La presentada con el pomposo título de “Reforma de la Seguridad Social” por el gobierno, en realidad una acotada, inconsulta y regresiva Reforma Jubilatoria, está encontrando serias dificultades para su aprobación. Esa es la realidad y es muy distinta a la que quiso presentar el presidente Luis Lacalle Pou, en su discurso de ADM.
Eso tiene una razón básica: la denuncia, la lucha y la movilización popular, los paros y barriadas del PIT-CNT y la Intersocial, el debate en el Parlamento y en todo el país por el Frente Amplio. Fernando Pereira, presidente del Frente Amplio, lo dijo con mucha claridad al culminar la presentación presidencial de este miércoles: “Los trabajadores, sobre todo los menores de 50 años, cuando conocen que van a tener que trabajar cinco años más y dos tercios de ellos van a perder jubilación entre un 12 y un 30%, se ponen en contra de la reforma”.
Es que ese es el resultado principal que tendrá esta Reforma Jubilatoria si se aprueba: cientos de miles de trabajadoras y trabajadores van a tener que trabajar más años y van a cobrar menos jubilación.
Eso queda cada vez más claro, con estudios serios y documentados del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT, del Equipo de Representación de los Trabajadores en el BPS y por otros actores como CINVE. Estos datos, más allá de los ataques públicos y las descalificaciones, no han podido ser refutados por el gobierno.
Por eso, cuánto más se informa, cuánto más se debate, más expuesta queda la Reforma Jubilatoria del gobierno de derecha y más rechazo tiene.
Por eso son fundamentales las acciones como la carpa en el Parlamento instalada por la Intersocial, a la que han sido invitados los legisladores y legisladoras de todos los partidos. Las barriadas y asambleas de los sindicatos y otras organizaciones sociales. Y también el debate decidido de las y los legisladores frenteamplistas en el Parlamento y las acciones de movilización política del Frente Amplio en todo el país.
Un momento muy importante, de síntesis de una etapa de toda esta movilización, es el Paro General de 24 horas convocado por el PIT-CNT, para este 23 de marzo, con movilización en todo el territorio nacional.
Son ese debate y esa movilización los que han impedido la aprobación exprés de la Reforma Jubilatoria que el gobierno de derecha, y en particular el presidente Luis Lacalle Pou, querían en principio para el año pasado. En un intenso debate en el Senado, donde fueron escuchadas todas las organizaciones sociales, la academia y los especialistas que fueron ignorados en la elaboración de la propuesta, la reforma recibió fuertes cuestionamientos, a los que el gobierno no dio respuestas.
Luego de su aprobación en el Senado, en fechas muy cercanas a fin de año, pasó a Diputados, intentaban presentar el tratamiento en dicha Cámara casi como un trámite, pero eso tampoco ocurrió, ha sido nuevamente cuestionada en la Comisión Especial que funcionó a los efectos.
Los cuestionamientos no son solo de las organizaciones populares y del Frente Amplio, hay fuertes críticas y muchas dudas en la propia coalición de derecha.
Por eso van a tener que extender el plazo de trabajo de la Comisión de Diputados y postergar la votación en el Pleno.
Son la lucha, la movilización y los argumentos, el creciente rechazo de la ciudadanía, los que están poniendo en jaque a la Reforma Jubilatoria.
En un intento insólito de aparecer a la ofensiva en este tema, cuando en realidad cada vez está más complicado, el presidente Lacalle Pou en ADM atribuyó al Frente Amplio la intención de que la reforma jubilatoria se apruebe rápido. “No le pido ni a Fernando (Pereira, presidente del Frente Amplio) ni a Yamandú (Orsi, intendente de Canelones) ni a nadie que conteste, pero estoy seguro de que están deseando que la reforma de la seguridad social la aprobemos nosotros así no les dejamos eso para ustedes”, dijo Lacalle Pou.
No dio ningún argumento, no fundamentó nada, solo quiso instalar una chicana discursiva menor y no le salió bien. Incluso se puede interpretar que hasta reconoció la posibilidad de un próximo gobierno del Frente Amplio, hasta en eso fue confuso.
Pues no, debe quedar claro, el Frente Amplio, el movimiento popular y sectores cada vez más amplios de la sociedad están en contra de la reforma jubilatoria, la rechazan y se movilizan para que no se apruebe.
Pero, además, dos hechos más acaecidos en estos días muestran, con mucha claridad el rumbo general del gobierno en cuanto a las fuentes de financiamiento y a las jubilaciones. La aprobación de rebajas en el IRPF y el IASS que impactan fundamentalmente en las jubilaciones mayores de 300 mil pesos y, al mismo tiempo, el voto en contra de la coalición de derecha para que el Senado enviara una minuta de comunicación al Poder Ejecutivo para que no se descontara a los jubilados y pensionistas en el ajuste que cobraron en enero el adelanto otorgado en el mes de julio del año pasado. La coalición de derecha se negó a siquiera considerar no golpear más aún el deteriorado poder adquisitivo de las jubilaciones y pensiones, que al igual que los salarios, cayó en los tres últimos años. Como siempre, los hechos, valen más que mil palabras.
Una reforma regresiva
En el editorial de nuestra edición Nº 621 titulábamos que la Reforma Jubilatoria impulsada por el gobierno de la coalición de derecha, no tiene consenso ni argumentos. A medida que pasa el tiempo esta expresión se afirma y además de ser regresiva, injusta e incompleta es improvisada y no tiene sustento alguno.
Es una reforma que además de ser regresiva recorta los derechos de miles, pero sobre todo de las mujeres y los más vulnerables, como las personas con alguna discapacidad o que queden con alguna incapacidad física por el trabajo.
Todo el costo de la reforma, que no resuelve ningún problema de financiamiento, cae “sobre las espaldas de los trabajadores”, como bien dice la diputada Ana Olivera.
Como decíamos, a la continuidad de las acciones populares en la calle, se suman las acciones del Frente Amplio en todo el país para explicar lo negativo de esta reforma. La diputada Verónica Mato lo dice con claridad, cuando la gente comprende los contenidos reales de esta reforma se asombra primero y luego queda “dolida, atravesada, ante lo que está sucediendo”.
Reiteramos, lo decisivos es seguir dialogando con nuestro pueblo, no aflojar ni un minuto la movilización.
Esta es una reforma regresiva, recorta derechos, no resuelve los problemas de financiamiento del sistema, fue hecha de espaldas a la sociedad, beneficia al lucro y la especulación de las AFAP y su principal consecuencia es que las y los trabajadores tendremos que trabajar más años, aportar más, para cobrar menos jubilación.
Esta reforma además obliga a afiliarse a una AFAP, o sea, aquello de que “la libertad es el principio rector de nuestras políticas públicas” como dijo el presidente Luis Lacalle Pou en la Asamblea General de las Naciones Unidas, no estaría corriendo en este caso para beneficio único de las financieras multinacionales. Las AFAP son un modelo que ha fracasado en América Latina y que ha llevado a la miseria a miles de latinoamericanos. No tenemos que ir muy lejos: Chile es un claro ejemplo de ello.
Con esta reforma hay personas que se verán aún más perjudicadas, sobre todo las mujeres que queden viudas con hijos a cargo (son el 92% de las pensiones a la viudez).
Como ya señalamos, este caso no es como dice el gobierno a futuro, los cambios son inmediatos, luego de promulgada la Ley.
También, entre los más perjudicados y perjudicadas por esta reforma, están las personas con alguna incapacidad física. El gobierno instala obstáculos mayores para acceder a cobrar una jubilación por incapacidad y si estás por alcanzar la edad para jubilarte y te incapacitas unos meses antes, te jubilan con la jubilación común perdiendo un porcentaje importante en tus ingresos.
Es imprescindible recordar que, como todos los avances sociales, las conquistas en seguridad social, es decir los derechos para la mayor cantidad de gente posible, siempre surgieron de la lucha popular y enfrentaron la resistencia de los sectores poderosos.
Son fruto de la lucha popular. Hablamos de conquistas históricas como las asignaciones familiares, las pensiones por discapacidad, enfermedad o viudez, el seguro de paro.
En este marco es preciso no distraerse, ni bajar los brazos, nada está ganado, ni nada está perdido, la lucha continua, como siempre, en la calle con la gente. Cada día y en especial con un gran paro general el 23.