Foro de San Pablo se pronuncia por la paz

En una resolución reivindica la salida diplomática a los conflictos y denuncia el fracaso del neoliberalismo para responder a las necesidades de la humanidad.“

El Foro de Sao Paulo es un espacio fundamental para el desarrollo de alternativas populares, antineoliberales, antimperialistas”.

El Grupo de Trabajo del Foro de San Pablo, que agrupa a los partidos y movimientos de izquierda y progresistas de América Latina, ratificó su compromiso con la paz y la salida diplomática de los conflictos y señaló que en el mundo “el modelo neoliberal muestra su completo fracaso en atender a las mínimas necesidades de las personas, que sufren con el desempleo, el hambre y la inseguridad social”.

Sobre la guerra entre Rusia y Ucrania, la resolución final aprobada señala que: “llamamos a la construcción de la Paz y abogamos por vías de solución política y diplomática de los conflictos, que considere y respete el multilateralismo, todos los principios del derecho internacional, y ponga fin a todo tipo de acción militar, sanciones, bloqueos castigos económicos ocupaciones colonialistas, que finalmente derivan en el cautiverio de los pueblos”.

El Foro de San Pablo reivindica lo resuelto por la CELAC, proclamando a América Latina como Zona de Paz.

“Vivimos hoy en un mundo en que millones de personas no tienen acceso siquiera a vacunas AntiCovid-19, ni esperanza de sobrevivir al hambre, al desaliento, a la guerra, en el que sufre la madre tierra y el planeta se encuentra amenazado, marcado por una crisis general del capitalismo y de su modelo neoliberal”, denuncia el documento.

La resolución

EL POPULAR reproduce íntegramente la resolución adoptada por el Grupo de Trabajo del Foro de San Pablo.

“En reunión por videoconferencia realizada los días 01 y 02 de abril de 2022, los partidos miembros del Foro de Sao Paulo abordamos la situación del mundo actual, que enfrenta una profunda y compleja crisis económica, financiera, política y social, agravada por los efectos de la pandemia de COVID-19 y más recientemente por el conflicto militar en Ucrania.

En un mundo en que el modelo neoliberal muestra su completo fracaso en atender a las mínimas necesidades de las personas, que sufren con el desempleo, el hambre y la inseguridad social, irrumpe en el escenario mundial la disputa geopolítica entre Estados Unidos de América -EE.UU.- y la creciente alianza política y económica entre China y Rusia, que lleva al fortalecimiento conjunto de dos países relevantes en un mundo que lucha por tornarse más multipolar. El imperialismo, que no se conforma con la pérdida relativa de su hegemonía global, lleva a EE.UU. a impulsar una Nueva Guerra Fría, lo que incluye la guerra híbrida a través de bloqueos, sanciones unilaterales y campañas mediáticas subversivas contra una treintena de países.

La perdurable y sostenida embestida militarista del imperialismo estadunidense y sus aliados neocolonialistas, en todo el mundo como en estos días en el conflicto entre Rusia y Ucrania, es la objetiva causa de esta tragedia que ya tiene alcances mundiales. Estados Unidos y la OTAN deben terminar con su estrategia militarista, que cierne sobre los pueblos la amenaza de un holocausto nuclear.

Trágicamente, el conflicto Rusia-Ucrania, es consecuencia de lo que hace EE.UU. y la OTAN en Siria, Irak, Irán, Libia, Palestina, Yemen, Sahara Occidental y en todo el mundo, con intervenciones militares directas e indirectas y con un sistema internacional en crisis incapaz de defender el derecho internacional.

Sobre el conflicto militar entre Rusia y Ucrania, llamamos a la construcción de la Paz y abogamos por vías de solución política y diplomática de los conflictos, que considere y respete el multilateralismo, todos los principios del derecho internacional, y ponga fin a todo tipo de acción militar, sanciones, bloqueos castigos económicos ocupaciones colonialistas, que finalmente derivan en el cautiverio de los pueblos.

Vivimos hoy en un mundo en que millones de personas no tienen acceso siquiera a vacunas AntiCovid-19, ni esperanza de sobrevivir al hambre, al desaliento, a la guerra, en el que sufre la madre tierra y el planeta se encuentra amenazado, marcado por una crisis general del capitalismo y de su modelo neoliberal.

Los pueblos latinoamericanos y caribeños no escapamos de los severos impactos de la pandemia y de la crisis multidimensional, amenazados al mismo tiempo por el intento de EE.UU. de imponer su dominación neocolonial a nuestra América, apoyado por gobiernos serviles de la región, declarando públicamente la vigencia de la Doctrina Monroe.

América Latina y el Caribe lucha y resiste. Las Revoluciones de Cuba, Nicaragua y Venezuela, junto a sus pueblos, resisten creativamente a los bloqueos y sanciones unilaterales aplicadas por el imperialismo estadounidense, para garantizar el desarrollo y protección social a sus naciones. En el período reciente, en muchos de nuestros países, los pueblos, las fuerzas políticas y movimientos populares y sociales logran cambiar la correlación de fuerzas por medio de movilizaciones, luchas locales, estallidos y revueltas populares y sociales, y elegir gobiernos de perfil más progresista y popular, como en México, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, Honduras y Santa Lucía.

No obstante, los logros señalados, también debemos constatar que hay pueblos que enfrentan embestidas de represión y anulación de los derechos humanos.

Así, por ejemplo, en El Salvador, dónde se ha desmantelado el Estado democrático y constitucional de Derecho, se agudiza la persecución política y se ha pasado en los últimos días a decretar el Estado de Excepción, con las gravísimas implicaciones que ello significa para los derechos fundamentales de las personas. En Colombia persiste la ola de asesinatos contra líderes y lideresas sociales y activistas por los derechos humanos, y se suman cada semana nuevos atentados contra la vida de los firmantes de los Acuerdos de Paz. En el Paraguay son ya cerca de dos mil activistas de los movimientos sociales a quienes se les han instruido procesos judiciales. Vemos así con extrema preocupación el incesante asedio golpista, por parte de las fuerzas más retrógradas del Perú, al Gobierno del Presidente Pedro Castillo, electo limpia y democráticamente, lo que mantiene a ese país en permanente inestabilidad incertidumbre política, y rechazamos el indulto a Alberto Fujimori concedido el final de marzo. Denunciamos el lawfare en Ecuador contra Rafael Correa y Jorge Glas, y exigimos la libertad inmediata del último, injustamente encarcelado hace 4 años. También condenamos la persecución política contra Vladimir Cerrón, del Partido Perú Libre, en el Perú.

La esperanza de cambio hacia un modelo económico y social antineoliberal, que garantice la inclusión y la protección social, y el desarrollo con soberanía, también se verifica en países como Colombia y Brasil, en los que encuestas apuntan para victorias electorales de fuerzas políticas progresistas y populares este año de 2022. En otros países de nuestra región, los pueblos y las fuerzas políticas populares siguen en la lucha con valentía y dignidad.

Ante este complejo panorama mundial y regional, el Grupo de Trabajo del Foro de São Paulo:

– Reitera su compromiso ineludible con la paz en el mundo y con la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, de la CELAC;

– Reafirma la defensa de la soberanía de los países de nuestra región, reiterando su rechazo y condena a los bloqueos y sanciones económicas unilaterales que sufren los pueblos hermanos de Cuba, Nicaragua y Venezuela, exigiendo su levantamiento o eliminación inmediata;

– Expresa su compromiso con el desarrollo económico sostenible, con inclusión, igualdad y protección social -salud, educación, vivienda, previsión social justa, empleos dignos- y ambiental de toda la región, y contra el saqueo de los recursos naturales promovidos por el imperialismo estadounidense y gobiernos lacayos de la región;

– Reitera que la región latinoamericana y caribeña tiene como destino común la integración regional soberana, marcada por el compromiso con la solidaridad, la cooperación y el multilateralismo;

– Reitera su compromiso con la lucha contra el colonialismo y el neocolonialismo en solidaridad con Puerto Rico, Malvinas Argentinas, Sáhara Occidental y Palestina;

– Defiende que, en la actual coyuntura, el Foro de Sao Paulo continúa siendo un espacio fundamental de diálogo, concertación y construcción de la unidad en la diversidad de las fuerzas políticas de izquierda, revolucionarias y progresistas del continente para enfrentar al enemigo común de nuestros pueblos, el imperialismo estadounidense; con la convicción de que sólo así se alcanzará la victoria. El Foro de Sao Paulo es un espacio fundamental para el desarrollo de alternativas populares, antineoliberales, antimperialistas, de coordinación y articulación de luchas conjuntas”.

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