Santiago Mazzarovich/ URUGUAY/ MONTEVIDEO/ Militantes frenteamplistas durante la asunción de mando de José Mujica. En la foto: Militantes frenteamplistas. Foto: Santiago Mazzarovich/adhocFotos

53 años, antes y ahora

UJC

Julio Castro -maestro y periodista, integrante de la redacción del Semanario “Marcha”, desaparecido el 1° de agosto de 1977 en Montevideo- escribía en 1971 sobre la fundación de Frente Amplio: “… En su esencia (el FA) es una nueva forma de participación popular, hasta ahora desconocida entre nosotros. Las masas frentistas no aceptan ningún vínculo de subordinación o dependencia que signe de algún modo su afiliación partidaria. La relación entre el ciudadano y el Frente no genera tutela ni imposición; como tampoco prestación y aceptación de favores, servicios o ayudas. Es una asociación libre, sostenida y fortalecida por la comunidad de ideas y por el paralelo mantenimiento de actitudes comunes. Por esas razones la adhesión al Frente Amplio es un proceso de toma de posición; de concientización, como se dice ahora. Supone una definición ideológica, pero también una actitud moral. El Frente Amplio, en su organización y militancia, debe ser una gran escuela que ayude al ciudadano a convertirse en agente del proceso integral de cambio que transformará el país.” 

Hacemos cita de una parte de lo que redacta el maestro Julio Castro allá por el año 1971 porque siempre es bueno para el análisis rescatar la esencia de las cosas y mirar de dónde venimos para sentarnos y contextualizar el presente. Por ejemplo, para rescatar los comienzos de la necesidad de proyectos unitarios de sectores progresistas y de izquierdas en nuestro país es necesario retroceder casi 4 décadas antes de la fundación del Frente Amplio, más precisamente 3 meses después del golpe de estado de Gabriel Terra. En ese momento el Dr. Carlos Quijano manifestaba en su clandestino periódico: “La dictadura obliga a nuevas formaciones políticas… …Para combatir al gobierno, forma de las tendencias fascistas, se necesitará una acción concertada, enérgica y audaz de todas las fuerzas de izquierda. Si frente a la coalición de las derechas hoy en el poder, no hacemos la coalición de las izquierdas sobre la base de un programa mínimo común y de una táctica solidaria, tendremos gobiernos dictatoriales para rato.”

Después, el propio Quijano (luego de la derrota de lo que se conoció como “Revolución de Enero de 1935” contra el régimen de Terra), a través de “Acción” hace un llamado “a unirse para esta acción -derrotar a la dictadura- a blancos, colorados, marxistas, no marxistas, católicos, no católicos, civiles y militares. No se trata por cierto de una revolución de un partido sino de una revolución de orientales dignos”. El 3 de noviembre de 1972 y el 17 de mayo de 1973 en actos efectuados en la Explanada Municipal, el Gral. Líber Seregni convocaba a las “Unión de los Orientales Honestos”, dando plena vigencia a los principios sostenidos 37 años antes.

Todos estos documentos los pueden encontrar en el libro “EL FRENTE AMPLIO Historia y documentos” de Miguel Aguirre Bayley. Ahora bien, luego de esta breve reseña histórica, sin querer trasladar mecánicamente contextos del pasado hacia el presente (estamos ante realidades diferentes), hay claramente similitudes en la actualidad, como por ejemplo la imperiosa necesidad del fortalecimiento del bloque alternativo para disputar la lucha con el bloque de poder. El Uruguay se encuentra culminando el 4to año de gobierno de la coalición de derecha, un período que estuvo marcado por la pérdida salarial de los trabajadores y trabajadoras, una reforma jubilatoria regresiva para las clases populares, incumplimientos varios de promesas electorales, entrega de la soberanía nacional, graves episodios de corrupción, clientelismo y una constante que fue que se gobernó para “los malla oro”, mientras el pueblo esperó el derrame, que nunca llegó, de una torta que no paró de crecer. Incluso en plena pandemia mientras se perdían empleos, hubieron unos pocos que aumentaron su riqueza en miles de millones de dólares, para esos ha gobernado esta coalición.

El Frente Amplio, en vísperas de su 53 aniversario, en un rol de oposición luego de 15 años de gobierno, ha transitado un proceso de relanzamiento de su iniciativa política y movilización; así como de recomposición en las relaciones con el tejido social de nuestro país. Un proceso que no fue uniforme, comenzando por el congreso de “critica, autocrítica y perspectiva”, pasando por unas elecciones internas que desembocaron en el trazado de líneas de trabajo hacia lo que fue el “FA Escucha”; un cara a cara con la gente donde la fuerza política iba a escuchar a las más amplias organizaciones sociales, a lo largo y ancho de nuestro país. Luego a partir de la emergencia hídrica y la sequía que azotó al Uruguay se realizó la “gira por el agro”, lo que permitió conocer de primera mano las necesidades de los productores y su punto de vista hacia las medidas que tomaba el gobierno, donde en su mayoría fueron consideradas insuficientes. Y culminando con “Diálogos por Uruguay” en donde a esas mismas organizaciones se les hacía una devolución con apreciaciones programáticas de las primeras instancias y los contenidos allí vertidos.

Todo este proceso, con el desarrollo de estos lineamientos de trabajo principales por parte de la fuerza política, permitió recomponer lazos con el amplio tejido social del Uruguay. Luego de un “alejamiento” del FA, hoy se puede decir que se salió a hablar y a escuchar más y mejor. Ese diálogo amplio aportó a la síntesis generada en la construcción programática. Venimos de un congreso del Frente Amplio en donde no solamente se salió con tres precandidatos y una precandidata que salen a la cancha para encabezar la disputa electoral, sino que se aprobó el programa con el cual la fuerza política firma un compromiso con la gente. Un programa largamente discutido a lo largo y ancho del país, en la comisión de programa, en las unidades temáticas, en los barrios a través de los comités de base y en las instancias plenarias del congreso.

Cada uno de los elementos anteriores forma parte de lo que el Frente Amplio ha venido transitando desde que perdió las elecciones en el 2019, un periodo que ha tenido a la gente movilizada, defendiendo sus conquistas, organizándose, al pie del cañón. Ejemplos claros de esto fue todo el proceso de recolección de firmas y posterior referéndum para anular 135 artículos de la LUC y la más reciente recolección de firmas para habilitar un plebiscito por la reforma de la seguridad social.

Nuevamente hoy, como ayer también, las juventudes somos protagonistas, organizando, debatiendo, en la calle, en el comité. Para los y las jóvenes nunca es fácil ganarse los espacios, hay una cierta tendencia general en la sociedad a infantilizar a las juventudes que limita que asuman un rol protagónico en la dirección de los proyectos políticos y sociales que atraviesan su vida, pero eso no ha impedido la conquista de esos mismos espacios. Hoy quienes tenemos entre 18 y 29 años son quienes más depositamos nuestra confianza, en términos electorales, al Frente Amplio, eso muestra una toma de posición por parte de las generaciones más jóvenes hacia el proyecto político de izquierda y su horizonte transformador.

Las diversas políticas que implementó el FA en sus gobiernos, en lo que a juventudes se refiere, permitió el acceso a derechos, a la cultura, a la educación, acceso a becas, todo desde una perspectiva de descentralización que hizo posible la llegada de programas de acceso a la información de las diferentes políticas públicas orientadas a los jóvenes. Hablamos por ejemplo del programa Impulsa y Jóvenes en Red a través del Instituto Nacional de la Juventud y el MIDES. Estos programas hacían también un gran trabajo interinstitucional, coordinado con los Centros MEC, otros programas del MIDES, gobiernos locales y departamentales, entre otros que permitían generar un espacio en donde los jóvenes no solamente eran objeto de las políticas públicas, sino que eran sujetos creadores y partícipes activos de las mismas, algo así como lo que hablaba el maestro Julio Castro hace 50 años como “Agentes Transformadores” de sus realidades. Todo este proceso se terminó de repente con la llegada del gobierno de la coalición de derecha.

Sin embargo, y fundamentalmente, las experiencias desarrolladas y cada conquista de derechos que se hicieron durante los gobiernos del FA demuestran la importancia que tiene la existencia de esta fuerza política para la juventud uruguaya, por eso el cuidado de la herramienta y su fortalecimiento son fundamentales para seguir luchando por la emancipación social, el desarrollo pleno, la dignidad y la felicidad de las juventudes; para seguir conquistando derechos y no retroceder.

Hoy el Frente tiene varios desafíos, entre ellos está el desarrollo de una elección interna unitaria y participativa y, fundamentalmente, ganar en octubre; pero todo esto no va a ser posible sin la participación y militancia de cada frenteamplista y uruguayo que sienta la necesidad de abrir un nuevo momento para nuestro país y nuestra gente, con nuestras vidas en el centro. En un nuevo aniversario de nuestra fuerza política, el cuidado de la unidad en la diversidad, el rescate de la memoria, el fortalecimiento de la herramienta y la proyección del proyecto político, la profundidad programática para dar respuesta a los problemas del presente, y la defensa del carácter democrático y participativo de nuestra forma de hacer política son fundamentales para construir la victoria. Esa victoria sólo será posible si estamos unidos y unidas, si logramos desplegar las ideas y respuestas sintetizadas en el programa y que la gente lo haga suyo.

Como decía décadas atrás Liber Seregni, hacer un llamamiento a los orientales, a las más amplias mayorías populares de nuestro país para derrotar a la coalición de fuerzas conservadoras y de derecha que va en contra de los intereses de las grandes mayorías de nuestro pueblo y su soberanía.

Foto de portada

Militantes frenteamplistas. Foto: Santiago Mazzarovich/adhocFotos.

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