49 años de una huelga general que conmovió al mundo

El próximo lunes 27 se cumple el 49 aniversario del comienzo de la histórica huelga general desplegada por la CNT como respuesta a la disolución de las Cámaras por parte de Juan María Bordaberry. A la central sindical se sumó la Federación de Estudiantes Universitarios (FEUU) y los estudiantes de secundaria, además de centenares de organizaciones barriales y populares. Tuvo el epicentro en Montevideo y en los capitales con concentraciones obreras en el interior: Paysandú, Salto y Colonia. Miles de fábricas, centros de trabajo y de estudio fueron ocupadas. Conmovió al país entero y asombró al mundo.

Aunque tuvo que ser levantada sin lograr el objetivo perseguido, marcó profundamente al régimen que profundizaba su accionar represivo para convertirse en una sangrienta dictadura cívico militar. El 27 de junio es el final de un lento proceso de vaciamiento de las instituciones democráticas por parte de los sectores privilegiados de la sociedad uruguaya, en connivencia con los grupos de poder internacionales, especialmente de EEUU, para proceder a la reestructura del país en función de sus intereses.

Deterioro institucional: las medidas prontas de Pacheco

Desde mediados del año 1955 Uruguay comenzó a transitar un período de crisis económica que generó un creciente descontento popular. Los dos gobiernos del Partido Nacional a partir de 1959 no dieron respuesta a dicha situación. La agravaron.

En las elecciones de 1966 triunfa nuevamente el Partido Colorado y asume el general Oscar Gestido. Al fallecer, sorpresivamente, al cumplir un año de su mandato, asume Jorge Pacheco Areco. Con él como gobernante comienza el período conocido como Pasado Reciente, período caracterizado por la actuación ilegítima del Estado y que habrá de desembocar en el golpe de Estado y el terrorismo estatal a partir del 27 de junio de 1973.

El 13 de junio de 1968 Jorge Pacheco Areco, presidente en ejercicio, implantó las Medidas Prontas de Seguridad y suspendió las garantías individuales, para reprimir a los trabajadores bancarios que estaban en conflicto. Además, desconoció los acuerdos salariales que se estaban negociando en los diferentes ámbitos. Comenzó una etapa muy significativa en la vida del país, represiva, orientada en primer lugar hacia el movimiento sindical, tanto de la actividad pública como privada.

Las Medidas Prontas de Seguridad, un instrumento transitorio, de excepción, se mantuvieron vigentes de manera continua durante casi dos años. Al amparo de ellas, el gobierno de Jorge Pacheco Areco gobernó de manera discrecional, al servicio de los poderosos de siempre y en perjuicio de los trabajadores y de los sectores populares.

Miles de trabajadores fueron militarizados y detenidos, prohibiéndose la actividad sindical. Se eliminó la libertad de prensa, se clausuraron medios, se llegó a establecer la censura previa. La gravedad de la situación imperante llevó a la creación del Movimiento en Defensa de las Libertades donde se destacó el parlamentario del Partido Nacional Héctor Gutiérrez, férreo opositor a las Medidas Prontas de Seguridad junto con Francisco Rodríguez Camusso y Zelmar Michelini.

La dictadura al servicio de los poderosos

La política represiva de la dictadura estuvo al servicio de un proyecto de país que permitió el traspaso de más de 5.000 millones de dólares de los bolsillos de los trabajadores y sectores populares a las cuentas de las elites económicas. A la salida de la dictadura, luego de la quiebra de la “tablita”, el 40 % de los uruguayos vivían en la pobreza. Los trabajadores, jubilados y pensionistas, perdieron el 50% de su poder adquisitivo. Incluso, los jubilados y pensionistas perdieron el derecho al aguinaldo que, al día de hoy, solo siguen percibiendo los militares.

La huelga general: inicio del camino hacia la democracia

La huelga general que asombró al mundo fue levantada el 11 de julio. Durante el transcurso de ella miles de uruguayos fueron detenidos y también despedidos de su trabajo. Se ilegalizó a la CNT y se pidió la captura de sus dirigentes. Ramón Peré, estudiante de la Facultad de Veterinaria,  y  Walter Medina, estudiante del Liceo 17, fueron asesinados mientras participaban en acciones de resistencia al golpe. El lunes 9 de julio a las 5 de la tarde una enorme manifestación popular fue salvajemente reprimida en pleno centro de Montevideo por efectivos militares y de la Policía. Se destrozó la sede de EL POPULAR y miles de uruguayos fueron apaleados y recluidos en el Cilindro Municipal, predio en el cual hoy se levanta el Antel Arena. El levantamiento de la huelga dio comienzo a una nueva etapa histórica y heroica, del pueblo uruguayo.

Una democracia a profundizar

La institucionalidad democrática es una gran conquista del pueblo uruguayo. Sin negar el contexto exterior favorable que influyó positivamente en que se hallara una salida, la democracia fue una conquista popular. Es el resultado de luchas, de movilizaciones, de resistencia, en forma colectiva e individual, en Montevideo y en el Interior, dentro y fuera de fronteras. Los sectores populares demostraron una gran capacidad de sobreponerse a fuerzas aparentemente superiores,  de superar sus diferencias políticas e ideológicas, de unirse y de contribuir a la búsqueda de salidas constructivas.

La democracia uruguaya no le debe nada a las Fuerzas Armadas, a los sectores más conservadores de los partidos Nacional y Colorado. Mucho menos al vocero oficial de la dictadura el matutino El País. El plebiscito constitucional de 1980 puso al desnudo el proyecto institucional de nación que proyectaban y que pretendían legitimar, profundamente antidemocrático y antipopular. La histórica derrota que sufrieron generó las condiciones para un retroceso que cristalizó en el retorno a la democracia en 1985.

Gastón Grisoni es Presidente de Crysol (sus opiniones no reflejan ni comprometen, necesariamente, al colectivo como tal).

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