La solidaridad no se negocia

Por Gabriel Mazzarovich

La Intendenta de Montevideo, Carolina Cosse y la Departamental capitalina del Frente Amplio decidieron convocar a la militancia frenteamplista para que el 5 de febrero, al cumplirse 50 años de la coalición de izquierda, se recolectaran en los Comité de Base alimentos para quienes más los necesitan. Lo hicieron públicamente, con un video que circuló profusamente en las redes sociales y allí también dijeron que se iban a entregar a las ollas populares.

La intención política, sí política, fue darle un sentido práctico al aniversario del FA y también a la expresión de solidaridad, ubicados en la pandemia y sus impactos económicos y sociales, agravados por la aplicación, en medio de ella, de un ajuste neoliberal por parte del gobierno de la coalición de derecha.

La respuesta de la militancia frenteamplista fue conmovedora: se recolectaron más de 20 toneladas de alimentos. Miles de hombres y mujeres, frenteamplistas, practicaron la solidaridad y lo hicieron organizados en su fuerza política y en una herramienta que los distingue del resto de los partidos: los Comité de Base, espacios donde se materializa la vocación fundacional del FA de transformar la política en una acción permanente, vinculada a los problemas reales y cotidianos de nuestro pueblo, superando lo meramente electoral. Los alimentos fueron entregados a la Intendencia que tiene un contacto permanente con la Red de ollas populares que funcionan en el departamento y asegura de esa manera una distribución organizada.

Esto que ocurrió el 5 de febrero no es nada nuevo: ni para los gobiernos frenteamplistas, sean nacionales, departamentales o municipales, ni para los Comité de Base del FA.

En cuanto a los gobiernos del Frente Amplio, la Intendencia de Montevideo desde 1990 actuó junto a las organizaciones populares, ollas populares, comedores, merenderos, policlínicas barriales, clubes deportivos, para desplegar políticas sociales que atendieran las situaciones más urgentes y dramáticas y lo siguió haciendo a lo largo de estos 31 años de gobiernos departamentales de izquierda con Tabaré Vázquez, Mariano Arana, Ricardo Ehrlich, Ana Olivera, Daniel Martínez y ahora con Carolina Cosse. 

Esto fue especialmente claro en la crisis de los 90 y en la de 2001 y 2002, provocadas ambas por la aplicación de políticas neoliberales de ajustes que multiplicaron la pobreza y la desigualdad.

La actitud política de los gobiernos departamentales y municipales frenteamplistas ha sido la misma ante el impacto de la pandemia, desde el primer día. Al pie de esta nota hay referencias a 11 seleccionadas (*), son muchas más, publicadas en EL POPULAR en estos meses desde que se declaró la emergencia nacional; dan cuenta de las acciones de las intendencias de Montevideo, Canelones, Salto, Paysandú y Rocha, y de varios municipios, que prorrogaron el cobro de impuestos, dieron incentivos para mantener los puestos de trabajo, ampliaron los comedores y asistencia alimentaria y todos, sí todos, apoyaron y apoyan a las ollas populares.

En todas esas acciones, a lo largo de estos años y, especialmente durante la pandemia, estuvieron involucrados de una u otra manera los Comité de Base.

Desde marzo del año pasado los Comité de Base apoyan a las ollas populares, juntando alimentos, consiguiendo elementos para cocinar e, incluso en algunos casos, cocinando en los propios locales. 

Se cuentan por cientos las toneladas de alimentos reunidas y repartidas, por miles los almuerzos o cenas servidos y también por miles las horas voluntarias de militancia, de solidaridad concreta, organizada.

La Intendencia de Montevideo viene trabajando con las ollas populares desde que empezó la pandemia, distribuyendo alimentos, ayudando con las medidas sanitarias, brindando apoyo logístico. También lo hacen las intendencias de Canelones, con Yamandú Orsi y Salto, con Andrés Lima, y los 32 municipios con gobierno frenteamplista.

En Montevideo, Cosse está implementando, tal cual se había comprometido en la campaña electoral, el Plan de Apoyo Básico a la Ciudanía. En ese marco, está coordinando el apoyo a las ollas populares, sosteniendo reuniones regulares y planificando en conjunto e, incluso, visitando varias de las ollas en distintos barrios de la capital.

Las ollas populares son una forma de organización para responder a un desafío urgente y básico: comer. No son partidarias, son impulsadas por una diversidad enorme de colectivos, la mayoría desde sindicatos y organizaciones barriales, pero también clubes deportivos, iglesias, etc. Allí no se le pregunta a nadie a qué partido votó para darle un plato de comida y un lugar donde no sentirse tan solo y desamparado. Tratan como pueden, con solidaridad y mucho sacrificio, de paliar la falta de respuesta del gobierno nacional.

¿Qué pasó el 5 de febrero? Se hizo concentrado en un día lo que se hace cotidianamente y se juntó una cantidad enorme de alimentos para apoyar a esa sacrificada tarea.

Las críticas a esta iniciativa que van desde las acusaciones de demagogia hasta las más absurdas que ven un peligro a la institucionalidad democrática y las instituciones republicanas, omiten todo lo anterior y buscan evadir lo que debe ser el centro del debate político. 

El Comité Ejecutivo Departamental del Partido Colorado le mandó un mensaje a Carolina Cosse pidiendo que se quiten las cartas que los frenteamplistas habían puesto en los paquetes, problema de enorme gravitación institucional si los hay; desde el Partido Nacional se anuncia con toda la pompa que se va a llamar a la intendenta a sala para que explique por qué puso en riesgo la institucionalidad. Incluso se sumaron, de manera francamente inexplicable, algunos compañeros del Frente Amplio al coro crítico.

¿Dónde está el peligro para la institucionalidad? ¿Es más republicano quedarse de brazos cruzados hablando de la inmortalidad del cangrejo mientras nuestra gente pasa hambre por la inacción del gobierno nacional? ¿Qué fortalece a la democracia: la participación y el compromiso ciudadano o la apatía y el desinterés? 

El verdadero debate aquí es que fruto del impacto de la pandemia tenemos una crisis en nuestro Uruguay, agravada por la aplicación de un ajuste neoliberal en el medio de esta. La situación requiere respuestas y ya, no mañana, hoy. Y eso es lo que están haciendo los gobiernos, la militancia frenteamplista y el movimiento popular.

El gobierno nacional y la mayoría de los gobiernos departamentales blancos y colorados no trabajan con las ollas populares. Lo que sí hacen es clientelismo puro y duro, repartiendo alimentos y asistencia de acuerdo al color del voto y hasta con rótulos partidarios, otra que cartitas, en varios departamentos del interior del país. Cuestionan esta iniciativa concreta de solidaridad por supuesto clientelismo, mientras eliminan el concurso para el ingreso al Estado y dan puestos a dedo, o con otras cartitas, por abrir clubes políticos y juntar votos.

Los gobiernos del Frente Amplio son distintos y sí trabajan con las ollas populares. 

Y la militancia frenteamplista y popular, recreando en el presente una tradición histórica, no gargantea con la solidaridad, la practica. Las brigadas solidarias Agustín Pedroza del SUNCA han levantado escuelas, asistido en desastres naturales como las inundaciones en Durazno, el tornado de Dolores o San Carlos o Rocha, la inundación en Paso Carrasco o Santa Lucía; lo han hecho otros sindicatos y el PIT-CNT, y también la FEUU y también los Comité de Base del Frente Amplio y han coordinado y coordinan con diferentes instancias estatales y, cuando no pueden, lo hacen solos. Y a nadie se le ocurrió decir que eso pone en peligro la institucionalidad. Por favor. Hay que ser cuidadoso de las formas, y el FA y el movimiento popular vaya si lo son, pero no se puede poner en cuestión la acción solidaria, desde el Estado, desde la política y desde la sociedad.

Este no es un debate menor, porque resulta que además de profundizar la crisis con sus recetas neoliberales quieren también cuestionar las respuestas populares, ya no sólo la protesta y la manifestación, la solidaridad.

Y no se puede permitir. 

Es cierto que la solidaridad no es patrimonio de la izquierda ni del movimiento popular, hay miles de uruguayas y uruguayos solidarios y lo expresan de diferentes maneras y es muy valioso eso.

Pero no es menos cierto que para la izquierda y los militantes populares, la solidaridad es parte de nuestra identidad y de nuestra práctica política. Y eso es lo que quieren poner en cuestión, nuestra identidad y nuestra forma de hacer política, que es distinta, sí, distinta a como lo hicieron y lo siguen haciendo la derecha y los sectores del poder.

Por eso, todo nuestro respaldo y reconocimiento al sacrificio de quienes sostienen las ollas populares. Una felicitación enorme a la militancia frenteamplista y a los Comité de Base, que una vez más demostraron su compromiso y su potencial transformador. Y todo nuestro apoyo a Carolina Cosse y al gobierno frenteamplista de Montevideo.

Porque la solidaridad no se negocia.

 

(*) Notas sobre iniciativas solidarias populares y acciones de los gobiernos municipales y departamentales frenteamplistas de marzo a la fecha

 

https://elpopular.uy/la-pandemia-en-ciudad-liber-seregni/

 

https://elpopular.uy/plan-abc-intendencia-de-montevideo-entrega-alimentos-e-insumos-a-88-ollas-populares/

 

https://elpopular.uy/rocha-y-la-pandemia/

 

https://elpopular.uy/paysandu-desde-el-primer-momento-atendimos-la-emergencia-social/

 

https://elpopular.uy/canelones-seguira-atendiendo-las-ollas-populares/

 

https://elpopular.uy/canelones-apoyar-a-la-gente-y-sostener-el-empleo/

 

https://elpopular.uy/intendencia-de-canelones-lanzo-el-proyecto-canastas-culturales/

 

https://elpopular.uy/yamandu-orsi-guerra-total-ante-la-pandemia-y-sus-efectos/

 

https://elpopular.uy/andres-lima-para-nosotros-la-clave-es-el-trabajo-y-la-inversion/

 

https://elpopular.uy/7-000-firmas-y-una-gran-olla-solidaria-frente-a-la-torre-ejecutiva/

 

https://elpopular.uy/la-prioridad-en-los-mas-vulnerables/

 

https://elpopular.uy/carolina-cosse-anuncio-la-creacion-de-un-fondo-de-emergencia-habitacional/

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