Brasil de la Esperanza

UJC

La acumulación política y la lucha unitaria del pueblo comienza a dar sus frutos en el hermano pueblo de Brasil. Un amplio marco de alianzas que pone de relieve la decisión que se están jugando en ese país: Democracia vs Fascismo. Si bien en la primera vuelta no se logró alcanzar los votos necesarios para ya proclamar a Lula como presidente, la victoria está a la vuelta de la esquina y esto supone una transformación profunda para todo el continente.
Vuelve Lula, aquel líder metalúrgico que logró posicionar a Brasil como una de las economías más poderosas del mundo al mismo tiempo que sacaba a millones de personas de la pobreza, la posibilidad de estudiar y tener un techo digno para vivir se volvió una posibilidad real para millones de brasileños y brasileñas. Un Brasil fuerte, con distribución de la riqueza y una visión de integración soberana también es una buena noticia para el Uruguay, sobre todo frente a la visión que tienen los amigos del gobierno uruguayo, como Bolsonaro, que además de antidemocrático y conservador, busca que el continente compita a la baja, liberalizando, bajando impuestos, retirando al Estado de la contienda, es decir, volviendo a las viejas recetas neoliberales que solo hacen que se enriquezcan unos pocos mientras el pueblo sufre el hambre, incluso en épocas de crecimiento económico, porque el famoso derrame nunca llega.
La experiencia y la trayectoria de Lula nos conmueve a todos y todas, hace poco tiempo se encontraba preso injustamente por la acción deliberada del juez Moro, a la postre ministro de Bolsonaro, que buscó proscribirlo para que no pueda presentarse a las anteriores elecciones presidenciales. Hay algunos sectores que no le perdonan que en su presidencia los pobres, las más vulneradas, hayan sido la principal prioridad. Todos y todas recordamos como se lo llevaron, lo intentaron humillar, aunque se fue rodeado de pueblo, volviendo a los orígenes, en su sindicato, sabiendo que iba a seguir dando la batalla para volver. Y así lo está haciendo.
La izquierda deberá recordar con las lecciones del pasado que si bien un frente democrático es necesario e imprescindible para vencer al fascismo se necesita audacia y no repetir las recetas que nos propone el enemigo para enfrentar los problemas del país, volver a reconstruir un gobierno que se enfoque en la base social, en los trabajadores, en los Sin Tierra, en las personas racializadas, es ahí donde el gobierno debe centrar su acción política. Porque como ya vimos con Dilma, más tarde o más temprano las elites terminan decantándose por quienes siempre defendieron los privilegios de los más poderosos, así es como salen los Bolsonaros, cretinos y payasos útiles al servicio del capital que siempre gana y nunca pierde.
Pero esto no es la historia de una sola persona, ni siquiera de unas pocas, sino que se está materializando y reflejando el trabajo político unitario y con perspectiva de un conjunto de años donde el pueblo brasilero vio asediada su propia Democracia. Desde que asumió Bolsonaro lo único que ha habido es la promoción descarada de ataques contra las personas que pensaban diferente al presidente, la persecución como con Lula, por eso se colocó como ministro a Moro, que demostró ni siquiera estar a la altura para eso. Hubo ataque a los trabajadores organizados, hubo leyes que deterioraron las relaciones laborales, recortes presupuestales a las universidades públicas y un ataque directo al conjunto del Demos universitario, en particular el movimiento estudiantil. Pero el conjunto de la sociedad ha tomado conciencia de la deriva autoritaria y anti popular de este gobierno, que desprecia a la gran mayoría de su población (parece que eso es algo muy propio de las derechas continentales, sino preguntémosle a Mauricio Macri), que llama a atacarla.
Cuando asumió Bolsonaro teníamos partidos políticos desmovilizados, un movimiento sindical fragmentado y un movimiento estudiantil que le costaba encontrar posiciones claras. Unos años después, el campo popular brasileño sigue con problemas, pero con la certeza de que el rumbo para aportar a una transformación social es la unidad y la lucha, por salario, por trabajo, por Democracia, en definitiva, por el futuro.
La unión del PT y el PCdoB en la Federación de la Esperanza, etiqueta electoral de estas elecciones, nos muestra cual es el rumbo que se sigue, el cual nosotros saludamos y defendemos. Van a ser tiempos difíciles, con un parlamento con una composición compleja y con un Bolsonaro que sigue cuestionando la institucionalidad democrática, pero estos pequeños cambios que pueden hacer historia brindan una esperanza a toda la región, que viene viendo como gobiernos de izquierda vienen asumiendo en los últimos tiempos.
Apostamos a una integración regional potente, nunca tuvimos en México, Argentina, Brasil y Colombia gobiernos de izquierda o progresistas al mismo tiempo, creemos que Lula puede liderar también esos procesos, estamos convencidos y convencidas que ese es el camino para lograr mayor soberanía, para que América Latina vuelva a ser territorio de Paz y se aleje de las influencias y golpes de Estado de la OEA, así como de los intereses que busca imponer Estados Unidos en la región.
Brasil va a tener un presidente que brinda esperanzas, que va a fortalecer la Democracia y que va a volver a pensar en aquellos que son menos favorecidos por las leyes del mercado, por una sociedad hiper jerarquizada. Festeja la Democracia, festeja el pueblo brasileño y festejamos todos y todas en el continente que un amigo de las causas populares está de vuelta, que la unidad y la lucha han demostrado que pagan, que se ha derrotado al fascismo y que el amigo del gobierno de Uruguay y de los Estados Unidos se va a tener que ir derrotado a su casa, esperemos que para nunca más volver. Es tiempo de seguir avanzando para transformar la vida. Aquí, en Brasil y en todas partes.

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