Pasaron las elecciones del Parlamento Europeo con un ciclón de derechas y ultraderechas en todo el continente.
Gustavo Alvarez (*)
Era común leer o escuchar antes de las elecciones expresiones “la ultraderecha se instalará en el Parlamento Europeo” “una ola de fascismo arrasará Europa” “Es necesario un cordón sanitario de los demócratas contra el avance de la ultraderecha nostálgica, xenófoba, racista, etc.…” Pues todo era erróneo. No interpretaban esas voces (quizás por cargo de conciencia) que no era lo que vendría, sino lo que ya había. A 9 de junio en Italia, Hungría, Polonia, República Checa y Finlandia ya gobernaba la ultraderecha. En Francia, España, Alemania o Bélgica ya tenían una amplia representación parlamentaria. Y podríamos seguir.
Lo sucedido el pasado 9 de junio no es que se instaló, sino que se reforzó y aumento el caudal de la extrema derecha en toda Europa. Y por otra parte si vamos hacia la Izquierda Europea (Izquierda, léase bien) de 720 escaños solo 34 recaerán en ese grupo, lo que la hace marginal en el Parlamento europeo electo.
Hay un coro mediático que nos intenta vender los siguiente, “tranquilos, si finalmente, todo ha quedado como estaba, ya que la mayoría siguen siendo los Populares europeos, los Liberales y los Socialdemócratas…” Pero aquí, una pequeña gran discrepancia. Con la composición actual, los populares europeos tienen ahora, debido al crecimiento de la extrema derecha, la posibilidad de formar mayorías con unos u otros, y no es poca cosa.
La derecha europea, y también Los Verdes han comprado en varios países la agenda y el discurso de ultraderecha. Cogobiernan en varios países o regiones, por lo tanto, no, nada queda como está. La derecha europea, ergo, los populares europeos podrán pivotar sobre dos ejes, y por lo que vienen demostrando no dudarán en blanquear a la extrema derecha, como ya ha hecho Ursula Von der Leyen con Meloni, por ejemplo.
Vale la pena recordar que blanquean el racismo, la xenofobia, la discriminación, el discurso del odio, el negacionismo climático, el odio al diferente y la demonización del colectivo LGBTIQ+, la negación del derecho al aborto…. y podríamos seguir en una enumeración que nos retrotraería al siglo pasado. Por lo tanto, si se ha movido y mucho la composición y el accionar del Parlamento Europeo.
Al momento de escribir este artículo, la “Comisión Europea anuncia que comunicó a China su intención de imponer un arancel de hasta el 38,1 % a la importación de vehículos eléctricos. La Unión Europa ultimaba aranceles del 25% al coche eléctrico chino siguiendo la estela de Estados Unidos, lo que supone declarar la guerra comercial a China. Y eso lo van a pagar los consumidores. Se trata de una medida que han liderado Francia y España y que justo estaba previsto que se anunciara este mismo miércoles y a entrar en vigor el mes que viene.” (Fuente Cadena Ser)
O sea, y traducido, la posible guerra comercial con China, más alimentada por el giro a la derecha del Parlamento Europeo, ya está aquí. Las primeras consecuencias y de qué lado seguirá alineada la Unión Europea está escrita y sellada. Tampoco dudarán en seguir destinando dinero y armamento para seguir alimentando el conflicto entre Ucrania y Rusia, alineados a la criminal alianza de la OTAN, con la paradoja de algunos países como por ejemplo España, que un día reconocen al Estado de Palestina y al otro le entregan al criminal de Zelenski más de 1000 millones de euros. Estas cosas explican también los resultados.
Y vayamos a la parte quizás más delicada. ¿Qué ha pasado con la Izquierda? Si lo miramos en números pierde un escaño y queda en 34 de 720 como decíamos al principio. Pero este artículo no va de números, va de intentar explicar cómo ha llegado Europa a esta situación.
De la misma manera que la derecha fue comprando argumentos y asumiendo la agenda de la extrema derecha y la socialdemocracia comprando los de la derecha, en esa oscilación permanente hacia el centro, la izquierda europea fue perdiendo un anclaje social en las últimas décadas. Si bien fue incorporando una agenda de derechos que hoy se ve nuevamente amenazada, perdió toda capacidad de movilización de masas en la clase trabajadora y sus aliados, se utilizaron atajos a veces extremadamente peligrosos que llevaron al desencanto del votante de izquierdas tradicional, y especialmente con las nuevas generaciones. Queda demostrado que la política a golpe de tuit no da resultado, que los discursos y declaraciones sin masa atrás que los respalde no llevan a nada. Que comprar el argumento de los gobiernos para todas y todos no es otra cosa que la vieja socialdemocracia reconvertida.
La desunión, producto de sus objetivos a largo plazo sin ver el paro, la precarización, los salarios, jubilaciones y pensiones cayendo en picada, la falta de acceso a la vivienda, el deterioro en los servicios públicos, la educación, la sanidad ambas cada vez más tercerizadas y precarizadas, la inflación descontrolada cayendo sobre los bolsillos de los trabajadores y trabajadoras al final pasan factura. No basta con cada cuatro años presentarse en una sopa de letras sin un programa de mínimos que apunte a solucionar los verdaderos problemas de las y los ciudadanos europeos.
El cainismo dentro de sus propias filas luchando unos contra otros como si fuera la batalla final. Puedo asegurar que los ataques más brutales no venían de los de siempre sino, eran “fuego amigo”. Como pedir el voto a la ciudadanía cuando esta ve a diario el agravio y la descalificación, en vez de actuar en unidad ante la problemática antes referida y pegando como un solo puño en el corazón de las políticas económicas salvajes dictadas por la Comisión Económica Europea.
Como no hubo capacidad de movilización ante el vergonzoso Pacto Migratorio de la Unión Europea que incluye la creación de centros de detención fronterizos. Producto de la falta de capacidad de movilización y de años de abandono de las calles, todo fueron pataletas y declaraciones de rechazo distribuidas a través de las redes sociales.
Esto y otras muchas cosas explican el deterioro en toda Europa y la caída en picada. Termino este artículo con una frase del nuevo Coordinador General de Izquierda Unida, Antonio Maíllo. “La humildad es un valor político que nos ha faltado a todos. Desde Izquierda Unida emplazamos a todas las fuerzas del bloque democrático a ponernos manos a la obra frente al peligro reaccionario. O estamos a la altura del momento o nos arrastrará la Historia”, sin duda esto es aplicable a toda la Izquierda, y no solamente la europea.
Hay una Europa en la encrucijada, la resolución no será fácil. Pero, el primer movimiento es recuperar las calles a través de los problemas reales de la clase trabajadora y sus aliados y a partir de allí, movilizar y movilizar para intentar frenar a una derecha y una extrema derecha crecidas, asumiendo de una buena vez que el ciclo de la socialdemocracia se ha terminado y toca ahora no seguir intentando de maquillar al monstruo del capitalismo salvaje.
(*) Integrante de la Comisión de Relaciones Internacionales del PCU.