“La clase obrera no fallará”

Intervención de Enrique Rodríguez en la última sesión del Senado en la madrugada del golpe de Estado en 1973.

Reproducimos, íntegramente, la intervención del senador de la 1001 y el Frente Amplio, Enrique Rodríguez, en la madrugada del 27 de junio de 1973, en la sesión extraordinaria de la Cámara Alta, la última antes de su disolución por el golpe de Estado de Juan María Bordaberry.

En su intervención, Enrique Rodríguez hace una caracterización del golpe, de sus componentes de clase, del proceso de degradación democrática que impusieron las clases dominantes, reivindica el papel de la izquierda y su unidad para enfrentarlo y en particular, el papel de las y los trabajadores y, sabiendo que se respondería con la Huelga General, hace una afirmación que la historia confirmó: La clase obrera no fallará.

“Señor Presidente: yo suscribo las palabras pronunciadas por distintos oradores en los aspectos que comparto desde el punto de vista de la comprensión que tengo de su ideología y de su enfoque de los fenómenos tan graves que estamos viviendo.

Por supuesto que comparto integralmente el discurso pronunciado por nuestro compañero del Frente Amplio, el señor senador Rodríguez Camusso.

Es evidente que el enfoque que nosotros, como integrantes de un sector del Frente Amplio, podemos realizar de los acontecimientos que hoy vivimos es que no pueden ser enjuiciados como un tema que nos sorprenda o nos deje sin aliento, como si no hubiera estado presente en las condicionantes que se iban dando en el país.

Suena ridículo que, según se anuncia en el decreto que pasará a la historia de la ignominia y, seguramente también, de la ignorancia de los acontecimientos de hoy día en nuestro país, se diga que estas medidas se basarían en una pretendida omisión del Parlamento de no se sabe que deberes de genuflexión frente al Poder Ejecutivo, porque a éste se le había ocurrido que determinados legisladores debían ser despojados de sus fueros.

No es casual, en esta reunión, que más allá de la importancia histórica que pueda tener, es simplemente una expresión de lo que cada sector siente en el momento en que se comete un crimen contra la democracia, contra los derechos individuales, contra el modo de vida, de los cuales algunos tanto se vanagloriaron, no es casual, digo, que en esta reunión no estén los señores representantes que prohijaron el reeleccionismo inconstitucional, golpista en su contenido, en la última campaña electoral. No es casualidad, tampoco, que no estén aquí los que trajeron a este delfín, puesto por Pacheco Areco; me refiero a este señor que no se sabe si es blanco o colorado o rabanito, el señor Bordaberry, delfín puesto, como dije, para que le cuidara el asiento hasta 1976 al señor Pacheco Areco, el primer violador de la Constitución de la República en los últimos 5 años.

No es por casualidad -y ha hecho muy bien en recordarlo el señor senador Zabalza- que este siniestro personaje, ese obeso político, el señor Gari, padre de la mayoría de las tropelías cometidas en este período, junto con Peirano Facio, que ahora no juega tanto pero que jugó en el período anterior, pueda ser la expresión de esto que, en definitiva, terminará por ser un golpe duro contra las instituciones, un golpe de Estado neto contra la democracia en nuestro país.

Por supuesto que si estos señores algún día quisieran mostrar en serio, si es que se les pudiera tomar en serio, que éste Parlamento, con todas sus omisiones, con todos sus defectos, con todas sus carencias, con todo lo que nosotros mismos le hemos criticado a través de la larga vida parlamentaria, es el responsable de tragedia que vive el país, de la inestabilidad política, del surgimiento de la sedición o de la guerrilla urbana, de la falta de cumplimiento de los planes, más o menos, para tomar en serio lo que haga este gobierno y lo que hizo el anterior, nunca lo podrán demostrar.

La vida para unos y para otros, para los que tenemos un enfoque claro y nítido desde que hemos venido a la vida política, conscientes de que la base material de la sociedad, en definitiva, es la que determina las estructuras, y las superestructuras jurídicas, aún para los que no piensen como nosotros, desde el punto de vista rígidamente marxista la vida , digo, así como la penuria, el deterioro, el desequilibrio del país, la entrega del país al extranjero, el sometimiento un año tras otro, a las finanzas de los pulpos internacionales concentrados muy lejos de aquí, les ha ido demostrando (lo hemos ido reconociendo unos primero y otros después, pero en definitiva todos, y esto es lo que importa para el país) que lo que ha hundido al país no son las carencias del Parlamento, que las tiene, sino la prepotencia, la avaricia y el afán de dominio económico de grupos oligárquicos que han ordeñado el país y que pretenden seguir haciéndolo como una pacífica vaca lechera al servicio de sus intereses, de los malos europeos y de los peores americanos de hoy, de los que viven aquí sangrando al país y de los que lo hacen sirviendo a potencias imperialistas extranjeras e intereses monopolistas extranjeros.

Aquí se ha traído a colación el tema de la democracia. Nosotros tenemos posiciones muy claras que a veces hemos tenido que defender en polémicas, con los que hoy han cantado estos himnos emocionados y emotivos, y que, por serlo, nada más que por eso, merecen todo nuestro respeto. Hemos hablado de las carencias de esta democracia. Hemos dicho que el sepulturero de esta democracia era, justamente, alguien que no tenía la estatura suficiente como para abordar los temas económicos. No puede haber una democracia real sin una democracia auténtica en la faz económica. Eso significa, querámoslo no, una distribución racional de la riqueza, que debe comenzar por la destrucción física del latifundio retardatario en manos de una pequeña minoría de latifundistas y grandes banqueros.

Pero éste no es el tema que está en discusión. La vida se encargará de demostrar tal como son las cosas por la forma en que están planteadas.

Nosotros decimos que lo que ocurre es que hay miedo; frente a lo que son las libertades democráticas. También hemos realizado un apoyo crítico a lo que nosotros denominamos en nuestra jerga científica, la democracia burguesa.

Hemos defendido con ahínco, como nadie, las libertades democráticas estampadas en esta Constitución, que refleja a una República burguesa como la nuestra. Hemos defendido la libertad del Parlamento y su derecho a opinar.

Hemos defendido el derecho de las minorías a interpelar; hemos defendido la libertad sindical, el derecho de huelga y todos los que están estampados en la Constitución, que una y mil veces han sido violados por los hombres de las clases burguesas dominantes, cuando peligraban sus intereses, o cuando querían hacer cargar el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores. Además, eso no lo hemos hecho sólo con discursos en el Parlamento. Las calles de este país están regadas con sangre de obreros, de estudiantes, de compañeros de nuestro Partido, de hombres de los Partidos de izquierda, así como también de hombres de los Partidos tradicionales, que han perdido grandes figuras y hombres anónimos en la lucha por la defensa de las libertades.

Aquí se ha evocado la figura de Brum. Yo también citaría la figura de Grauert que cayó martirizado y asesinado por una dictadura feroz en 1933. Aquí se han dado vivas al Partido Nacional y se han citado nombres de hombres preclaros de ese mismo Partido. Por supuesto que nosotros creemos que todo lo que en nuestro país se integra en las auténticas tradiciones de lucha contra las tiranías, por la libertad, por la democracia, la dignidad nacional, es evidente que cada vez más tiene que ser

patrimonio de todos los buenos orientales porque de lo contrario los malos se apoderarán, en una noche aciaga como la de hoy, de las palancas de poder, incluso en nombre de la democracia, incluso en nombre del orden y, aún -no le faltarán agallas- de los intereses populares.

Tampoco les faltarán deseos de halagar a tales o cuales sectores con medidas demagógicas. Pero estén seguros de que en este país, mientras exista, como existe una clase trabajadora consciente, unida, digna, que nunca se ha subido al carro de nadie, que ha reclamado sus derechos, que ha hecho un apoyo crítico a quien se ha portado bien y ha hecho una crítica dura a quien se ha portado mal, que ha apoyado todas las causas justas, tanto en el terreno internacional, desde la República Española, hasta las guerras del Vietnam, como en el terreno nacional, por la lucha de las libertades auténticas y contra todo tipo de dictadura.

Esa clase obrera unida, base de sustentación fundamental del movimiento político que nosotros representamos, junto a hombres que vienen de la vertientes blancas, coloradas y democratacristianas, que nos hemos unido creyendo que hay que buscar nuevas alternativas para la vida del país, decimos que esto no se confronta con los que apelan a la tradiciones blancas o batllistas, para dar un grito de viva la libertad, para dar un grito contra la tiranía.

En este momento podemos y debemos unirnos todos en este problema fundamental, pero debemos decir que las causas fundamentales del deterioro que ha llevado a esta noche aciaga, es que se ha liquidado la base de sustentación de una auténtica democracia, lo que ha permitido pulular a los elementos gánster de la política, como lo fue en su momento, el señor Pacheco Areco, o los delfines puestos que cada vez más tiene que ser patrimonio de todos los buenos orientales porque de lo contrario los a dedo, como el señor Bordaberry en el momento actual.

Cuando otros tiemblen, cuando otros duden, cuando otros se entreveren en las alternativas tan aciagas que nos tocará vivir en el futuro, nadie tenga dudas de que donde esté la clase obrera, donde estén los representantes de esa clase, donde estén los representantes de las clases revolucionarias que se han unido para salvar al país definitivamente de las garras del imperialismo y del latifundio, esas fuerzas no fallarán y siempre estarán ocupando su lugar.

Quien pretende hacer lo más, más fácilmente puede hacer lo menos. Esto no es suficiencia, esto no es fanfarronería, esto es conciencia de nuestro deber histórico. Nadie sabe lo que puede esperarnos cuando salgamos del Parlamento y ya no tengamos inmunidades parlamentarias que, por otra parte, nunca nos han preocupado demasiado. Nos preocupa el hecho de que se ha vulnerado la democracia en uno de sus instrumentos esenciales en el régimen en que vivimos. Nos interesa que se ha pretendido dar un golpe a esto que, en definitiva, es una tribuna contra la oligarquía, contra la opresión y contra los desmanes de todos lo prepotentes sea quienes sean ellos. Después de esta jornada aciaga, en la calle, en la dura lucha, en las confrontaciones, en la sangre que seguramente verterán los que han llevado al país a esta encrucijada, más allá de todo esto, surgirá un pueblo que como aquí se ha dicho, no ha nacido para ser esclavo y, en el centro de ese pueblo – que nadie lo dude, que nadie tenga un asomo de duda – estarán las fuerzas que componen el núcleo político que nosotros representamos y dentro de él estará, lo digo con orgullo, con la bandera desplegada en su forma más alta y gallarda, la clase trabajadora del Uruguay que nunca ha fallado a las causas populares y que no fallará ahora”.

(Versión tomada del diario El Popular del 28 de junio de 1973)

Foto de portada:

Foto de la última sesión del Senado en la madrugada del 27 de junio de 1973, Enrique Rodríguez junto a Rodríguez Camusso y otros integrantes de la bancada del Frente Amplio.

Compartí este artículo
Temas