La Intersocial Feminista, una de las organizaciones convocantes a la marcha del 8M, centró su proclama de este año en denunciar la violencia que viven las mujeres y disidencias en Uruguay y sostuvo que están «en peligro».
«La violencia cruenta hacia las mujeres como el caso de violación grupal, la violencia sexual perpetrada por fuerzas de seguridad que deberían brindarnos protección, los femicidios que no cesan, la violencia transfóbica y los abusos sexuales hacia nuestros hijos e hijas son muestra de ese contexto que nos pone en riesgo. La violencia machista es la expresión más crítica de una sociedad profundamente desigual que coloca a las mujeres y disidencias como ciudadanas de segunda, sometidas a múltiples discriminaciones, violencias y explotación», señaló en su proclama.
En la proclama describieron algunos de las manifestaciones concretas de la discriminación y la violencia: “Estamos hartas de la doble moral, de la apropiación de nuestros cuerpos, de la falta de oportunidades, de la servidumbre doméstica disfrazada de matrimonio y/o amor maternal. Estamos hartas de las múltiples discriminaciones que sufrimos por ser mujeres, afro, indígenas, migrantes, trabajadoras sexuales, lesbianas, pobres, niñas, por estar privadas de libertad. Estamos hartas del clasismo y la superioridad moral de quienes se creen ‘gente de bien’, de quienes se creen con el poder de decidir sobre nuestras vidas, nuestra autonomía, nuestra forma de ser, hacer, sentir, pensar y amar. Estamos hartas de la desigualdad estructural, patriarcal, racista, capitalista, heteronormativa, capacitista y xenófoba. Repudiamos la cultura de la violación y exigimos que se enseñe a los varones de este país a no violar, a respetar los límites del consentimiento, a no explotar sexualmente de niños, niñas y adolescentes, a no acosar a las mujeres en las calles, medios de transporte, boliches, lugares de trabajo, fiestas, entre otros”.
Medidas
La Intersocial Feminista exigió la adopción de una serie de medidas: “Incorporación en la currícula educativa en forma urgente de educación en igualdad de género, masculinidades libres de machismo y violencia, derechos humanos, prevención de violencia y explotación sexual. Desplegar acciones en toda la administración pública tendientes a desmontar la cultura machista. Exigimos una justicia que este a la altura de las necesidades de las víctimas, que se profesionalice y especialice para lograr dar respuesta de calidad y combatir la impunidad. Exigimos una respuesta policial, se ha sufrido serios retrocesos en el abordaje de la violencia basada en género. Exigimos respuestas concretas para las mujeres y disidencias en vivienda, empleo, educación, sistema de cuidados, políticas de corresponsabilidad, abordajes en salud enmarcados en los
derechos sexuales y reproductivos. Exigimos se reinstalen ámbitos de dialogo entre el Estado y la sociedad civil. Nos solidarizamos con todas las mujeres y disidencias que se encuentran en zonas de guerra y conflictos».
Reivindican la unidad y la necesidad de estar juntas ante una serie de amenazas por las que se consideran en peligro: “Juntas porque nos matan en nuestras casas. Juntas porque nos acechan en la calle. Juntas porque nos violan en las fiestas. Juntas porque nos abusa la policía. Juntas porque violan a nuestros hijos e hijas. Juntas porque nos explotan en el trabajo. Juntas porque nos criminalizan por ser pobres. Juntas porque somos las mujeres y disidencias, aún siendo adolescentes, quienes aparecemos con nuestros cuerpos descuartizados, quienes somos desaparecidas, y quienes somos asesinadas por el sólo hecho de habitar el mundo”.
“Juntas en todos los espacios contra todas las opresiones”, concluye la Intersocial Feminista.