El informe anual de Naciones Unidas sobre la violencia contra los niños asegura que dicha situación se ha agudizado en todo el mundo.
Las variadas “crisis superpuestas”, son las que explican que 333 millones de niños/as vivan en la pobreza extrema, mientras que “mil millones sufren pobreza multidimensional”.
De acuerdo al documento, dicha “pobreza no es privativa de los países más atrasados”, señalando en ese sentido “que el 20% de la población infantil de las naciones más ricas del mundo vive en la pobreza”.
A pesar que en 2022 se logró estabilizar los niveles globales de hambre e inseguridad alimentaria, en la actualidad unos “148 millones de niños menores de cinco años sufren un retraso del crecimiento”, en tanto “el número global de niños sin escolarizar” experimentó un aumento de seis millones a partir de 2021, llegando en la actualidad a 250 millones.
Según reseña el portal de noticias de Naciones Unidas, “entre las crisis que afectan desproporcionadamente a la niñez mundial”, se encuentran “el aumento de la pobreza, las desigualdades sociales y económicas, los desplazamientos forzados, los conflictos, el cambio climático, la inseguridad alimentaria, la violencia generalizada -incluida la violencia sexual-, la inestabilidad política y la naturaleza cambiante de la delincuencia organizada nacional y transnacional”.
Al referirse a ello, la representante especial, Najat Maalla M’Jid, enfatizó en una entrevista con Noticias ONU “que la violencia contra los niños es un problema presente en todos los rincones del mundo”.
De acuerdo a la funcionaria, “el problema actual es que no hay ningún país que sea inmune, ningún niño es inmune, en todos los países nos encontramos con muchas, muchas formas de violencia”.
Para graficar la situación, Maalla M’Jid explicó “que un mismo niño puede ser víctima de diversas formas de violencia (…) y en distintos entornos”.
En ese universo que da forma a la población infantil vulnerable, quienes se ven más afectados, se detalla, “son los niños en movimiento”, principalmente aquellos que se desplazan sin acompañamiento y sin vínculos con su familia.
A estos se le suman, refiere el estudio, “los apátridas; los internados en una institución; las niñas; los niños con discapacidad; los de minorías étnicas o lingüísticas; los indígenas; lo que están en situación de calle; los que viven en la pobreza; y los que habitan en zonas afectadas por conflictos o en situaciones de crisis humanitaria”.
De acuerdo al informe indica a finales de 2022, “más de 450 millones de niños, o uno de cada seis, vivían en zonas de conflicto”, lo que representa “el mayor número de los últimos 20 años”.
Al detallar el modo en que impacta sobre las infancias la violencia armada, el documento denuncia “que la circulación de armas, la delincuencia organizada y el aumento de las disparidades sociales la agravan”, se cobran “un gran número de vidas infantiles”.
“Alrededor del 15 % de las víctimas de homicidio en 2021 fueron niños”, se detalla, al tiempo que asegura que en América es donde las infancias se enfrentan ante “un mayor riesgo de asesinatos” respecto a otras regiones, al tener “una tasa de 15 víctimas de homicidio por cada 100.000 habitantes”.
Otro de los apartados trabajados en el informe se refiere a la violencia en la casa, donde “en muchos casos” se “someten a los niños a violencia física, emocional o sexual” por parte de “personas en las que confían, como sus padres y cuidadores, compañeros, vecinos, maestros u otros miembros de la comunidad”.
La forma en que se ejerce violencia por parte de los cuidadores suele ser el uso de la disciplina violenta.
En ese sentido se indica que “cerca de 400 millones de niños menores de cinco años en el mundo soportan a menudo agresiones psicológicas o castigos corporales en su casa”, en tanto “en más de un tercio de los países, al menos un 5% de las mujeres jóvenes han dicho haber sufrido violencia sexual en la infancia, y alrededor de una de cada cinco adolescentes ha sufrido recientemente violencia de pareja”.
A pesar de que las prácticas nocivas han ido disminuyendo, señaló la representante especial reconoció, dicha “disminución no mantiene a un ritmo acorde con el crecimiento demográfico”.
“Los niños no son un problema que haya que resolver, sino un activo en el que hay que invertir. Y creo que, si no cambiamos nuestra mentalidad, no vamos a cumplir nuestra promesa. Así que espero que lo hagamos”, concluyó Najat Maalla M’Jid.