Maximiliano Fregosi
El Gobierno nacional conformó la Comisión Sectorial para comenzar con el Diálogo de la Seguridad Social (DSS), el mismo es coordinado por la OPP y será integrado por diversos agentes económicos y políticos, así como por movimientos sociales. A la espera del documento que presentará el gobierno en este mes, desde el PIT-CNT se ha adelantado que se hará énfasis en la discusión sobre el financiamiento, los elementos ya planteados en el plebiscito como la edad de retiro, las jubilaciones mínimas y el lucro, esto en un marco de un diálogo que implicará también escuchar a las otras partes. El programa del Frente Amplio propone impulsar un Sistema de seguridad social solidario, contributivo y no lucrativo, en línea con lo propuesto por la central de trabajadores. El diálogo tiene previsto extenderse por un año, y luego el tema pasara a la esfera legislativa.
De cara a esta discusión, conversamos con el abogado Gabriel Salsamendi del equipo de representación de los trabajadores en el BPS, sobre algunos de los tópicos que están sobre la mesa.
-El gobierno comenzó a dar señales en cuanto al DSS sobre la necesidad de que el sistema abarque todas las etapas de vida del individuo. ¿Pensás que hay problemas en la cobertura del mismo?
El sistema uruguayo en materia de cobertura no tiene su mayor problema. Lo que si tiene problemas desde hace tiempo es en la suficiencia. Cuando uno habla de sistema tenés que distinguir el BPS del resto de subsistemas, siempre terminamos hablando el BPS por ser el que tiene mayor influencia. Tal vez el mayor reclamo de la población es si las prestaciones
que brinda el sistema son suficientes. Está bien lo que expresa Rodrigo Arim de que el diálogo abarque todos los aspectos del sistema, el tema es ¿con qué financiamos y de dónde salen los recursos para efectivamente cubrir todo el sistema?
– Quienes están en la informalidad quedan excluidos de toda una parte de la seguridad social y del FONASA. ¿Cómo atendemos a los trabajadores informales, pero a su vez poder mantener los incentivos del sistema para la formalización de los mismos?
La informalidad a mi juicio tiene múltiples causas. La primera de ellas es que es de carácter económico, las empresas lo ven como un costo. Hay que ver en qué tipo de actividades se da más la informalidad para ver si efectivamente los costos son la causa del no registro de esas personas. Segundo, también hay un tema cultural […], el gran salto en la formalización en Uruguay fue cuando se crearon esos instrumentos que mencionas, el FONASA o cuando se reactivó la negociación colectiva. Pero, en mi opinión personal, percibo una suerte de abandono de esos instrumentos, no ha habido un empuje a favor de esos instrumentos. En el período pasado teníamos un gobierno que se aburrió de criticar a los sindicatos y a la negociación colectiva presentándolos a la población siempre como parte del problema o causantes del mismo incluso, pero nunca como parte de la solución. Lo primero que hay que hacer, volviendo al punto de lo cultural, es volver a reimpulsar la negociación colectiva, a cumplir con el mandato constitucional que el Estado tiene que incentivar la actividad sindical. El segundo paso, para mí, viene del lado de la financiación, que esa es una de las propuestas que estamos manejando.
-Muchas veces en el debate de la seguridad social se habla de la edad de retiro como la única variable para regular la sostenibilidad del sistema. ¿Hay margen para pensar nuevas formas de financiamiento de la seguridad social?
Yo creo que para lo que no hay margen es para seguir por el mismo camino. No solo para pensar una nueva forma, sino que resulta absolutamente imprescindible hacerlo. Continuamente se señala que las formas de trabajo del siglo XIX, el trabajo en la fábrica para toda la vida, de 8 horas, va camino a desaparecer. Los datos hoy por hoy no indican que esto vaya a suceder de momento, pero si es cierto que están apareciendo nuevas formas de trabajo que no se prestan de una manera clásica. […] Todos los datos indican que no es un problema de Uruguay, sino del mundo, quienes viven de su trabajo cada día participan menos del producto nacional, o sea, cada día obtienen menos renta en función de las otras actividades, la actividad financiera o de servicios se llevan cada vez mayores porciones de producto nacional. El trabajo parece que sigue perdiendo centralidad en la economía. Entonces, pretender proteger a toda la sociedad únicamente con tributos sobre el trabajo formalizado es una batalla que está perdida de antemano.
En general el mundo lo que ha ensayado ahora es: como se vive más y como necesitamos más dinero, bueno: retrase usted su edad de jubilación, trabaje más tiempo. Eso tiene dos problemas fundamentales, el primero es que se están afectando las expectativas de la población. Todos los sistemas se basan en la confianza de la gente hacia el sistema, o sea, que los activos que hoy aportan mantengan esa percepción de que se va a cumplir con ellos el contrato social de que cuando se retiren los van a cobrar. La segunda es que hay que tener bien claro si al estirarle la edad de jubilación a la gente va a poder salir a trabajar, sino estás generando un bolsón de personas que a cierta edad vas a tener que brindarle algún tipo de prestación para que sobreviva. Tal es la contradicción, que el Estado uruguayo tiene una ley que genera un incentivo a los empleadores para contratar a personas mayores de 45 años, con el fundamento de que ese grupo etario tiene dificultades para reinsertarse en el mercado de trabajo.
Nosotros lo que entendemos, es que hay que analizar la sustitución de los aportes patronales a la Seguridad Social, por una contribución especial basada en la renta y no en los salarios de las personas que trabajan. Esto tiene como objetivo bajar el peso sobre el trabajo formal, esto puede generar un incentivo a la misma. Quitar un peso a la contratación, para favorecer a las empresas que ocupan personal y es lógico que las empresas aporten más en función de lo que ganan, que en función de un costo sobre la producción como es el salario.
-En el debate del plebiscito de la Seguridad Social había actores que exhibían estar a favor de algunos postulados del plebiscito pero que “la Constitución no era el camino”, entendiendo que ahora estamos ante un ámbito de DSS, ¿ves la posibilidad de avanzar por algunos de los lineamientos del plebiscito?
Si el camino era o no la Constitución, hoy por hoy ya es un debate perimido, porque el plebiscito ya se hizo y obtuvo los votos que obtuvo. Sobre los tres temas principales que planteaba el plebiscito uno de ellos es la edad de jubilación. El señor presidente Orsi, cuando era candidato, yo personalmente recuerdo haberlo visto en su último debate con Delgado donde habló de restablecer la edad de jubilación a los 60 años, por lo tanto, yo doy por hecho que el gobierno va a llevar esa propuesta adelante y desde el PIT-CNT no nos vamos a oponer. El único escollo es que hoy no tiene mayoría en las dos cámaras, pero presumo que el Sr. Salle que acompañó efectivamente ese plebiscito, va a apoyar eso también.