Este domingo se realiza la segunda vuelta presidencial en Chile, Gabriel Boric, candidato de Apruebo Dignidad, que integran el Frente Amplio, el Partido Comunista y otras organizaciones políticas y sociales, ha sido apoyado por el Partido Socialista, el Partido Demócrata Cristiano, la ex presidenta Michelle Bachelet. Boric, que marcha primero en las encuestas, disputa la presidencia con el ultraderechista José Antonio Kast, defensor de Pinochet.
Un conjunto de ex presidentes, dirigentes políticos y sociales de América Latina y España se pronunciaron este miércoles llamando a votar por Boric. Entre los cientos de firmantes está el secretario general del PCU, Juan Castillo.
“Derechos Humanos ahora y siempre: la disyuntiva clave que enfrenta Chile
Un conjunto de personas de buena voluntad, chilenas y chilenos junto con amigos de Chile
en América Latina y España, hemos estimado necesario hacer público el pronunciamiento
siguiente:
Chile enfrenta una disyuntiva de enorme envergadura histórica en la segunda vuelta de la
elecciones presidenciales que se celebrará el próximo 19 de diciembre. Lo que está en
juego es la plena vigencia de los Derechos Humanos, que constituye el mínimo marco
civilizatorio para la construcción de una convivencia social basada en el respeto a todas las
personas como iguales en dignidad y derechos.
Chile enfrenta una candidatura presidencial que sustenta una concepción que relativiza la
preeminencia de los derechos civiles y políticos, suponiendo que s u promoción y su
vigencia estarían en contradicción con la preservación del orden y la seguridad.
Una idea del orden público que se contrapone con los Derechos Humanos, y que por tanto
no propone más que un desorden establecido por la fuerza, que terminaría poniendo en
un severo riesgo la paz social y la estabilidad institucional
Una concepción de la sociedad que se propone la radicalización de la concepción
neoliberal del crecimiento, lo que está en contradicción evidente con la necesidad de
garantizar los derechos económicos, sociales y culturales, en el entendido del carácter
indivisible de los derechos humanos.
No podemos aceptar una concepción del desarrollo económico que excluya la necesidad
de que el Estado y la sociedad garantice derecho s sociales fundamentales como la
educación, la salud, el trabajo, la vivienda y la seguridad social, entre otros.
Una interpretación de las demandas de la ciudadanía que imagina, falsamente, que serían
la expresión de una “ideología subversiva”, incluyendo en aquello la reivindicación de los
derechos de las mujeres, la diversidad sexual, las y los inmigrantes, la infancia y los
pueblos originarios, así como el derecho de toda la sociedad a un desarrollo sustentable.
En coherencia con esta visión mitológica de los derechos humanos, se propone romper los
vínculos de cooperación de Chile con el sistema internacional, pues en el fondo propugna
un modelo de país que irrespetaría los compromisos que el Estado chileno ha suscrito con
la humanidad, lo que explica que se llegue a cuestionar la participación del país en
sistema de protección de los derechos humanos de las Naciones Unidas.
En verdad, se propone un país de mercado, para lo cual es indispensable liquidar en forma
autoritaria la aspiración de construir una sociedad de derechos. Por ello, no pueden
resultar sorprendentes los deseos de cerrar el Instituto Nacional de Derechos Humanos,
garantizar la impunidad para los violadores de los derechos humanos de ayer y hoy, lo que
por cierto abre las puertas para su transgresión en el futuro.
Los derechos humanos no son una “ideología” ni una concesión graciosa de los Estados. La
paz social y el desarrollo de las personas no se pueden construir sobre la base de la
violencia del Estado en contra de la sociedad civil, como tampoco sobre la impunidad para
el abuso de las grandes empresas y el despotismo de los poderosos.
Chile enfrenta el riesgo de la restauración de un orden político y social sustentado en “el
desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos” a que se refería el
Preámbulo de la Declaración Universal, que también manifestaba “su fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la
igualdad de derechos de hombres y mujeres”, como las bases para “promover el progreso
social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad”.
Las personas firmantes del presente documento estamos unidas en el propósito del
respeto a los derechos humanos en toda su amplitud, convencidos que son el fundamento
de las libertades fundamentales, la justicia y la convivencia en paz y democracia.
En este sentido, sostenemos que optar por la candidatura de Gabriel Boric va más allá de
una definición meramente política: es la oportunidad de transitar, en forma progresiva
tranquila, a una sociedad en la que el respeto a la libertad, la dignidad y los derechos de
todas las personas se haga costumbre.
La propuesta programática de Gabriel Boric asume que el respeto a todos los derechos
humanos es el fundamento para construir un país con progreso y con la participación d
todas las personas. A ello llamamos a adherir sin vacilar el próximo 19 de diciembre”.
Siguen más de 400 firmas.