Este 27 de junio se conmemoraron 49 años de uno de los días que ha marcado la historia más triste y sangrienta de nuestro país. Ríos de tinta se han escrito sobre estos acontecimientos, pero, una vez más, aquellos que dieron el Golpe de Estado, que instalaron una dictadura que le quitó libertades a nuestro pueblo, intentan reescribir la historia. Es por eso, que es bueno repasar una y otra vez los hechos, señalar a los responsables y sobre todo reivindicar la lucha contra la opresión que el pueblo uruguayo dio sin dar tregua ni un solo día, en particular recordar la heroica Huelga General que logró que la dictadura naciera sin apoyo popular, renga, destinada a quedar en la más ignominiosa historia de nuestra patria.
¿Qué fue la dictadura? ¿Quiénes la ejecutaron? ¿Por qué lo hicieron? ¿Quiénes lucharon contra ella? Lo primero que debemos decir es que fue la destrucción de la democracia, tal como la conocemos al día de hoy, imperfecta sí, pero mejor que un régimen dictado por una camarilla de panegiristas del poder. Esto se tradujo en que el 27 de junio, Juan María Bordaberry disolviera las Cámaras, pero fue mucho más que eso, podemos decir que ese fue el momento simbólico que podemos elegir para señalar un proceso de restricción de libertades y derechos fundamentales que venía de mucho antes.
Nuestro país enfrentó durante la década del 60 una importante crisis económica que se profundizó sobre finales de ese período, con una “solución” que siempre recayó por sobre los más pobres. Particularmente en el Gobierno de Pacheco Areco, donde se eligió ministros representantes directos de los intereses del capital transnacional y los agronegocios. Esto supuso la clásica receta de darle a los que más tienen para que algún día “derrame”. Spoiler: eso nunca sucede.
Nos encontrábamos en medio de la “Guerra Fría”, con los ejemplos de la URSS y sobre todo Cuba de una nueva sociedad posible, pero claro, la Doctrina Monroe señalaba que América Latina debía ser el patio trasero de Estados Unidos, por lo que tuvimos que lidiar con cada vez más con intervenciones de ese país. La CIA tuvo una importante participación en nuestro país con el vínculo que existía con la policía y las documentadas prácticas de tortura que se enseñaron. Y, por si fuera poco, la influencia que se tuvo en todas las Fuerzas Armadas con la instalación de la doctrina de la Seguridad Nacional, donde aquellas debían ser garantes del capitalismo frente a un enemigo interno: “el fantasma del comunismo”.
Por otro lado, nos encontrábamos con un campo popular cada vez más organizado reclamando por una sociedad más justa, fue en esos tiempos que se gestó la unidad sindical en el PIT-CNT, así como la Unidad de la Izquierda política en el Frente Amplio en 1971. Ya en 1964, antes de conseguirse la unidad sindical y frente al golpe de Estado en Brasil se había decidido: “Si hay Golpe, Hay Huelga”. Las luchas populares fueron trayendo cada vez mayores niveles de represión, proscripciones a diarios, los primeros estudiantes asesinados como Líber, Hugo, Susana. Militarización de los empleos públicos. La lucha contra los “Tupamaros”, fue la excusa para quitar cada vez más garantías e ir introduciendo a las Fuerzas Armadas cada vez más en la actividad política, gracias a la Doctrina de la Seguridad Nacional. Los Mártires de la 20 fueron un ejemplo de lo que estaban dispuestos a hacer junto con bandas para militares y para policiales de extrema derecha.
Febrero de 1973 fue un nuevo avance, con las Fuerzas Armadas no aceptando un ministro y con los famosos comunicados 4 y 7. Es claro que desde el campo popular se consideró que las Fuerzas Armadas deben ser democráticas y estar del lado del pueblo, claro ejemplo era el general Líber Seregni como candidato a la presidencia, que había pasado a retiro por estar en contra de las agresiones que el propio gobierno hacia ejercer a las fuerzas armadas contra su pueblo. Durante esos días de intriga la Central Sindical decía: “Simultáneamente con los ilícitos económicos, los negociados y la corrupción administrativa, el gobierno de Pacheco y su continuador, Bordaberry, pretendieron imponer sus planes e impedir el proceso ele unidad obrera y popular, ayer por la vía de reiteradas violaciones a la Constitución, con las medidas de seguridad. transformadas en régimen permanente de gobierno, con las perdigonadas. los gases y las balas contra los obreros v los estudiantes. con el retaceo de los derechos y libertades del pueblo (…) En una palabra, como vaciaron económicamente la república, vacían las instituciones de todo contenido democrático”. Asimismo, unos días después el general Seregni señalaba: “Vivimos pues un momento de básica inestabilidad. Estamos en un momento de transición. Es necesario entender su significado. Para actuar e incidir a conciencia, con la movilización popular, en nuestra línea fundamental: ahondamiento de la democracia. lucha contra la oligarquía, impulso a verdaderas reformas estructurales y vigencia plena de las libertades y garantías”.
La represión continuó y el golpe se produjo. El 27 de Junio de 1973 se cierra el Parlamento y Bordaberry junto a la oligarquía y a los sectores más conservadores de las FFAA toman el gobierno. En este punto es imprescindible decir que en la actuación de las Fuerzas Armadas y los civiles no hubo ningún contenido Artiguista, ni mucho menos criollo. ¿Qué puede tener de defensa del interés nacional, de legado artiguista, de “pensamiento criollo”, el destruir la democracia para proteger los intereses de una potencia extranjera en nuestro país?
El pueblo responde con la Huelga general con ocupación de lugares de trabajo. Medida acompañada también por la FEUU. El primer asesinado es Ramón Peré. Lo que sigue es conocido, pero no por eso menos valorable. El pueblo le plantó cara y venció, con sangre, al autoritarismo neoliberal, servil al imperialismo.
¿Quiénes son entonces los responsables de la llegada del autoritarismo? Aquellos que gobernaban y han detentado el poder durante mucho tiempo. Los de los privilegios que tenían miedo de perderlos con una sociedad más organizada. Aquellos que celebraron el golpe. Los que hoy intentan pasar por sectores democráticos pero que sabemos que no tienen más patria que su Dinero. La ARU y las cámaras empresariales, El País, el Pachequismo (que tuvo a su líder como Embajador en Estados Unidos), sectores conservadores de los partidos tradicionales y por supuesto la Embajada de Estados Unidos que ha coordinado las acciones en nuestro país y en el extranjero. La teoría de los dos demonios sabemos que nos es válida, para “proteger” la democracia la destruyeron.
Asesinaron, desaparecieron, torturaron y violaron. Querían desaparecer cualquier rastro del campo popular e incluso afirmaron que querían eliminar al Partido Comunista por 50 años. Democráticamente y en paz, con movilizaciones, actos y el voto, el pueblo le dijo que no a su proyecto regresivo, antidemocrático. Desestimaban el valor principal que tiene el pueblo uruguayo su irreverencia frente a los proyectos que lastiman las garantías democráticas y las libertades.
Es tiempo de volver a rememorar los hechos. De acordarse de quienes proscribieron, quienes censuraron nuestra voz. Es tiempo de rememorar a quienes se jugaron la vida para defender nuestra democracia y seguir luchando por un Uruguay más justo, ese es su legado, y aquí seguimos levantando esas banderas. Con libertad no ofendo ni temo. Tiranos Temblad.
UJC