Luego que el Primer Ministro francés, Enmanuel Macron, anunciara el pasado 10 de enero «el retraso de la edad legal de jubilación a los 64 años con una aceleración del incremento del periodo de cotización» y de comenzadas las convocatorias para las primeras jornadas de protestas por la medida, las organizciones sindicales francesas emitieron un comunicado intersindical de rechazo a la medida.
«Esta reforma», denuncian los trabajadores franceses, «golpeará duramente a todos los trabajadores, y muy particularmente a aquellos que comenzaron a trabajar temprano, a los más precarios, cuya expectativa de vida es menor que la del resto de la población, ya aquellos cuyos trabajos difíciles no son reconocidos».
En el documento se denuncia que además se producirá un agravamiento de «la precariedad de quienes ya no tienen empleo antes de su jubilación», al tiempo que, «reforzará las desigualdades de género».
«El sistema de pensiones de reparto no peligra», enfatiza el comunicado intersindical, que agrega que «nada justifica una reforma tan brutal».
«Comprometidos con una mejor distribución de la riqueza, los sindicatos nunca han dejado durante la consulta con el Gobierno de proponer otras soluciones de financiación, empezando por la mejora del empleo de los mayores», finaliza expresando el documento.