Por Rolando Arbesún
Era la primera vez que se conocían públicamente las peripecias del grupo guerrillero, liderado por Ernesto Guevara, ya convertido para ese entonces en el Che.
Sus páginas daban cuenta de las apreciaciones del legendario comandante, durante todo el período que duró la gesta guerrillera en Bolivia (noviembre de 1966/ octubre de 1967).
En su primera edición, que fuera revisada por Aleida March, al Comandante en Jefe Fidel Castro, le correspondió la tarea de escribir la introducción al texto.
El libro contenía, además, una serie de mapas y fotos que permitían una mejor comprensión de los relatos del Che, se sumaban a estos un prefacio del hijo mayor del Che.
En la “Introducción necesaria”, escrita por Fidel, el Comandante en Jefe recordaba que “era costumbre del Che en su vida guerrillera anotar cuidadosamente en un diario personal sus observaciones de cada día”.
Era una tarea que el Che realizaba, “en las largas marchas por terrenos abruptos y difíciles, en medio de los bosques húmedos, cuando las filas de los hombres, siempre encorvados por el peso de las mochilas, las municiones y las armas, se detenían un instante a descansar, o la columna recibía la orden de alto para acampar al final de fatigosa jornada, se veía al Che, como cariñosamente lo bautizaron desde el principio los cubanos, extraer una pequeña libreta y con su letra menuda y casi ilegible de médico, escribir sus notas”.
Con respecto al contenido del diario, Fidel señalaba:
“Contiene todas las notas que escribió desde el 7 de noviembre de 1966, día en que el Che llegó a Ñancahuazú, hasta el 7 de octubre de 1967, vísperas del combate de la Quebrada del Yuro” y aclara que, “cuando se recibe el Diario faltaban sólo unas pocas páginas, pero que por corresponder a fechas en que no tuvieron lugar hechos de importancia, no altera en absoluto el contenido del mismo”.
En aquella ocasión, Fidel informaba, con relación a la captura del legendario guerrillero, que se había podido establecer “que el Che estuvo combatiendo herido hasta que el cañón de su fusil M-2 fue destruido por un disparo, inutilizándolo totalmente. La pistola que portaba estaba sin magazine. Estas increíbles circunstancias explican que lo hubiesen podido capturar vivo. Las heridas de las piernas le impedían caminar sin ayuda, pero no eran mortales”, escribió Fidel en la Introducción de la primera edición.
El relato del líder de la Revolución cubana no incluyó la historia sobre “la forma en que llegó a nuestras manos este Diario” ya que, anotaba, “no puede ser ahora divulgada”.
La historia sobre el recorrido del Diario hasta Cuba, alcanzó la luz pública, recuerda el diario Granma, “cuando se conoció que en 1968 un grupo de hombres, incluyendo un empleado de la CIA en Bolivia, hicieron lo imposible: transgredir la seguridad “inquebrantable” de la Agencia Central de Inteligencia (CIA)” y enviaron a la Isla “los facsímiles de cada página”.
A pesar de corroborar la autenticidad del documento, señalaba Fidel, “todas las copias fotostáticas fueron sometidas a un riguroso examen a fin de comprobar no sólo dicha autenticidad, sino incluso cualquier posible alteración, por pequeña que fuese. Los datos fueron además cotejados con el Diario de unos de los guerrilleros sobrevivientes, coincidiendo ambos documentos en todos los aspectos”.
Conocida como “Operación Gaveta”, las copias fotostáticas salieron de Bolivia, simuladas en una cobertura de música.
La historia, de todo este proceso se relata de forma precisa en el libro “La CIA contra el Che”, de los investigadores cubanos Froilán González y Adys Cupull.
De Bolivia, las copias fotostáticas pasaron a Chile, “donde jugaron un importante papel los periodistas Hernán Uribe, editor de la revista Punto Final, el director general del magazine, Manuel Cabieses, y el diplomático Luis Fernández Oña, quien reconoció la letra”.
Posteriormente correspondió al periodista chileno Mario Díaz, “cruzar las fronteras y llevarlo a La Habana”, donde hizo entrega de las mismas en “las propias manos de Fidel”.
La primera edición del diario del Che en Bolivia fue de 1 millón de ejemplares, muchos de los cuales fueron repartidos de forma gratuita al pueblo cubano.
Con la publicación del Diario, Cuba destruyó, recuerda el medio de prensa, “el plan concebido para desacreditar a la Revolución Cubana y su máximo líder”.
En tiempos en que los planes de los Estados Unidos contra Cuba se incrementan, hay dos cosas que continúan enlazando una historia a la otra: la permanencia de la Revolución y las continuas reediciones del “Diario del Che en Bolivia”.