Desde hace cuatro años, previo a la comparecencia anual del Presidente de la República ante la Asamblea General, se lleva a cabo una presentación por parte de la ministra de Economía y Finanzas Azucena Arbeleche. La misma se realizó el miércoles 21 de febrero, a los efectos de informar los resultados económicos alcanzados de 2023 y brindar las proyecciones macroeconómicas para este año en curso.
La ministra destacó durante su presentación el cumplimiento del Gobierno en materia macroeconómica por cuarto año consecutivo, resaltando la implementación de la regla fiscal establecida por la Ley de Urgente Consideración (LUC). En su intervención expresó que el nivel de actividad económica en 2023 se ubica 3,6% respecto a 2019, mientras que las exportaciones y la inversión total en obras también mostraron incrementos significativos.
En cuanto al empleo, informó que se generaron 37 mil nuevos puestos de trabajo el año pasado y un total de más de 76.000 desde 2019. La ministra destacó el aumento del salario real y la baja de la inflación, atribuyendo estos logros a las políticas implementadas por el Gobierno. Asimismo, resaltó un “manejo fiscal ordenado, con una reducción de impuestos y un control del gasto público”, en línea con la regla fiscal establecida. Se proyectaron perspectivas positivas para 2024, incluyendo un crecimiento del PBI del 3,5% y una mejora en el mercado laboral.
Así pues, Arbeleche afirmó que el Gobierno ha cumplido con sus compromisos de dinamizar la economía, generar empleo, mantener el salario real, bajar impuestos, ordenar las cuentas fiscales y avanzar en reformas estructurales, como la de la seguridad social.
En ese sentido, destacó que la economía se encuentra actualmente un 3,6% por encima de su nivel prepandemia, reflejando una rápida recuperación de la actividad económica después del impacto inicial de la pandemia. Sin embargo, no reconoció que el crecimiento económico durante esta administración, al considerar la caída y el posterior rebote, no ha sido trascendental y se sitúa por debajo de la media histórica.
Por otro lado, en lo que refiere a la generación de empleo, señaló que se han creado 76.000 empleos más en comparación con el período prepandemia. No obstante, no advierte, que es preocupación por la calidad del empleo, especialmente el vinculado al no registro en la seguridad social, lo que ha llevado a un deterioro en este aspecto.
Un punto de la exposición estuvo relacionado a la trayectoria del salario. Aseguró que el salario real se encuentra casi un 2% por encima de su nivel prepandemia. Sin embargo, cabe subrayar que, en términos generales, no se ha cumplido plenamente con el compromiso de mantener el salario real, dado que en la mayoría de los meses desde el inicio de la administración, este ha experimentado caídas. Hay que hacer hincapié en la necesidad de considerar el panorama general y la recuperación lenta del poder adquisitivo de los trabajadores.
Por otro lado, se mencionó el avance en la agenda de reformas estructurales, especialmente en lo referente a la reforma de la seguridad social. Sin embargo, no se reconoce que el progreso en otras áreas ha sido menos evidente y contundente de lo inicialmente proyectado. Lo cual queda de manifiesto cuando consideramos el gasto público social, que contrario a lo que afirma la ministra, sigue por debajo de los niveles de 2019.
Un punto varias veces destacado por la ministra, está relacionado a la “rebaja de impuestos”. En ese sentido, hay que mencionar, que si bien existieron modificaciones tributarias que significaron un “alivio fiscal” éste se registra en aquellas personas de ingresos mayores. En efecto, la reducción selectiva de impuestos, no ha sido tan amplia como se había prometido. Por otro lado, durante la gestión de esta administración también estuvo precedida de aumentos de impuestos, específicamente el aumento del IVA en los pagos electrónicos al inicio del mandato.
Por ejemplo, en materia impositiva el gobierno resignó (costo fiscal) alrededor de U$S 150 millones. De los cuales 80 millones corresponden a modificaciones al IRPF y 30 millones al IASS. Cabe recordar, que esta medida benefició a los trabajadores y jubilados de mayores ingresos. Es importante tener en cuenta, que aproximadamente el 70% de los ocupados no paga IRPF, y que cerca del 80% de los jubilados no paga IASS.
En lo que refiere a recursos, mencionó en numerosas ocasiones el aumento del gasto en línea con los compromisos fiscales y en contraposición a lo que fueron durante gestiones anteriores de gobierno. Si bien la ministra destacó que se han destinado mayores recursos a áreas prioritarias para la sociedad, no resulta claro, cuáles son realmente estas áreas y si los recursos asignados son suficientes, porque como señalamos anteriormente el gasto público social cayó fuertemente en el año 2020 y todavía no alcanza esos niveles.
Si bien la asignación presupuestal correspondiente al ejercicio 2022 muestra en términos globales, un aumento real de 0,5%; el Gasto Público Social (Enseñanza, Salud y Vivienda) se ubica aún por debajo respecto a 2019 (en el entorno de -2%, una cifra cercana a los U$S 100 millones). Incluso, el gasto presupuestal propiamente dicho (lo ejecutado conjuntamente por la Administración Central y los organismos del artículo 220 de la Constitución de la República, disminuyó 0,4% en términos reales respecto al año 2019.
Resulta evidente que el gobierno a través de la ministra pretende brindar elementos de campaña electoral. Claramente Arbeleche tuvo un doble cometido durante su presentación: por un lado, mostrar el cumplimiento de las metas fiscales y perspectivas macroeconómicas para este año, pero por sobretodo, (2) dar un mensaje político en torno a lo que entienden un “quiebre” en materia de política económica respecto a la anterior administración.
En materia de cumplimiento y perspectivas, resumió la gestión en torno a algunos aspectos mencionados previamente: dinamizar la economía luego de la pandemia, la cual se ubica 3,6% por encima de 2019; la creación de nuevos puestos de trabajo respecto a prepandemia, sin destacar sus características; comete la imprudencia de referirse a la trayectoria del salario como “aumento”, incluso señala erróneamente que se ubica en el entorno de 2% más alto que en 2019. Pero a lo que más tiempo dedicó fue al cumplimiento de las metas fiscales, que manifiesta se llevaron a cabo, bajando impuestos y sin comprometer el gasto. Muchos aspectos controversiales metodológicamente planteados y con necesario relato para brindarlos.
Sin embargo, un cometido entre líneas llevado a cabo, fue introducir los temas económicos para la campaña, es decir, hacer de los aspectos económicos, un factor de debate político de cara a las próximas elecciones. En ese sentido, enfatizó que el manejo fiscal “ordenado” llevado a cabo durante estos años, es la mejor forma de mostrar el “verdadero comportamiento del gobierno”, y en adición, destacar lo que llama un “quiebre” en torno a la política económica, respecto al gobierno anterior. Un cambio de lógica.
Expresó que gobiernos anteriores financiaron el gasto, aumentando impuestos; en cambio, este gobierno, lo logró reduciendo impuestos. Manifestando que. “menos impuestos, es más libertad”. Evidentemente, empezamos poco a poco a descubrir que significa verdaderamente más libertad, es más pobreza y peores condiciones de vida.
La presentación estuvo muy cuidada y bien armada. Deliberadamente dejando por fuera aspectos vinculados a lo social, por ejemplo, en lo que refiere al gasto público en áreas específicas, incluso a las características del empleo. Incluso, si bien hay perspectivas de crecimiento, se trata de un desempeño muy magro, sin cambios estructurales, ni en la matriz productiva, ni en la canasta exportadora.
La teoría macroeconómica, habitualmente relega a un segundo plano, las preocupaciones sociales, enfocándose en “grandes números” o indicadores abstractos como el PBI o la inflación.
Sin embargo, esto puede ser cuestionado por su falta de atención a los problemas sociales, sobre todo, vinculados a aspectos distributivos. Al punto, de reconocer, que “crecer” puede ser necesario, pero no es suficiente, para desarrollarse. ¿De qué sirve el crecimiento económico, si no se traduce en una mejora significativa en la calidad de vida de todos los ciudadanos? ¿Cómo podemos justificar “políticas macroeconómicas” que pueden llegar a perpetuar la pobreza, la desigualdad o la exclusión social, en aras de mantener la estabilidad económica?
La sociedad no puede estar al servicio de la economía. La política económica requiere ser revisada críticamente para garantizar que sus objetivos y herramientas se orienten a satisfacer las necesidades y demandas de la gente, no solo a una parte (los “malla oro”).
De todos modos, hay luces y sombras en lo que se presentó más allá del tono optimista y prometedero de la ministra. El crecimiento es magro y no logra romper con las inercias del pasado en cuanto a características y estructura (misma matriz productiva, misma canasta exportadora, qué básicamente son el motor del crecimiento en nuestro país). Los nuevos puestos de trabajo, son de peor calidad, y en lo que tiene que ver con el gasto es vidrioso, es cierto que mayor que en 2019 (en términos globales) pero en lo que refiere al gasto público social (educación, salud y vivienda) seguimos por debajo respecto a 2019.
En materia salarial se está recuperando, aunque lo perdido, perdido está. Tan es así, que algunos deberán esperar hasta el final de esta administración para alcanzar esos niveles, incluso algunos más tiempo… entonces mientras crece la riqueza (PBI) el salario apenas se recupera lentamente. Por otro lado, no brindó ningún dato sobre indicadores sociales, no menciona nada acerca de las personas en situación de calle, ni de la pobreza, mucho menos de la marginalidad; es decir, ningún dato referido a lo social o a la calidad de vida.
Nuevamente los que apuestan a la libertad, priorizan los equilibrios macroeconómicos olvidando la importancia de lo social, o relegando promesas o falsos derrames. La libertad significa poder para explotar y oprimir en nombre de la estabilidad económica. La campaña pondrá en tensión algo más que modelo económicos o formas de hacer política, pondrá en evidencia lo verdaderamente relevante de la política económica, que es para quién se gobierna, a partir de ahí se desprende el cómo. En política también opera lo de, dime con quién andas o para quien gobiernas, y te diré quien eres.
(*) Economista.
Foto de portada:
Azucena Arbeleche, Marcela Bensión y Alejandro Irastorza durante la presentación sobre la situación fiscal del país y las perspectivas macroeconómicas para 2024 en el salón de actos del Anexo de Torre Ejecutiva en Montevideo. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS.