Por decisión de la Corte Suprema de Israel fue anulada la polémica reforma judicial presentada por el gobierno de Benjamín Netanyahu.
La reforma dio lugar a protestas y manifestaciones ya que se la consideraba como un instrumento para debilitar “el poder de la Corte Suprema para revisar o derogar leyes, permitiendo que una mayoría simple de un miembro en la Knesset (parlamento) anulara tales decisiones”.
Para los opositores a la reforma, señaló la BBC, “la propuesta habría fragilizado gravemente la democracia del país al debilitar el sistema judicial”.
Tras conocerse la anulación, voceros gubernamentales consideraron que la Corte habían tomado en «sus manos todos los poderes», por lo que consideraron la anulación como una medida “antidemocrática”.
La reforma impulsada por iniciativa de Netanyahu en julio del pasado año “le quitó el poder” a la “Corte Suprema y los tribunales inferiores de Israel para cancelar decisiones gubernamentales que consideraran extremadamente irrazonables»,recuerda la agencia de prensa.
Se trató, reseña el medio de prensa, de una ley que motivó la “ira y división en gran parte de la población”, dando lugar a las protestas de cientos de miles de manifestantes que se lanzaron a las calles para reclamar su derogación.
La anulación de la ley por parte de la Corte contó, según comunicado de la institución, con el voto favorable por la anulación de 8 jueces en un total de 15.
De auerdo al comunicado “la reforma habría causado un daño severo y sin precedentes a las características básicas del Estado de Israel como Estado democrático».
Criticada por el ministro de Justicia de Israel, Yariv Levin, la decisión de la Corte fue catalogada por el líder de la oposición, Yair Lapid, como satisfactoria y afirmó en la red social X (exTwitter) que la institución había «cumplido fielmente su papel de proteger a los ciudadanos de Israel».