Hace exactamente 79, en el suburbio de Berlín – Karlshorst y con la presencia de representantes del mando soviético tuvo lugar la firma del Acta de Rendición Incondicional de la Alemania nazi y sus fuerzas armadas.
Con ello, se puso punto final a lo que en la ex Unión Soviética se llamó “la Gran Guerra Patria” y que allende las fronteras se recuerda como la Segunda Guerra Mundial.
La referencia soviética a la Patria no solo simbolizaba la decisión del heroico pueblos soviético de resistir al embate nazifascista, sino que remarcaba el sacrificio realizado por los habitantes de la ex Unión Soviética y que trajo a esa tierra tanto dolor, sufrimiento, destrucción y la muerte de 27 millones de personas.
Fue justamente esa heroicidad la que permitió que el Ejército Rojo, junto a organizaciones guerrilleras en los países ocupados derrotaran a la máquina militar occidental más poderosa y perfecta de la época.
Tras 79 años y cada vez con más virulencia, los equipos de propaganda de los países occidentales han intentado y aún lo hacen, minimizar el enorme rol que jugó en dicha guerra el glorioso Ejército Rojo.
Este intento de reescritura de la historia no solo falsea lo efectivamente acontecido, sino que es hoy un instrumento ideológico que reactiva por otros medios lo que a posteriori de 1945 se llamó la Guerra Fría.
En ese sentido puede subrayarse, tal y como lo expresóA.N.Khokhólikov, Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la Federación de Rusia en la República de Nicaragua, concurrente en la República de El Salvador y la República de Honduras, “que la guerra no ha terminado”.
La instalación de la Guerra Fría, recuerda el diplomático ruso, llevó a que la URSS, tuviera que enfrentar de forma simultánea “la reconstrucción del país”, al tiempo que se involucró de forma inmediata “en una carrera armamentista a gran escala, principalmente nuclear”.
En sus esfuerzos por socavar la unidad de los pueblos que conformaban la URSS los antiguos aliados de la Coalición Antihitleriana, procedieron a dar albergue a criminales nazis y dedicaron “enormes cantidades de dinero y esfuerzos para incitar al nacionalismo étnico en las afueras de la Unión Soviética, en primer lugar en los Estados bálticos y Ucrania”.
“Como resultado de las actividades subversivas de los agentes occidentales, en menos de medio siglo nuestro país común se ha desintegrado prácticamente según los planes que Hitler quiso realizar en su día, y los daños económicos y demográficos de los rusos por la transición al capitalismo liberal son comparables a las pérdidas de la Gran Guerra Patria”, recuerda el embajador ruso en una nota dedicada a la celebración de la victoria soviética sobre el nazismo en 1945.
“El Día de la Victoria, el 9 de mayo, es nuestra celebración común de la Vida y la Libertad”, concluye enfatizando la nota de Khokhólikov, quien considera que al recordar “las hazañas de los héroes de la Gran Guerra Patria” no es posible “dejar de mencionar con orgullo y profundo reconocimiento la lucha heroica de sus dignos herederos contra el neonazismo en Ucrania actual”. “Hemos vencido en el lejano 1945, lo haremos hoy”, concluyó expresando el diplomático ruso.
