“Construir la izquierda del futuro”

Fernando Pereira dijo que fue un “gran Congreso” y que el FA tiene el desafío de “construir la hegemonía que nos permita cambiar el Uruguay”


El candidato a la presidencia del Frente Amplio, Fernando Pereira, en entrevista con EL POPULAR, realizó un balance del recién finalizado VII Congreso, destacando que la coalición de izquierda es la única que realiza autocrítica de cara al pueblo y construye perspectiva colectivamente.

Pereira analizó las principales propuestas que impulsaría desde la presidencia del FA, los centros políticos de la campaña hacia las elecciones interna, cuyo objetivo es “lograr que decenas de miles de frenteamplistas voten y elijan la dirección”. No obstante, señaló que “el centro político” de la militancia sigue siendo “el referéndum para anular 135 artículos de la LUC”.

-Ha culminado el VII Congreso del Frente Amplio: ¿Qué balance realiza del mismo?

El FA es la única fuerza política, que yo conozca, en el Uruguay, que luego de una derrota electoral hace un balance de lo actuado en los 15 años de gobierno. Hace una autocrítica de aquellas cosas que considera que no se hicieron adecuadamente. Pero al mismo tiempo proyecta perspectivas, es decir una lógica que permita construir la esperanza del futuro, de las uruguayas y uruguayos que creen que un modelo neoliberal no es lo más adecuado para gobernar un país como el nuestro.
Eso implica tener valentía política, tener firmeza, pero, sobre todo, tener la riqueza más impresionante que un partido puede tener: las bases del Frente Amplio en todo el territorio nacional, discutiendo, analizando, proyectando. Con el amor que las y los militantes le ponen a cada tarea que les toca.
Además, en medio de esta autocrítica, balance y perspectiva, fueron de los actores que juntaron 800 mil firmas para derogar 135 artículos de la LUC. Eso supuso que por 180 días no hubiera sábado, domingos, ni feriados, que todo el mundo le dedicara el rato libre a esa tarea. En ese amor, en ese espalda con espalda es que se construye una fraternidad muy particular para enfrentar crisis, críticas y autocríticas, que son propias de la izquierda, pero que le dan potencia para construir la izquierda de los próximos 30 años.
Construir la izquierda también es amar al compañero, llorar en el momento de dolor y disfrutar cuando las cosas fueron modificándose. También es valorar aquellas transformaciones profundas que el Frente Amplio hizo en estos 15 años: el cambio en la matriz productiva, la reforma tributaria, los cambios en materia de presupuesto para la Educación, la inclusión de la primera infancia en la educación pública como obligatoria, una computadora un niño, reformas laborales como la ley de negociación colectiva y de libertad sindical, las ocho horas para el trabajador rural, los derechos para las trabajadoras domésticas, con Juan Castillo fuimos testigos de que Uruguay era el primer país que ratificaba el Convenio 189 de la OIT vinculado al trabajo doméstico. Es decir, esa izquierda que es capaz de mirar las transformaciones que hizo, que sabe que es un faro para América Latina, pero que sabe también que cometió errores, que los debe analizar, corregir y sintonizar bien con la sociedad, y esto significa sintonizar con los jóvenes, con los feminismos, con los intelectuales, con los académicos, con los hombres y las mujeres de la cultura, que tanto le dan al Uruguay diariamente, y con todos los sectores o grupos de actividad que tienen algo para aportar.
Creo que fue un gran Congreso, lo que implica una responsabilidad mayor para la dirección que sea electa en diciembre para llevar adelante la perspectiva que el Frente Amplio tiene, no solo para volver a ser gobierno, si no para consolidar los cambios que quiere llevar adelante en los próximos 30 años.
Para eso hay que colocar oído allí donde se construye el conocimiento, en los departamentos, en las ciudades, en los pequeños y medianos productores, en los pequeños y medianos empresarios, en nuestra clase trabajadora, tan valiente, y a partir de ahí también escuchar la academia, la ciencia, los hombres y las mujeres de la cultura.

-Ha sido proclamado, por el Congreso, como candidato a la presidencia del Frente Amplio, recibió el apoyo de varios sectores y partidos y de un buen número de las bases del Frente Amplio: ¿Cómo valora este respaldo?

Es un enorme honor que nos hayan propuesto una gran cantidad de partidos y sectores y bases de Montevideo, de Canelones, de los interiores. Para mí, que me afilié al Frente Amplio en 1983 y conozco la militancia de base, que he militado en los sindicatos desde que tengo 17 años, que he sido militante de base de la Asociación de Funcionarios de Primaria, de la Federación Uruguaya de Magisterio, de sus direcciones, luego de la dirección del PIT-CNT, es un gran honor. Mi trabajo diario es el vínculo con las personas, con las que pierden el trabajo, o no llegan a un convenio, o le despidieron a una compañera. Eso es lo que voy a tratar de llevar al Frente Amplio. El apoyo recibido implica un consenso muy amplio que ojalá se represente no solo en el resultado, que es importante para cualquiera, sino también en la cantidad de frenteamplistas que vayan a votar. El gran desafío es que haya una enorme votación que elija la nueva dirección del Frente Amplio.
Esa dirección que, como ya dijimos, tiene mucho trabajo para hacer para construir la izquierda del futuro. Con esas raíces tan profundas que en 1971 construyeron personas como Seregni, Crottogini, Villar, Arismendi, Terra, Michelini, Héctor Rodríguez, Alba Roballo, Cardoso, Erro, Pepe D´Elia, y tantas otras compañeras y compañeros. Bueno, sobre esas raíces tan profundas que tiene el FA y con esa gran participación popular, animarnos a transformarlo para que sea la herramienta capaz de transformar al Uruguay. Solo es posible transformar al Uruguay si nos animamos a transformar al FA y a transformarnos a nosotros mismos para transformar al FA.
En ese esfuerzo hay lugar para todas y todos, el Frente tiene que ser más frente y más amplio. Eso tenemos que construir colectivamente, con la participación de las bases, con los sectores políticos, con los hombres y mujeres de los distintos lugares.
El Frente Amplio se consideró así porque iba a construir la unidad de las izquierdas tradicionales, con hombres y mujeres que venían de los partidos tradicionales y pasó de tener en 1971 algo más del 20% de los votos a superar la mitad de los uruguayos en el 2004. Y eso cuando apenas dos años después de su fundación tuvo que enfrentar un golpe de Estado y 11 años de persecución de la dictadura. Fue una alternativa democrática y popular, una esperanza.
Tenemos que construir la hegemonía cultural que nos permita cambiar el Uruguay, para eso es fundamental el diálogo mano a mano con decenas de miles de uruguayas y uruguayos que son, en su práctica social, tan progresistas como nosotros, pero votan otros partidos.
Tenemos que construir una nueva mayoría para seguir cambiando el Uruguay, y eso necesita un Frente Amplio abierto a la sociedad. Tenemos que escuchar e incorporar a todo lo que se está haciendo en conocimiento, militancia y alternativa popular, en toda la sociedad. Esa es la síntesis que hay que construir.
Hay que incorporar a miles, que no tienen militancia histórica en el FA, pero que se van a incorporar a la construcción colectiva de un Uruguay con desarrollo productivo, desarrollo económico, desarrollo social, desarrollo cultural, desarrollo democrático.

En su intervención también destacó la centralidad de la campaña hacia el referéndum para la anulación de 135 artículos de la LUC. En la campaña de firmas se construyó un nivel de unidad con el movimiento social muy importante. ¿Cómo se proyecta eso hacia el referéndum?

Desde el primer día, con todas las dudas que había, cuando empezamos a juntar firmas nos miramos a la cara quienes participábamos en el PIT-CNT y nos dijimos: no sabemos si vamos a llegar o no a las 700 mil y pico de firmas, lo que sí sabemos es que queremos que al otro día de finalizado el plazo nos podamos mirar a la cara y decir que hicimos todo lo posible para llegar.
Para ello salimos los 180 días a juntar firmas, salvo aquellos en que estuvimos enfermos de COVID, con la idea de que era importante que las direcciones sindicales, partidarias, de las organizaciones sociales, y nuestros militantes estuviéramos en la misma calle, en donde nos sentimos más cómodos. Hablando con la gente, explicando por qué era importante la derogación de estos 135 artículos de la LUC. En esa campaña nos acompañaron miles de uruguayas y uruguayos, que se sintieron parte de un proceso que tiene como lógica lograr que esta no sea una forma de legislar, porque la LUC, en su concepción, es una ley de poca calidad democrática. Se eligieron los 135 artículos que se consideraron más negativos, ahora toca explicar a las y los uruguayos cuáles son esos aspectos. Dónde están los problemas de seguridad, que está pasando en nuestras cárceles, qué está pasando con nuestros y nuestros jóvenes, cuáles son los problemas con el alquiler y con esa posibilidad de que en pocos días te puedan desalojar, el derecho de manifestación y protesta, el derecho de huelga, la propia OIT le manifestó al gobierno que este artículo era violatorio del Convenio 87 y sin embargo siguieron. Tenemos que llegar a los que están en desacuerdo con lo que se planteó en la inclusión financiera, con el golpe al Instituto de Colonización, con que hayan sacado a las maestras del Consejo de Primaria o a los profesores de Secundaria y de UTU.
La elección interna es muy importante, tenemos que participar decenas de miles de frenteamplistas para elegir todas las autoridades del FA, incluyendo la presidencia; pero también, en el medio de la campaña, no podemos olvidar el eje central, que no se pierda de vista el referéndum para anular a 135 artículos de la LUC.
Que en cada acto de campaña este presente. Hay que hablar con las y los uruguayos que todavía no están convencidos, con hombres y mujeres de otros partidos.
Nosotros creemos que el Estado debe garantizar la distribución de los ingresos y de la riqueza, brindar servicios de calidad, garante de la vivienda, de la salud y la educación, y están quienes creen en el Estado mínimo y que el mercado va a regular, cuando esto sucede, ya sabemos quiénes pagan.
Tenemos la convicción de que se va a construir una nueva mayoría, capaz de darle al pueblo uruguayo la posibilidad de no tener una ley de mala calidad democrática.
Y, a la vez, vigorizar todo el entramado social y político para cimentar una hegemonía cultural que nos permita construir la izquierda y el progresismo del futuro.

-Usted viene del movimiento sindical, hay una fuerte campaña de ataque a las y los trabajadores: ¿Qué papel tienen en la construcción de esa hegemonía o nueva mayoría que usted señala?


Si uno escucha a los conservadores parece que el movimiento sindical hubiera empezado a luchar con los gobiernos del Frente Amplio. El movimiento sindical tiene más de 100 años de lucha, peleó por las 8 horas. Había otra actitud de los gobernantes, José Batlle y Ordóñez decía: “Yo no puedo pelear por ustedes porque me toca ser administrador del Estado, pero háganlo, vale la pena que peleen por sus derechos”. Por esos derechos pelearon, por varias generaciones, miles de hombres y mujeres, hasta construir la unidad sindical en el año 66, fruto de un largo proceso de discusión. Cuando uno mira el recibo de sueldo y ve que hay aguinaldo, salario vacacional, cuando ve que hay asignaciones familiares, ley de responsabilidad penal empresarial y leyes de seguridad en el trabajo, convenio en el sector doméstico, ocho horas para las y los trabajadores rurales, allí siempre hubo un sindicato.
Ratificar la vigencia de los sindicatos no solo es ratificar la vigencia de la capacidad propositiva del movimiento sindical, es reivindicar todo lo que el movimiento sindical le dio a las y los trabajadores uruguayos, estén afiliados o no a los sindicatos. Porque el movimiento sindical no lucha solo por sus afiliados, lucha para que todas y todos los trabajadores tengan bienestar. Esto es un gran atributo que tiene el movimiento sindical uruguayo, que debería ser reconocido y defendido.
Una democracia fuerte requiere de partidos políticos fuertes, pero también de organizaciones sindicales potentes capaces de defender los derechos de la clase trabajadora.
La clase trabajadora uruguaya es una clase de la que uno puede sentirse orgulloso de pertenecer.

Enlace a la Declaración Final del VII Congreso del FA y a la amplia cobertura de nuestro Portal:
https://elpopular.uy/declaracion-final-del-vii-congreso-del-frente-amplio/

Gabriel Mazzarovich

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