Elecciones en España: El fascismo no pasó

Gustavo Álvarez

El 23 de julio se llevaron a cabo las elecciones en el Estado español. Hay una única coincidencia en todos aquellos sectores de la izquierda, en el movimiento social, y en todas y todos aquellos que luchamos por la democracia, aunque mal no sea, la de la institucionalidad burguesa, luego de varias elecciones dadas el año anterior y este en el continente europeo, y ante un avance que parecía imparable, se les cortó la entrada a las instituciones democráticas a la ultraderecha de VOX. Su discurso racista, xenófobo, antiinmigración y de corte fascista no pasó.

No pasaron 

Esto que puede parecer una nimiedad, es una victoria del campo político y social, que fueron capaces de movilizar para que esta lacra no avanzara. Es una victoria sumamente importante para no volver al oscurantismo de 1939, hacia allí nos llevaban. Perdieron 19 diputados de los 52 que tenían en el Congreso de los Diputados. El discurso del odio no pasó a pesar del relato y de la hegemonía del discurso comunicacional diario.

También deja un recado sobre los resultados para el PP de Feijoo: no vale todo, ni tampoco a cualquier precio. De los 160 diputados que pensaba sacar no llegaron, ni siquiera a los 140, 136 fue su cifra, lo que es un claro mensaje de los votantes moderados de centro.

Y allí también la otra lectura, era arriesgado luego de una marea de derecha que pintó el mapa de España de azul el pasado 28 de Mayo, que Pedro Sánchez el día 29 estuviera disolviendo las Cortes, era su bala de plata, era el todo o nada, y sin duda mientras la derecha y la ultraderecha pactaban en Ayuntamientos y Comunidades medidas como eliminar las concejalías de violencia de género, para cambiar su nombre por “violencia intrafamiliar”, mientras pactaban recortes en la agenda de derechos, cuando ya empezaban en los ayuntamientos a retirar las banderas del orgullo  LGTBI, cargaban contra el movimiento feminista y varias perlas de este estilo, la ciudadanía veía, en vivo y en directo, cual podría ser la consecuencia para el conjunto del Estado español , que, PP-VOX hubieran podido pactar un gobierno, como ya nos habíamos acostumbrado en el resto de Europa.

Hay motivos para festejar, de momento, que no pasaron, pero no hay que bajar la guardia, ya que están allí, agazapados, sembrando su odio en todo sitio dónde lo pueden hacer.

El PSOE, y reventando al 90% de las encuestas, no solo creció en dos diputados, sino también en cantidad de votos y porcentaje. Tuvo un desempeño electoral por encima de lo habitual, en especial en Catalunya y en Euskadi. 

A la izquierda del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), el movimiento Sumar, con un amplio abanico de partidos de izquierda en su integración y con Yolanda Díaz como candidata a la Presidencia logró cosechar 31 escaños. No es compartible en absoluto la lectura de que al no alcanzar los 40 escaños o más el resultado obtenido es malo.

Estamos hablando de solo un mes campaña electoral como Movimiento Sumar, y tomando en cuenta la descarnada batalla sin cuartel, que con mucha vergüenza y hartazgo de la izquierda de clase y progresista, tuvieron que asistir, a zancadillas diarias y un cuestionamiento permanente, en especial por parte de algunos actores políticos que no pueden con su ego personal, y no aceptan ser relegados y relegadas a un segundo plano, y tanto daño le hacen a este tipo de proyectos unitarios, con todo esto y a pesar de esto, fue un muy buen resultado.

La izquierda independentista, corrió suertes diversas, la ya muy buena votación de BILDU el 28 de mayo, se reflejó en el “sorpasso” (adelantar) al Partido Nacionalista Vasco (PNV) en el País Vasco, quedando un diputado por encima de la derecha vasca.

El Bloque Nacionalista Gallego (BNG) en Galicia quedó como estaba con un solo representante en el Congreso, quedando muy cerca de un segundo que no se pudo dar. 

Sin dudas el más perjudicado fue la Ezquerra Republicana Per Catalunya (ERC), que de 13 diputados quedó en 7. Una de las explicaciones posibles podría ser el nivel de abstención que se produjo allí, y que sin lugar a duda fueron sectores del independentismo catalán que probablemente entendieran que ERC ha sido demasiado funcional al gobierno de coalición saliente y eso haya hecho que no fueran a votar y optaran por la abstención.

Nada está dicho aún, y todo parece estar en manos para que haya un gobierno de coalición progresista, de Junts, el partido de la derecha catalana que hoy lidera Puigdemont. Ya todos los sectores políticos a la izquierda del PSOE han manifestado que no serán un obstáculo, que no será ninguno de ellos quién no tienda la mano, que evite una repetición electoral.

Pero, y siempre hay peros, los verdaderos poderes, parecen querer empujar a Junts a pedir lo imposible. Un referéndum de autodeterminación para Catalunya y una amnistía.

Y estas son líneas rojas, que ni el PSOE, ni Pedro Sánchez aceptarán jamás. 

Ahora bien, tampoco creamos que una coalición progresista sacará al Estado español de una situación acuciante en materia de desempleo, desempleo juvenil, trabajo precario, la falta de acceso a una vivienda digna a través de hipoteca o alquiler, etc.

Tampoco podemos dejar de lado y olvidar, que este mismo Pedro Sánchez y este mismo PSOE son los que baten tambores de guerra, y que sin escrúpulo alguno son hoy, junto al resto de la UE, los fieles lacayos del imperialismo yanqui y la OTAN. Los mismos que destinan armamento para la “paz” mientras sus pueblos, las y los ciudadanos europeos son las y los primeros y primeras en pagar las consecuencias. Los mismos que se niegan a levantar un Movimiento por la Paz, que hacen caso omiso a los doce puntos de la propuesta China para un diálogo, los que tampoco escuchan a Lula, ni siquiera al Papa Francisco.

Pero es importante seguir festejando que el odio, el racismo, la xenofobia, o sea, el fascismo NO PASÓ. Y aunque tan solo sea por eso, esta lucha ha valido la pena.

Veremos en los próximos días que sucede finalmente, si hay gobierno de coalición progresista, dónde tampoco será fácil gobernar en esas condiciones o habrá un bloqueo electoral por parte de Junts, siendo funcional al poder, y haciendo repetir las elecciones, que es sin duda alguna el objetivo del Partido Popular (PP). 

Y también veremos cuál es la evolución del Movimiento Sumar que también tiene el desafío de ser la voz de las y los trabajadores, de las y los pequeños productores rurales, de las y los cuentapropistas, de la pequeña y mediana empresa, de jubilados y pensionistas. Y para ello debe ejercer y promover, para evolucionar y no caer en el institucionalismo, una amplia movilización de la sociedad, un debate con los sectores más afectados por esta economía de mercado. Pero no un diálogo de sordos, sino que debe encabezar un debate con la participación social para después ejercer de ariete en las calles, junto a lo que va quedando de clase en el movimiento sindical, una presión que pueda mejorar la calidad de vida de la clase trabajadora y sus aliados. Y por sobre todo está obligado por la historia a levantar las banderas de la PAZ, y encabezar el No a la OTAN, ya que mientras el conflicto Rusia-Ucrania se prolongue, son la clase trabajadora y sus aliados quienes pagan la fiesta del envío de armamentos a una parte del conflicto.

La gobernabilidad no será fácil tampoco en lo que al Senado se refiere, con una mayoría absoluta del PP, que podría hacer un desgaste de retraso de en las leyes a través de enmiendas que luego deberían volver a Diputados y allí aprobarse por mayoría simple, pero también y si finalmente hay coalición de gobierno del PSOE-Sumar no hay lugar a ninguna duda que cada apoyo costará demasiado. Veremos que sucede.

Foto de portada:

Momento de votar. Foto: Ministerio del Interior de España.

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