental es una, con matices propios según el desarrollo histórico de cada país. Nos unifica la lucha contra el imperialismo norteamericano y la tarea inconclusa de nuestra segunda y definitiva independencia. Por eso entendemos que es fundamental defender y promover la integración del continente, el MERCOSUR y la CELAC como espacios institucionales. Y también ratificamos nuestro compromiso con el Foro de San Pablo, expresión política de la más amplia unidad continental de las fuerzas revolucionarias, de izquierda y progresistas del continente.
Para enfrentar y derrotar la ofensiva del imperialismo y las oligarquías, es imprescindible construir la unidad más amplia y generosa de nuestros pueblos y gobiernos. Eso nos hará más fuertes para defender la justicia social, la distribución más justa de la riqueza y la calidad de vida de los hombres y mujeres, niñas y niños, ancianos, explotados y hambrientos en la región de la comida y la riqueza.
Uruguay
Como también señalábamos hace varios Congresos, nuestro país no está al margen de nuestro continente y también estaba en la mira de esa ofensiva del imperialismo y las oligarquías que buscaban recuperar los espacios de poder político que habían perdido.
Hacemos este Congreso luego de una derrota electoral. No nos andamos con vueltas, la pérdida del gobierno nacional por el Frente Amplio fue una derrota para todo el movimiento popular, un retroceso.
Decimos en nuestro documento que era necesario un proceso de autocrítica donde se pusiera en discusión todo, la gestión de gobierno, la campaña electoral, las candidaturas y la conducción y el papel político del Frente Amplio. Y que lo hacíamos sintiéndonos parte de lo que debía ser criticado.
Uno de los aspectos que señalábamos, no el único claro está, es que se había generado una separación entre el gobierno y la fuerza política, entre ambos y el movimiento social, y entre todo eso y sectores importantes de nuestro pueblo. Y que la superación de estos errores era práctica, generando prácticas políticas y sociales superadoras de lo criticado.
A pocas semanas de la derrota electoral decíamos que asumía el gobierno la fracción más conservadora del bloque de poder, con una presencia importante de los sectores del agronegocio y el capital financiero, con un peso inédito de la ultraderecha y con sectores de rasgos fascistas. Que se venía un ajuste de cuentas con el pueblo.
Y a dos años y medio de la gestión de este gobierno de coalición de derecha la realidad muestra que Uruguay es menos libre y más desigual, por ello menos democrático. Y está claro que parte de eso tiene que ver con el impacto de la pandemia, pero mucho tiene que ver con la aplicación dogmática y fanática de un ajuste neoliberal en medio de la pandemia.
Es el gobierno de los malla oro, dicho a texto expreso por el presidente de la República, es el que impulsó la ley de Urgente Consideración (LUC), con las urgencias del poder no las de nuestro pueblo, el que recortó recursos en salud, educación, vivienda y políticas sociales, el que rebajó salarios y jubilaciones, el que aumentó las tarifas públicas, que dijo que iba a bajar, por encima de la inflación y los salarios. Es el gobierno en el que aumentó la pobreza, y en particular la pobreza infantil. Y todo esto al mismo tiempo que las exportaciones baten récord, superando los 11.400 millones de dólares, los depósitos bancarios crecen 9 mil millones de dólares y los depósitos en el exterior superan los 10 mil millones de dólares.
¿Y que hemos hecho? Hemos militado y luchado junto al Frente Amplio y al conjunto del movimiento popular. Hemos llevado a la práctica lo que dijimos: estamos en una etapa de acumulación de fuerzas, nuestra línea es unitaria y de masas, de organizar la lucha y levantar perspectiva.
Y enfrentamos la LUC, uno de los instrumentos centrales de la restauración conservadora. Y participamos de esa hazaña democrática de nuestro pueblo de juntar 800 mil firmas en medio de la pandemia. Esa fue la principal victoria popular de este período. Y fuimos al referéndum contra 135 artículos de la LUC y no logramos su derogación. Perdimos. Era lo que buscábamos y no lo logramos. Sin embargo, lo que si logramos fue acumular fuerzas, el movimiento popular salió más fuerte, en unidad, en organización y en capacidad de diálogo con nuestro pueblo. La derrota si hubiera sido terrible si no hubiéramos luchado.
Pero con el bloque social y político alternativo, con el movimiento popular, no hicimos solo eso, que ya sería mucho. Derrotamos a la derecha en las elecciones del SMU, en las elecciones de la Universidad, en las de representación de las y los trabajadores y la de jubilados y pensionistas en el Directorio del BPS, en la de los representantes docentes en el CODICEN y estudiantiles en el Consejo de Formación en Educación. Realizamos el Congreso del PIT-CNT, que, contra todos los augurios, salió reafirmando la unidad y con una perspectiva de cara a todo nuestro pueblo.
También realizamos las elecciones internas del Frente Amplio, donde rompimos la tendencia decreciente, logramos más de 130 mil votos, la elección de Fernando como presidente con un gran respaldo, las bases con un gran respaldo y nuestra opción electoral 1001 también con un gran respaldo, lo que nos enorgullece y, al mismo tiempo, nos coloca una gran responsabilidad.
Para no repasar todo el período, lo hacemos en el documento, solo agregar que venimos, en estos últimos meses, de un gran acto de la 20°, del 1° de Mayo más grande de los últimos años y del gigantesco 20 de Mayo, fecha patria, pueblada de lucha contra la impunidad, por verdad y justicia. Con decenas de miles marchando en las calles de todo el país.
Falta mucho, no tenemos todavía el tamaño de pueblo organizado necesario para derrotar al bloque de poder, lo demuestran los resultados. Pero tenemos que tener una mirada dialéctica de la situación política. Mal podemos avanzar si no vemos los problemas. Pero también, mal podemos avanzar si no sintetizamos y hacemos nuestros los pasos que damos en la dirección correcta.
En lo inmediato se nos plantean los desafíos de dar respuesta a los problemas de nuestro pueblo. A sus necesidades. Enfrentar la carestía, reclamar soluciones para la inseguridad pública, la que decían que iban a solucionar en días y que luego dijeron que había arreglado la LUC. Exigir respuestas a la demanda de trabajos dignos y del salario justo y decoroso. Organizar la defensa de la educación pública y la seguridad social. Desplegar la lucha por las empresas públicas, ANCAP Y ANTEL y contra la estafa en el Puerto. Promover y profundizar la gestión de nuestros gobiernos departamentales, Montevideo, Canelones y Salto y de nuestros municipios.
El PIT-CNT está discutiendo su Plan de Lucha para este período, lo propio está haciendo el Frente Amplio con su Plan Político. Hace pocos días, el martes pasado, en su fecha de aniversario, Fucvam también levantaba sus plataformas y demandas.
Tenemos que organizar las luchas por las reivindicaciones inmediatas y, a la vez, levantar una perspectiva programática alternativa. El PIT-CNT ha convocado en su Congreso y en el 1° de Mayo a un Congreso del Pueblo, es una iniciativa valiosa, hay que apoyarla y trabajar mucho para lograr la máxima amplitud y un diálogo mano a mano con nuestro pueblo en todo el país.
Camaradas y compañeros, los dos proyectos de país están a la vista: de un lado el nuestro, de las grandes mayorías, del bloque histórico, social y político, democrático y radical de los cambios; de desarrollo productivo, con inclusión social, el de la distribución de la riqueza, defensa de la soberanía y profundización democrática. Del otro lado, el de las clases dominantes que nos gobiernan, el de los malla oro, de la represión y los recortes, de concentración del poder y la riqueza y de más dependencia.
Queda claro, sin titubeos, la cuestión sigue siendo entre la oligarquía y el pueblo. Para darle resumido ya, los titulares de los diarios de mañana.
La unidad
Las tareas son múltiples, pero hay una que sobresale a todas las enumeradas, una principalísima en la lista: la Unidad. Unidad de la clase obrera y trabajadora, en sus sindicatos y la defensa de la central única el PIT-CNT. Unidad de las organizaciones sociales más representativas de nuestro pueblo, los estudiantes, los jubilados y pensionistas, los cooperativistas, los pequeños y medianos productores de la ciudad y del campo, los comerciantes pequeños, las organizaciones feministas y de la diversidad sexual, las ollas populares, la intelectualidad y la cultura, todo lo que el pueblo tiene organizado y lo que falta.
Arismendi en 1971, en un texto recogido en “La Revolución uruguaya en la hora del Frente Amplio”, lo decía con claridad: “No hay otro camino para la liberación de los pueblos en el mundo, a través de la historia de todas las revoluciones o en la hora difícil del combate latinoamericano contra el imperialismo, sino aquel que resuelva totalmente el problema esencial, que es la unidad del pueblo”.
“Construir el Partido necesario para estos desafíos”
Y, para terminar, referirnos a nosotros mismos, al Partido. Y no es que no lo hayamos hecho, cuando hablamos del Frente Amplio, del movimiento sindical, de la lucha social y política hablamos del Partido. Es en ella que nos realizamos y nos expresamos como fuerza política, como fuerza revolucionaria. No podemos criticar todo y a todos y nosotros, en casa, todo bien.
Y allí tenemos otro gran desafío de este Congreso: trazar los caminos para construir en cantidad y calidad, el Partido y la Juventud necesarios para estos desafíos que nos planteamos. El Partido es más grande de lo que nuestros enemigos desearían y más chico de lo que nosotros nos planteamos y nuestro pueblo necesita en la hora actual.
Eso es así. Si queremos avanzar en democracia y construir una democracia avanzada, si queremos organizar la ofensiva popular, reconquistar el gobierno nacional para el pueblo con el Frente Amplio y disputarles la hegemonía a las clases dominantes; si queremos construir las respuestas que nuestro pueblo necesita, precisamos un Partido Comunista más grande y con más peso, para contribuir a esos objetivos.
Tenemos muchos problemas, de todo tipo y color, los asumimos autocríticamente, en primer lugar, la Dirección saliente, no nos hacemos los distraídos.
Pero para ser consecuentes con nuestro método, de mirar dialécticamente el proceso de la revolución, las luchas de nuestro pueblo, es necesario que reconozcamos también los avances. Hoy el Partido tiene más peso y más llegada a nuestro pueblo que hace cinco años, que hace diez, que hace quince años. Esto se refleja en los resultados electorales, claro está, pero no solo.
Hemos crecido, no lo suficiente, pero tenemos un Partido más grande. Hemos logrado influir más, con nuestra línea, en el movimiento sindical, en el movimiento popular y en el conjunto de la sociedad, todavía tenemos sectores donde no llegamos o donde tenemos un peso muy reducido.
En la última elección nacional nos presentamos con nuestra 1001 y en un marco de alianzas más amplio, en “Unidad para los Cambios”, y alcanzamos una importante votación y representación parlamentaria, al punto que somos la segunda bancada del Frente Amplio.
Hemos trabajado y seguimos trabajando como bancada 1001 y como “Unidad para los Cambios” y aspiramos a mantener y si es posible ensanchar estos espacios.
Quienes militan en el Parlamento, nuestras legisladoras y legisladores, junto a un equipo de asesores que queremos destacar, han sido combatientes de las causas populares: en los debates de la LUC, la recolección de firmas, la batalla por el referéndum, el Presupuesto Nacional, las Rendiciones de Cuentas, además de proyectos específicos. Hemos estado entre los impulsores en el seno de nuestro Frente Amplio de que estos debates no fueran en soledad, buscando la participación, el vínculo con la sociedad, los sindicatos, las organizaciones sociales, en el Parlamento y fuera de él.
En este momento nos estamos preparando para la próxima Rendición de Cuentas, no encerrados y encerradas en los despachos. Necesitamos que el accionar de nuestra bancada del Frente Amplio, en lo que resta del período, sea parte del plan político del FA y actúe en consonancia con dicho plan. Por supuesto que los comunistas, previsibles como somos, sentimos en el ámbito parlamentario el compromiso con nuestro pueblo y con el fortalecimiento y unidad de sus herramientas.
Queremos destacar la realización en Diputados de una sesión de homenaje a los 100 años del Partido y en el Senado a los 50 años de la 20. Son una muestra del peso de nuestro Partido en la sociedad y del respeto de la gran mayoría de los partidos políticos.
Tenemos una importante presencia en los tres gobiernos departamentales frenteamplistas, Montevideo, Canelones y Salto. La labor de nuestras y nuestros compañeros en las intendencias es destacada y tenemos que hacerla más patrimonio del Partido y del conjunto de nuestro pueblo.
También hemos más que duplicado las y los ediles departamentales con la 1001. Nuestras compañeras y compañeros han jugado hasta ahora un importante papel, tanto donde somos gobierno como donde gobierna la derecha.
Es necesario que el Congreso pueda resumir esta experiencia, este papel del Partido, en toda su complejidad.
Hemos crecido, pero necesitamos más, más organización, más medios de propaganda y comunicación, mejores finanzas, más locales, más cuadros, más formados y más fogueados en la lucha y más militancia, y también más vínculos con nuestro pueblo. Necesitamos un Partido a la altura de las necesidades de nuestro pueblo y de las tareas revolucionarias que nosotros nos planteamos.
Cada día de cada año, en cada inocente que perece por hambre o por enfermedad curable, en cada persona mutilada o que cae en los flagelos de la sociedad del consumo y la inhumanidad, queda más evidente que el capitalismo no ha dado respuesta a los problemas de la humanidad y que descarga sus crisis y sus efectos sobre los más humildes. Y cada día y a cada momento, queda más claro que es necesario construir una alternativa a este sistema imperante e inhumano, que en su desarrollo pone en peligro la vida y hasta el propio planeta.
Para nosotros no hay forma de humanizar a las bestias, no hay modo de administrar el capitalismo. La alternativa es el socialismo y el comunismo. Es el socialismo el que puede llevar a cabo la misión histórica de la clase obrera y sus aliados, de todos los explotados. Es con la aplicación práctica de estas ideas generales, adaptadas a nuestras especiales características. Nada de obsoletas esas ideas.
Y entonces surge la pregunta, ¿qué tan lejos estamos de esa sociedad? ¿Qué tan lejos estamos de ser dueños de nuestro destino?
Todo lo que demoremos en fortalecer la unidad. Todo los que desperdiciemos en debates estériles, todo lo que no aprovechemos para estudiar, aprender, elaborar, proponer, difundir, organizar, todo lo que nos distraiga de los verdaderos objetivos y urgencias de las grandes mayorías.
Hablamos de unidad en serio, no de discursos “facilongos”. Hablamos de unidad en la diversidad, en la capacidad de reconocernos que no seremos exactamente iguales ni lo pretendemos, que no pensamos “cuadriculadamente” lo mismo, que debemos luchar contra toda forma de dogmatismo. Que no tenemos todas las respuestas, pero tenemos disposición de aprender y escuchar.
Y aún así, cometemos errores, algunos camaradas nos equivocamos y nuestros errores se amplifican. Hemos dado la cara, hemos asumido públicamente los mismos, no nos escondemos. Hemos aplicado con rigurosidad las normas y medidas para corregirlos o nos disponemos a pensar con otros y otras cómo resolverlos. No lo hacemos para las tribunas, nos duelen como al que más. Sabemos de sobra que no estamos vacunados contra las desviaciones que enferman la sociedad actual, pero acaso un gran escudo, un gran instrumento, es la vida orgánica, son los colectivos, y debe ser la honestidad política y la humildad de nuestros militantes, un rasgo distintivo en nuestras filas.
Hablamos de discutir con pasión, defender las ideas con firmeza, sin perder la perspectiva con las compañeras y los compañeros. Con franqueza sí, pero con fraternidad también, y salir a hacer la tarea acordada, a cumplir con el plan aprobado, como estamos dispuestos todas y todos acá, de salir codo con codo a dar lo mejor de nosotros para hacer avanzar la revolución. Esa es la tarea de cada día. A eso está dedicado este Congreso. Trabajar cada día por la cohesión de nuestro Partido.
Por eso compañeras y compañeros, tenemos el desafío de que este Congreso, de este Partido uruguayo, frenteamplista y comunista, sintetice los avances y trace los caminos de superación de las insuficiencias. Para estar a la altura de las necesidades de nuestra patria.
Lo reiteramos, tenemos el desafío de construir un Congreso de esperanza, de llamado a la unidad, a promover la lucha, para organizar la ofensiva popular que nos permita enfrentar la restauración conservadora, derrotarla, reconquistar el gobierno nacional para el Frente Amplio, con un bloque histórico político y social de los cambios más fuerte, con más peso e incidencia, para avanzar en democracia hacia una democracia avanzada.
Las y los comunistas uruguayos, estamos seguros, no defraudaremos las expectativas que nuestro pueblo ha depositado en nosotros.
A trabajar camaradas, aprovechemos el tiempo, hagámoslo con alegría que el futuro nos pertenece.
Viva el PCU
Viva el Frente Amplio
Viva el Uruguay.