Rony Corbo
Cuando escribo esta nota, se recuerda los 110 años del Genocidio Armenio, y la Asociación Cultural Uruguay Armenia, emite esta sugestiva nota:
La Asociación Cultural Uruguay – Armenia (ASCUA) adhiere a todas las iniciativas, campañas y movimientos solidarios en defensa y apoyo del pueblo palestino y muy particularmente a la población que habita la Franja de Gaza, víctima de lo que sin duda alguna, por su método y su intencionalidad, puede calificarse como genocidio.
La usurpación de viviendas y tierras, la extensión de su beligerancia hacia todos los países que la rodean sin respetar derechos y fronteras, convierten en agresor al Estado de Israel cuyo accionar supera o ignora los principios de proporcionalidad y de correspondencia en sus respuestas a verdaderas, o supuestas agresiones, de las que se declara víctima. Condenamos muy especialmente la seleccionada muerte de mujeres y niños y en particular de estos últimos, convertidos en objetivos
seleccionados de aniquilación que justifican plenamente la denuncia de genocidio.
Hacemos también nuestro llamado a todos aquellos cuyos pueblos han sido víctimas de genocidio y crímenes de lesa humanidad y que conocen los resultados de la indiferencia, al tiempo que valoran la solidaridad en todas sus manifestaciones, para que en nombre de ésta última levanten voces de rechazo y denuncia ante la agresión de la que es víctima el pueblo palestino que lucha por su libertad y autodeterminación.
Fue un Genocidio
En los últimos años del Imperio Otomano, una parte significativa del pueblo armenio, incluyendo niños, mujeres y ancianos, fue exterminada únicamente por su identidad nacional. Sus bienes fueron expropiados y una parte sustancial de su rico patrimonio histórico y cultural milenario fue destruida.
Fue la comprensión del imperativo de prevenir atrocidades como el Genocidio Armenio lo que también condujo a la necesidad de tipificar legalmente el delito de Genocidio, lo cual se manifestó con la adopción de la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948. Entre 1915 y 1923, el entonces Imperio otomano llevó adelante un plan sistemático de deportación, persecución y exterminio contra el pueblo armenio, que costó la vida de entre 1,5 y 2 millones de personas. El 24 de abril de 1915 es la fecha que marca simbólicamente el inicio del genocidio, con la detención masiva de intelectuales y líderes comunitarios armenios en Constantinopla (actual Estambul).
Los diputados Ana Olivera, José Luis Satdjian, y Pedro Jisdonian abordaron en Diputados, la limpieza étnica del pueblo de Nagorno-Karabaj y la cuestión de los prisioneros armenios detenidos ilegalmente en Azerbaiyán, recordando que el Parlamento uruguayo adoptó por unanimidad una declaración instando a Azerbaiyán a liberar inmediatamente a todos los prisioneros armenios.
Los parlamentarios uruguayos expresaron su especial respeto y solidaridad con el pueblo armenio y la comunidad armenia uruguaya, dieron la bienvenida a la Embajadora de Armenia, Mariam Gevorgyan, presente en la sesión, y valoraron altamente las actividades de la embajada y del Parlamento.
El nuestro país, el Palacio Legislativo fue sede un año más de un acto de conmemoración del Genocidio Armenio, esta vez a 110 años. En el salón de eventos especiales, y con la presencia de la vicepresidenta Carolina Cosse, se recordó el papel de Uruguay como el primer país en reconocer el genocidio en 1965. En esa línea, desde Consejo Causa Armenia del Uruguay recordó la gravedad de los hechos cometidos desde 2020 por Azerbaiyán contra el pueblo armenio.
Genocidio Armenio y negacionismo
Mientras el mundo recuerda el 110º aniversario del Genocidio Armenio el 24 de abril de 2025, la perdurable influencia del negacionismo promovido por Turquía, continúa influyendo en cómo se recuerda, o se olvida deliberadamente, el Genocidio. Desde el centenario en 2015, Turquía ha modificado significativamente su política de negacionismo en respuesta a la evolución de las normas internacionales en torno al reconocimiento del Genocidio Armenio.
Por la influencia turca, los parlamentos, gobiernos y organismos internacionales a menudo usaron términos vagos como «tragedia armenia», «catástrofe armenia» o «cuestión armenia» para referirse al Genocidio de 1915. Sin embargo, desde el centenario en 2015, el reconocimiento del “Genocidio Armenio” como una norma internacional ha crecido significativamente. El cambio normativo se refleja en la constante sustitución del lenguaje ambiguo por el término más definitivo, «Genocidio Armenio».
El reconocimiento del Genocidio de 1915 cobró impulso global, con países de Sudamérica, como Chile, Paraguay, Brasil y Uruguay. Sin embargo, más allá de las Américas, el impulso europeo también atrajo una atención significativa. La Unión Europea (UE) jugó un papel relevante en este cambio. El Parlamento Europeo reconoció por primera vez el Genocidio Armenio en 1987 y reafirmó este reconocimiento en 2015. Desde entonces, más de 20 estados miembros de la UE reconocieron formalmente el Genocidio Armenio, incluidos Francia, Alemania, Italia, los Países Bajos y Suecia. Dentro de la UE, este reconocimiento se ha convertido en un punto de referencia normativo.
Si bien Turquía, ante la evidencia, reconoció algunos hechos básicos, evitó cuidadosamente usar el término genocidio. Como afirmó Erdogan: «Con esta esperanza y convicción, deseamos que los armenios que perdieron la vida a principios del siglo XX descansen en paz, y transmitimos nuestras condolencias a sus nietos». Que valga como reconocimiento del genocidio.
Sin embargo, es evidente una política dual de Turquía. A Erdogan, en gran medida, no le preocupa que gobiernos o parlamentos extranjeros reconozcan el Genocidio Armenio, pues a menudo considera estos gestos simbólicos y no amenazantes para su su posición política actual. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Turquía sigue condenando estos reconocimientos y afirma que carecen de validez legal.
Nuestro saludo al pueblo armenio en su centenaria lucha y nuestra disposición de denunciar los genocidios, los pasados y los actuales, como lo hacen los armenios en su notable nota de solidaridad con el pueblo palestino.