Entrevista a Claudio Arbesún, nuevo secretario general de la Unión de la Juventud Comunista.
El fin de semana del 19, 20 y 21 de noviembre la Unión de la Juventud Comunista (UJC) realizó su XVII Congreso, con unos doscientos cincuenta delegados titulares. El proceso congresal ocupó a las jóvenes comunistas durante tres meses, discutiendo en cada uno de sus organismos las tesis realizadas por la dirección saliente. Luego de transformar esas tesis en resoluciones, las jóvenes comunistas cerraron el proceso congresal eligiendo a su nueva dirección.
EL POPULAR entrevistó al nuevo secretario general de la UJC, Claudio Arbesún para que nos cuente sobre la siguiente etapa para la Juventud Comunista.
¿Cómo fue el proceso congresal? ¿Qué balance se puede hacer?
Creo que fue un proceso bien rico que demuestra la tendencia de crecimiento que viene teniendo la Juventud en los últimos años. Es un Congreso que tuvo doscientos cincuenta delegados titulares, y otros tantos en calidad de fraternos, una participación de más de diez departamentos. Tenemos un conjunto de compañeros y compañeras que se han sumado a la militancia en los últimos procesos de lucha, que este fue su primer congreso, y fue muy positivo desde el punto de vista del desafío en el tiempo dedicado, el trabajo, el esfuerzo, pero también el aprendizaje político. Sobre todo si pensamos que somos una generación que creció durante los gobiernos frenteamplistas, que vimos en la primera parte de nuestra vida un proceso ascendente de conquistas y que los últimos sucesos nos han colocado el desafío de enfrentar derrotas, de levantarnos de esas derrotas, y de articular, rejuntar nuestras fuerzas, nuestro ánimo, salir a la búsqueda de distintos compañeros y compañeras para que las derrotas circunstanciales no se vuelvan derrotas permanentes. Entonces, en ese sentido fue un Congreso bien rico y productivo.
Por otro lado, yendo hacia la parte más política, es un Congreso que logra poner el énfasis en el desafío que la izquierda tiene hoy a nivel internacional, regional, porque es una región que comparte un poco esto de los ciclos, pero sobre todo a nivel nacional. Esto en función de un devenir político y económico que no solo no logra satisfacer las necesidades del pueblo sino que cada vez lo somete a mayores grados de desempleo, de miseria, de dificultades económicas, de la posibilidad de desarrollar proyectos vitales, pero sobre todo proyectos vitales individuales que armonicen con los proyectos colectivos. En este sentido, el desafío identificado en el Congreso, y creo que es el central, es rearticular las fuerzas de izquierda y ampliar su base social, construir un nuevo momento de transformaciones que tenga un trasfondo programático, popular, y popular en el doble sentido; que sean iniciativas y perspectivas estratégicas que respondan a las necesidades del pueblo y por otro lado que tengan como raíz de las movilizaciones de esas ideas a grandes contingentes populares. Creo que es un Congreso hiper positivo que nos deja en una buena posición para los desafíos de los próximos tres años.
Decías que son una generación que vivió casi toda su vida en gobiernos frenteamplistas ¿cómo se plantea la militancia una Juventud que está aprendiendo a militar bajo un gobierno de derecho? Pero sobretodo que está aprendiendo lo que es vivir bajo un gobierno de derecha
Nos lo planteamos como se ha planteado siempre la militancia la Juventud y el Partido Comunista, con un rol insustituible en los grandes contingentes de personas organizadas, en las organizaciones sociales que tratan de generar acuerdo, de generar confluencia programática, movilizar ideas, ese es un aspecto insustituible. No somos una Juventud que se plantee la militancia como un destacamento estanco y separado del resto del pueblo, que busca sintetizar políticamente acciones que no le son explícitamente propias, sino que buscamos organizar allí donde haya gente dispuesta a transformar la realidad, en un liceo, en un centro de estudiantes, un sindicato, un barrio, con sus vecinos y vecinas, con compañeras y compañeros. Y por otro lado, somos una Juventud que nos planteamos estos desafíos con humildad, y con el ensayo y error que da la práctica que es en definitiva la que termina definiendo. Sufrimos cierto golpe anímico cuando perdimos las elecciones pero demostramos una capacidad de autocrítica, entendida como la capacidad de revisar los errores pero sobretodo sobreponerse a la situación, entendiendo que los objetivos de transformar el Uruguay y la sociedad en un sentido superador siguen vigentes, e inmediatamente nos pusimos en campaña para ello. Desafíos no faltaron, en seguida vino una crisis sanitaria que articulada con un gobierno neoliberal derivó rápidamente en crisis social y crisis económica, no había espacio para lamerse las heridas. Somos una Juventud que salió a organizar ollas populares, salimos a las organizaciones que ya existían a transformarlas en dispositivos solidarios, y ahí estuvimos en centros de estudiantes, de trabajo, viendo que compañero que compañera estaba complicada para darle una mano, estuvimos en los comité de base recibiendo paquetes para las ollas, y así muchísimos ejemplos más. Y claro otro conjunto de acciones, como la LUC, que inmediatamente nos obligaron a sobreponernos a una situación que a priori parecía de desanimo, y estuvimos toda la primera mitad del año juntando firmas de manera incanzable.
¿Cuáles son los desafíos principales y más inmediatos?
Partiendo de lo que fue la derrota del gobierno frenteamplista, que si bien no es toda la lucha de la Juventud Comunista, es parte importante de su lucha, porque un gobierno de izquierda implica desarrollar la tarea y el trabajo en un contexto distinto, en una calidad política, social y económica distinta. El proyecto frenteamplista no lograba dar respuesta a alguna de las dificultades que nuestro pueblo comenzó a enfrentar a raíz del deterioro económico internacional por ejemplo, después de un proceso grande de disminución de la pobreza, de aumento de puestos de trabajo, de formalidad, comenzamos a ver señales de deterioro, y efectivamente el proyecto de izquierda, que tiene una raíz social y tiene una raíz política, no estaba desde el gobierno pudiendo dar respuesta a eso, y ni siquiera lo estaba pudiendo dar desde el punto de vista político y pedagógico. Nosotros somos parte de eso, de ese proyecto de izquierda y de la capacidad de transformar. El desafío actual hoy es en el transcurso del propio proceso de las luchas coyunturales, como puede ser evitar el sostenimiento de la LUC como condición de posibilidad de ajuste, tratar de frenar la pérdida de salario real, tratar de frenar los recortes en las políticas públicas, los recortes en las políticas sociales, los constantes atentados a la educación pública, abrir en conjunto con todas las organizaciones sociales un debate profundo que derive en un acuerdo programático que permita, no solo dar respuesta a las dificultades actuales sino, abrir un proceso de transformaciones en el mismo sentido que los quince años de gobierno frenteamplista. Pero que sea un proceso que no se agote ante un deterioro de los precios de la materia prima, por ejemplo, y eso implica volver a poner sobre la mesa la necesidad de transformar la matriz productiva, la necesidad de pensar otra inserción en el comercio internacional, que aquel lugar que está guardado para las economías latinoamericanas, pensar en integración, pero también pensar en la incorporación de la sociedad a todos los aspectos de la vida social y económica, avanzar en mayores niveles de participación popular en las decisiones trascendentales del país. Consideramos que el trabajo que se realizó con la juntada de firmas, y ahora el trabajo hacia la victoria en el referéndum sienta las bases para trabajar hacia ese acuerdo programático.
Esto implica también un trabajo hacia la interna de nuestra Juventud. Hay que salir a recorrer el país buscando generar organización donde no estamos, implica un gran trabajo hacia el movimiento sindical que es una pata en la que la Juventud aún permanece floja, más allá de que el Partido está fuerte y hay jóvenes militando desde el Partido en el movimiento sindical, es un componente en que la Juventud tiene que crecer. Fundamentalmente vamos a trabajar para que todos los lugares donde estamos puedan vertebrarse en una plataforma de unidad, generar mayor nivel de acercamiento entre la FEUU, el PIT-CNT, el movimiento de solidaridad que es un movimiento que es importante pero incipiente, y hay que buscar como encastra en el resto de las organizaciones más clásicas, y después otro conjunto de movimientos que no son tan clásicos para cómo se lee a veces el movimiento social uruguayo, pero que son tan potencialmente transformadores y tan cuestionadores de la forma de organización social y económica del país como otros. Por ejemplo, la soberanía alimentaria, que viene creciendo en todo el país, hace ya bastante tiempo que estamos vinculados y trabajando en el movimiento de la diversidad, el movimiento feminista. En fin, todos los lugares donde se desarrolla la vida de los jóvenes uruguayos, y de los que tenemos mucho para aprender también.
¿Cómo es la Juventud Comunista del Uruguay?
Somos una Juventud que progresivamente se parece cada vez más a la juventud uruguaya. Somos jóvenes, y quienes llevamos más años en la organización identificamos una Juventud que es progresivamente más joven, con un componente quizás diferente a la juventud general uruguaya, porque tiene un gran componente estudiantil y la juventud uruguaya no es solo estudiantes. Pero también hay jóvenes trabajadores. Somos jóvenes que día a día colocamos lo mejor de nuestro tiempo, nuestras ideas y nuestros esfuerzos por construir una alternativa. Somos una Juventud compuesta mayoritariamente por mujeres, somos una juventud que se expresa en la mayoría de los departamentos del país y en aquellos departamentos donde no se expresa hay un trabajo constante por generar organización. Somos una juventud a la que le gusta el fútbol, la música, el arte, y todo lo que le gusta la juventud uruguaya. Y sobre todas las cosas no hacemos de la militancia un compartimento estanco con el resto de nuestra vida, nosotros militamos en la Juventud Comunista mientras hacemos amigos, construimos familia, tratamos de desarrollarnos profesional, técnica, artística y personalmente. Construimos nuestra vida desde el ser jóvenes comunistas.
El próximo Congreso de la Juventud sería en tres años, ¿cómo tendría que ser la UJC?
Tiene que ser una Juventud más grande, en cantidad de militantes, pero también con mayores niveles de diversidad. Hoy por hoy podemos decir que somos una Juventud más diversa, que incorpora compañeros y compañeras del ámbito estudiantil, sindical, barrial, pero eso tiene que seguir creciendo. Todos los lugares donde se desarrolla la vida de los jóvenes uruguayos tiene que estar expresado en la organización. Tiene que ser una Juventud más nacional, es decir, en los departamentos que aún no estamos estar, y estar en todo el departamento, o tratar de estar cada vez más en más lugares de los departamentos del interior. Muchas veces se habla del interior como una cosa homogénea, y todos los compañeros y compañeras del interior con las que hablamos son enfáticos en caracterizar que hay muchos interiores, y ahí hay muchas juventudes, y de ellas nos tenemos que nutrir y hacia ellas tenemos que trabajar. Sobre todo tiene que ser una Juventud cada vez más inserta, con capacidad de ser soporte y motor de un proceso de lucha juvenil que sea protagonista de ese momento de transformaciones que pretendemos abrir, con un mojón importante en el 2024 pero que no depende solo del resultado electoral. Nosotros en este Congreso nos planteábamos recuperar la iniciativa política, y es algo en lo que ya venimos trabajando, pero que en el XVIII Congreso deberíamos poder pasar raya y decir “lo cumplimos”, lograr alcanzar mayor capacidad de ofensiva, y no solo de respuestas inmediatas. Y tenemos todas las condiciones para avanzar mucho en ese sentido.
¿Qué tiene la UJC para ofrecerle a la juventud uruguaya?
Creo que el joven, en general, se encuentra cotidianamente con cosas que no les conforma. Desde la forma en la que está organizada el sistema educativo, las contradicciones que encuentra entre lo que aprende en la educación “formal” y los desafíos de la organización laboral, la capacidad de construir una familia o no construirla, la capacidad de desarrollar un proyecto de vida personal. Todo eso muchas veces genera frustraciones, genera enojos, pero sobretodo genera iniciativa y genera rebeldía. En la UJC tenemos para ofrecerle a los jóvenes uruguayos un lugar desde donde canalizar la rebeldía, canalizar esa necesidad de transformación en un sentido superador y poniendo en el centro el bienestar, las necesidades, la igualdad entre las grandes mayorías. Un lugar para construir una sociedad en donde lo que prime no sea la competencia, el beneficio personal, el lucro, la envidia. Tenemos para ofrecer un lugar donde aquel joven que sueña, pero sobretodo que quiere transformar ese sueño en una lucha practica para construir la realidad, en una sociedad donde el centro sea la solidaridad, sea el compañerismo, sea el trabajo colectivo, los derechos, lo pueda encontrar.
Mariana Arias