20221001 / Mauricio Zina - adhocFOTOS/ BRASIL/ SAN PABLO/ POLITICA/ Marcha de cierre de campaña de Luiz Inacio Lula da Silva en la ciudad de San Paulo en Brasil. En la foto: Luiz Inacio Lula da Silva y Fernando Haddad durante la marcha de cierre de campaña en la ciudad de San Paulo en Brasil. Mauricio Zina/ adhocFOTOS

Histórica votación de Lula: favorito para la segunda vuelta

Gabriel Mazzarovich

Lula obtuvo el primer lugar en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil, con el 48.4% y 57.259.504 votos. Jair Bolsonaro, actual presidente, quedó segundo con el 43.2% y 51.072.345 votos.

Lula, y el arco de fuerzas populares que apoyan su candidatura logran una votación histórica, quedaron apenas a 1.6% de ganar en primera vuelta y sacaron una diferencia de más de 6 millones de votos sobre Bolsonaro. Lula sigue siendo el favorito para lograr la presidencia de Brasil el próximo 30 de octubre. Mucho más si se consideran los apoyos hacia esa segunda vuelta que ha logrado en estos días transcurridos desde el domingo.

Lula y el movimiento popular ya habían construido un importante arco de alianzas para la primera vuelta, eso se expresa, por ejemplo, en la composición de la fórmula presidencial. Gerardo Alckmin, candidato a vice, es un hombre de centro, opuesto a Lula y el PT en anteriores elecciones. Pero el resultado y la fortaleza exhibida por Bolsonaro y la ultraderecha plantean el desafío de lograr mayor amplitud aún.

Y ese proceso se está produciendo en Brasil en estos días, Simone Tebet, del MDB, Ciro Gómez del PDT y Soraya Trhonicke de Uniao Brasil, que ocuparon el segundo, tercer y cuarto lugar en las elecciones del domingo, y que suman más de 9 millones de votos, ya expresaron su apoyo a Lula. 

En términos políticos es mucho más relevante, y revelador, el apoyo expresado por Fernando Henrique Cardoso, ex presidente de Brasil, rival de Lula y referente en su país, en América Latina y el mundo, de la derecha tradicional.

Esto se refleja también en la primera encuesta dada a conocer este jueves por IPEC, en la misma Lula tiene 10 puntos de ventaja sobre Bolsonaro: 55 a 45. Aunque como quedó demostrado el domingo una cosa son las encuestas y otra la votación real.

Dicho esto, es cierto también, y es parte del mismo proceso, que como todo acontecimiento político y social es complejo y como tal debe ser analizado, que Bolsonaro obtuvo una buena votación y ganó Estados muy importantes. 

La composición del Parlamento determina una fuerte presencia de la ultraderecha, una disminución del peso de la derecha y la centroderecha y una presencia importante de la izquierda. No hay mayorías claras en ningún sentido, lo que plantea la necesidad de articulaciones políticas complejas para la aprobación de iniciativas legislativas. En rigor esto no es novedad para los gobiernos de izquierda y del PT en Brasil, pero es parte de la realidad.

Las elecciones mostraron en Brasil una polarización muy grande entre las fuerzas democráticas y el neofascismo. Las fuerzas democráticas tienen una hegemonía de la izquierda y las fuerzas populares, con Lula como factor importante de acumulación. La derecha brasileña y el denominado centro, lo que en Brasil denominan “la tercera vía”, salió muy debilitada, pero, aun así, se está definiendo, por lo menos en sus referentes principales, por Lula.

Operación golpista y de aniquilación

Hay muchas formas de valorar una votación, la más extendida en medios afines al poder de Brasil y de nuestro país es comparar los resultados reales con las predicciones de las encuestas. Nos parece mucho más relevante hacerlo valorando el proceso histórico, lo que centralmente estaba en juego y la dialéctica política y de la lucha de clases en Brasil.

En primer lugar, con esta votación de 57 millones de votos Lula se convirtió en el candidato más votado de la historia de Brasil en una primera vuelta, superando el récord que ostentaba Bolsonaro en 2018, con algo más de 49 millones de votos.

Mucho más importante aún se torna esta inmensa votación si se recuerda, y es imprescindible hacerlo, que esta se da después de que la oligarquía brasileña y el imperialismo, organizaron y dieron un golpe de Estado contra la presidenta Dilma Rousseff, entre diciembre de 2015 y mayo de 2016, basado en mentiras, como luego se comprobó. Y que además esto continúo en una campaña de intento de aniquilación, no se puede usar otra palabra, política y personal contra Lula, que fue perseguido, acusado falsamente, condenado y encarcelado 580 días. Eso le impidió ser candidato en las elecciones donde finalmente triunfó Bolsonaro. 

No se puede valorar el resultado electoral de este domingo omitiendo esto. Por eso, en primer lugar, es una gran victoria de la izquierda, del movimiento popular, de Lula y de la democracia en Brasil, que enfrentaron y se sobrepusieron a toda esa operación golpista y de aniquilación política.

Apuntes políticos

Por lo anteriormente señalado, consideramos, que aquí, desde Uruguay, no es lo central hacer un análisis de números Estado por Estado, cosa que obviamente sí es fundamental en Brasil, sino concentrarnos en los aspectos políticos de la votación.

Entre los primeros análisis desde la izquierda brasileña se destacan algunas razones para la importante votación de Bolsonaro y no haber concretado el triunfo en primera vuelta, recogidos fundamentalmente en Portal Vermelho, pero también en portales y medios vinculados al PT, que tienen un doble valor: entender mejor el proceso político brasileño y sacar conclusiones para la lucha en Uruguay y, por supuesto, trazar caminos políticos en el país hermano para lograr la victoria en la segunda vuelta presidencial.

Esos análisis sostiene que esta elección se da en el marco de la crisis del capitalismo a nivel mundial y el avance de la ultraderecha, sobre todo en Europa, pero no solamente allí. No se puede subestimar la influencia de ese fenómeno mundial del que Bolsonaro y su populismo neofascista son parte. El gobierno de Bolsonaro ha profundizado la desigualdad y colocado a Brasil nuevamente en el mapa del hambre en el mundo, pero hay sectores de la sociedad a los que les ha ido muy bien, y, además, en estos últimos meses indicadores económicos como la inflación y el desempleo han mostrado mejoras. Bolsonaro hizo un uso abierto y sin pudor de toda la estructura Estatal a su favor, con acciones crudas de clientelismo, como el reparto de millones de ayudas a los sectores populares en plena campaña electoral. Bolsonaro usó indiscriminadamente lo que en Brasil denominan “presupuesto secreto”, recursos sin ningún control y de uso discrecional, el valor estimado de estos recursos es de 36 mil millones de reales. Hubo, una vez más, un papel central de las iglesias evangelistas neo pentecostales, convocando a votar por Bolsonaro, hablamos de cientos de miles de personas organizadas, más de 30 estaciones de televisión y cientos de radios. Hubo un apoyo manifiesto, económico y político, de los sectores más poderosos del agronegocio, incluso amenazas de despidos y cartas a los trabajadores. Se manifestó, al igual que en las pasadas elecciones de 2018, el respaldo a Bolsonaro de lo que en Brasil denominan el “partido militar” y “militar policial”, una estructura en todo el país y con muchos recursos. También estuvo presente el uso de las fake news, masivo, apelando al sentido común conservador, con falsedades y campañas de odio, que contaron con mucha inversión y ejércitos de net center. Los analistas de izquierda también destacan que jugó para que Lula no ganara en primera vuelta lo que denominan “la incapacidad de parte de la izquierda y de la centroizquierda de comprender la necesidad de la unidad en la propia primera vuelta”. El ejemplo más claro, no el único, es la candidatura presidencial de Ciro Gómez, del PDT, ex ministro de Lula, que obtuvo 3% de los votos y no quiso ir en unidad con el PT, el PCdoB y otras fuerzas populares.

La votación y el PC do B

El Partido Comunista do Brasil (PC do B) participó activamente de la campaña por la candidatura de Lula. En el primer análisis público de las elecciones contenido en un comunicado realizado por su Comisión Política este miércoles, exhorta a una campaña “valiente y ocupando las calles” para la segunda vuelta y coloca como centro político lo siguiente: “Más que nunca, es imperativo que construyamos el Frente Amplio más grande posible. Se trata de una verdadera unión nacional frente a la implantación de la extrema derecha en el país, que nos arrastrará a un escenario nefasto en todos los sentidos. Lo que está en juego es la disputa entre dos proyectos antagónicos, uno autoritario, retrógrado y excluyente liderado por Bolsonaro; y el otro, un proyecto democrático, comprometido con el desarrollo y la justicia social, liderado por Lula y Alckmin”.
El PC do B eligió 6 diputados y diputadas federales: En Bahía, Alice Portugal y Daniel Almeida; en Río de Janeiro , Jandira Feghali; en Pernambuco; Renildo Calheiros; en Maranhão; Márcio Jerry y en Río Grande do Sul, Daiana Santos. No logró renovar su presencia en el Senado.

Es imprescindible y justo señalar que el papel del PC do B, y de ninguna fuerza política, puede medirse exclusivamente por los votos y la representación alcanzada, el aporte de la militancia comunista, que tuvo que enfrentar una campaña de odio feroz, y su propuesta de construir la unidad más amplia de la izquierda y las fuerzas populares, ha sido y será fundamental.

Por más información de la votación y análisis ampliatorios consultar: https://vermelho.org.br/

Foto de portada:

Lula da Silva y Fernando Haddad durante la marcha de cierre de campaña en la ciudad de San Paulo en Brasil. Mauricio Zina/ adhocFOTOS.

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