Por Rolando Arbesún
Free Society Project, también conocida como Archivo Cuba (“Cuba Archive” en inglés), se presenta a sí misma en su página web como “una organización sin fines de lucro”.
Asentada en Washington, D.C. en el año 2001, afirma dedicarse a “promover los derechos humanos mediante estudios y publicaciones”.
Se podría afirmar, “a puro olfato”, que se trata de otro de los variados engendros de la guerra contra Cuba que, desde los inicios mismos de la Revolución cubana en 1959, fueron desarrollando los Servicios Especiales de Estados Unidos.
Sin entrar a detallar “las trayectorias” de sus directivos y equipo de trabajo, no asombra que, en su Junta Asesora, a parezcan figuras con claras y publicitadas relaciones con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la “alta” política estadounidense.
Mencionemos solo dos casos de los “notables asesores”: Carlos Alberto Montaner, a quien se presenta como editorialista y periodista y el Embajador Otto Reich, cuyas “cartas credenciales”, lo identifican como “Consultor, ex subsecretario de Estado y ex embajador de Estados Unidos en Venezuela”.
¿Se necesita documentar estas estrechas relaciones con el gobierno norteamericano de tan “afamados” consultores, habida cuenta de sus tan publicitadas declaraciones y compromisos con los Servicios Especiales del país del Norte?
El sitio ha tenido desde su creación en 2001, una permanente presencia en la producción de “noticias y denuncias” sobre lo que denominan “la situación en Cuba”.
Si se recorren sus publicaciones se hallarán, en todos y cada uno de los temas que, según haya sido indicado por la CIA, resultan ser los ejes principales sobre los que trabajan.
En este sentido, destaca, como no podía ser de otra forma el peso que dan al “requerimiento” de la compañía, de trabajar de forma insistente sobre lo que denominan “derechos humanos”.
Bajo esta “etiqueta” informativa se recorren aquellos “hechos” que, desde la Central se definen como “icónicos”, es decir, situaciones sobre las que hay que trabajar, para generar a partir de ellas, informaciones que, aunque no tenga la materialidad de la realidad, resulten creíbles.
Bien pudiera decirse, que el sitio es el nido inalterado de los halcones más conservadores de la política doméstica norteamericana, nido desde el cual, diseñan vuelos allende sus fronteras.
Luego de los sucesos del 11 de julio, el “proyecto informativo” ha dedicado, una vez más, un especial espacio a lo que denominan “la agenda de trabajo de los agentes cubanos por el mundo”.
Algo que, si lo traducimos al simple hablar popular sería “una vez más agitan el fantasma del castrocomunismo”.
Son poco creativos, llevan más de 60 años sembrando miedos y divisiones y ello lo hacen no solo en Cuba, sino en toda Latinoamérica.
De acuerdo a http://www.CubaArchive.org, Cuba “intenta neutralizar el daño de las recientes protestas culpando a fuerzas externas por la falta de libertades y el bienestar en Cuba”.
El relato de la narrativa cubana, afirman, es usado por “muchas personas de buena voluntad (…) sin darse cuenta (…) por carecer de información o conocimiento”.
La descripción “amable” de los que defienden a Cuba, al aceptar la narrativa del gobierno cubano “por carecer de información o conocimiento”, parece más un simulacro que una creencia efectiva.
Pero no hay que llamarse a engaño, esta “amable” caracterización es el “trampolin” sobre el cual se paran para afirmar que todo aquello que, eventualmente se desmarque de “la política de condena”, está sujeto a sospecha.
Veamos cómo, en el propio ejemplo que manejan es descrita esta sospecha:
“El comunicado que la cancillería de Ecuador sacó el 16 de julio parece escrito por el régimen cubano, aunque el Presidente Lasso pronto corrigió la posición de su gobierno para apoyar a los cubanos que piden libertad”.
Para “darle solidez y credibilidad”, a su argumento de la agenda clandestina de los agentes cubanos en América Latina, afirman que ello solo es posible si se reconoce que, desde 1989, “Cuba contaba con al menos cuatro agentes (…) en la cancillería de Ecuador”.
No importa el tiempo transcurrido, desde la fecha mencionada, ellos dan por sentado que esto es así por lo que se interrogan “si algunos siguen en la cancillería”, en el mismo movimiento de introducción de la sospecha y el temor, esgrimen una suerte de “excusa” a la declaración de la Cancillería de Ecuador, diciendo que capaz “simplemente adoptan la retórica cubana por falta de criterio”.
Tomemos nota, la falta de criterio se traduce en que la Cancillería no dijo amén al mandato de Estados Unidos, pero esto y a estas alturas de la historia, resulta un detalle.
A fin de cuentas, ¿cuándo Estados Unidos ha dado señales serias de respetar la autodeterminación de los pueblos?
Con el típico lenguaje de los halcones, se afirma que “Cuba tiene una penetración importante de las instituciones gubernamentales, legislativas y militares, así como los medios de comunicación, los círculos académicos y todo el espectro sociocultural y político de todos los países de la región”.
Ingenuos estos paladines de la “libertad”, como si sus Servicios de Inteligencia no fueran de los más numerosos e invasivos del mundo, o es qué acaso ¿ya olvidaron el modo en que dichas actividades fueron descritas, desde mediados de 1960, por ex agentes CIA en América Latina?
Según los argumentos de los “analistas” de http://Archive.org, Cuba no tiene derecho a defenderse, pero ellos sí tienen “el deber” de sugerir lo que debería hacer Estados Unidos con la Revolución cubana.
Para ello, los “paladines” de la libertad, “a lo gringo”, proponen:
“1. Proporcionar o facilitar el acceso gratuito a Internet para todos los cubanos.
2. Aplicar a los agentes del estado cubano la Ley Magnitsky, que autoriza al gobierno de los Estados Unidos a sancionar a los violadores de derechos humanos, congelar sus activos y prohibirles el ingreso a los Estados Unidos; emitir un comunicado público para anunciarlo y dedicar recursos gubernamentales a identificar a los perpetradores”.
En esta segunda propuesta, no dicen que ello ya ha sido aplicado durante la administración Trump contra empresas y responsables de las agencias de seguridad cubana.
“3. Invitar a Canadá y Brasil a codirigir un esfuerzo multilateral que incluya a las democracias del mundo para:
Canalizar la asistencia humanitaria y de todo tipo hacia Cuba de manera que solo llegue directamente al pueblo y a través de grupos, entidades, iglesias e individuos independientes, sin mediación de entidad alguna del estado cubano y prohibiendo ayudas a todas las entidades controladas por el estado, incluidas las llamadas ONG (organizaciones sin fines de lucro), así como a los miembros del Partido Comunista.
Exigir la liberación inmediata de TODOS los presos políticos en Cuba: los encarcelados antes, durante, y después de las protestas del 11 de julio incluyendo los encarcelados por todas las causas políticas y las aberraciones jurídicas como la peligrosidad social predelictiva y los «delitos» económicos como el sacrificio de ganado o la tenencia de alimentos, medicinas y productos básicos que solo vende el estado.
Exigir una transición pacífica a la democracia y, si el gobierno cubano se niega, tomar acciones multilaterales de creciente intensidad para presionar en esa dirección.
Alentar y ayudar a los líderes prodemocráticos de Cuba a trazar juntos una hoja de ruta para una transición pacífica a la democracia.
4. Mantener líneas abiertas de comunicación con potenciales reformistas dentro del gobierno y las fuerzas armadas de Cuba para alentarlos a apoyar una transición democrática.
5. Liderar un esfuerzo dentro de organismos internacionales como la OEA y la ONU, a través de sus múltiples entidades, para responsabilizar al régimen cubano por sus violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad.
6. Priorizar los recursos de contrainteligencia para monitorear y contrarrestar las actividades de Cuba en los EE. UU.
7. Informar sobre la amenaza que representa Cuba a la seguridad nacional, regional y global y destinar más recursos a colaborar con los servicios de contrainteligencia de las democracias regionales para contrarrestar el trabajo de Cuba y sus abanderados.
8. Defender la seguridad regional, invocando el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca para:
Apoyar los esfuerzos por la democracia en Cuba, Venezuela y Nicaragua con medidas no bélicas.
Discutir medidas colectivas urgentes para contrarrestar la subversión regional de la democracia y el estado de derecho por parte de Cuba y sus representantes / aliados.
Enviar un mensaje a Rusia, China, Irán y todos los actores externos de que ayudar en la represión de manifestantes pacíficos por la libertad en Cuba se considerará actos de agresión que tendrán consecuencias”.
¿Es extensa la agenda de acciones que proponen, no?
Les hubiera alcanzado decir: que todos hagan obedientemente lo que pretende Estados Unidos, hubiera sido más sencillo y en última instancia “más honesto”.