Para el gobierno la libertad es elegir entre comer en un comedor público o una olla popular
Si googleamos la definición de Libertad la primera acepción nos dice: “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos”, es decir, la verdadera libertad depende de poder elegir. Pero para este gobierno la “verdadera libertad” es no tener para alimentarte en tu casa y que el comedor público te quede cerca, y lo dicen como algo bueno y lo festejan y todo es maravilloso.
Mientras seguimos esperando que trasladen la sede central del Mides a Casavalle tal como prometieron durante la campaña -como si hacerse cargo de los problemas respondiera a la ubicación geográfica de los edificios-, al menos inauguraron un Centro de políticas sociales -que ojalá funcione por completo y no a medias como el Hospital del Cerro-, y lo hicieron con un acto más dedicado a la campaña electoral que a los vecinos. No es que todo tenga que ser serio, solemne y gris, pero cuando estás arrancando el último año de tu mandato y los números muestran que aumentó el delito, aumentó la pobreza, aumentó el desempleo, bajaron los salarios, aumentaron las personas en situación de calle (se podría seguir pero ya se entendió), el tener que inaugurar un Centro que atienda estas situaciones no debería ser una fiesta.
La fiesta de la desidia
Tener que abrir comedores públicos porque la gente no tiene para comer en su casa no es motivo de celebración, quiere decir que algo está fallando. Y lo que está fallando es el Estado. El gobierno debería realizar políticas de empleo de calidad y aumentar los sueldos por encima de la inflación, pero defiende los intereses de los empresarios así que bajaron los salarios. El gobierno debería realizar políticas de acceso a la vivienda, bueno, para los militantes de Cabildo Abierto lo hicieron, pero para la mayoría de los uruguayos y uruguayos que esperan una solución habitacional no. El gobierno debería realizar políticas alimentarias serias que permitan a la gente comer en su casa, pero persigue a las mujeres que dejan horas de su vida en las ollas populares, y criminaliza la solidaridad.
Aumenta todo menos el sueldo. Más porcentaje de sueldo destinado a pagar el alquiler y a pagar las cuentas, menos porcentaje de sueldo destinado a la comida. Pero dice el presidente que somos más libres porque el comedor ahora está más cerca. «No se ponen recursos en historias locas» dijo; por favor que alguien le recuerde que mandó una ley de presupuesto con 0% de aumento para la educación hace menos de un año. A pesar de que en el discurso diga lo contrario, este gobierno achicó al Estado y lo alejó de las personas, lo puso de espaldas a los problemas de la gente.
Una vez alguien dijo que en el Mides “abrís un cajón y sale una contratación directa para la Fundación A Ganar”, y no hay mejor forma de resumir las políticas sociales de esta gestión: tercerizar y favorecer a sus amigos; menos Estado para la gente, más Estados para su gente. Además de la función de contratar a sus militantes y simpatizantes, para este gobierno el Mides es un ministerio de caridad, no hay políticas sociales reales porque para ellos las personas pobres no son sujetos de derechos.
El ministro Lema se pasó todo el período pasado atacando a la gestión frenteamplista del Mides, cuestionando las políticas que se llevaban adelante por considerarlas “asistencialistas”, y a punto de renunciar para dedicarse a la campaña electoral en su gestión no solo que no le enseñó a nadie a pescar, sino que tampoco les dio pescados.
El último domingo de octubre
Se ve que no les pareció lo suficientemente cínico hacer de la inauguración de este Centro una fiesta, celebrar que menos personas tienen sus derechos básicos cubiertos, redoblaron la apuesta y lo convirtieron en un acto de campaña. Estuvieron todos los precandidatos del Partido Nacional, otras figuras importantes de la coalición, y Pablo Mieres. La impunidad que sienten es tal que estaba lleno de globos blancos y celestes, fue tan burda la movida que hasta el diputado colorado Felipe Schipani se quejó. Lo más increíble fue la defensa de algunos legisladores blancos, que lo justificaron porque son “los colores del pabellón”, no sabemos si tienen alguna especie de daltonismo o la pasión por la selección de fútbol es tal que se van a cambiar los colores de la bandera y no avisaron.
La inauguración del Centro en Casavalle no es lo único que transformaron en acto de campaña, también lo hicieron con el realojo de las familias del asentamiento Kennedy en Maldonado. Este realojo se hizo con dinero de un fideicomiso, aprobado por todos los partidos de la Junta Departamental de Maldonado, y no con fondos nacionales, pero igual fue el presidente de la República quien cortó la cinta. Esta vez no hubo globos, pero parece que había código de vestimenta porque en las fotos se ve a todos con camisas celestes.
Puede ser que no sepan los colores del pabellón nacional, pero viveza criolla tienen de sobra, después de cuatro años inaugurando obras del Frente Amplio, ahora estratégicamente inauguran obras propias. Parece ser que la estrategia de campaña de la coalición es transformar estas inauguraciones en actos partidarios, poner al presidente a violar la Constitución con sus discursos, y usar a la gente a la que empobrecieron con su gestión para sacarse fotos, mentir descaradamente y jugar a ser pueblo.
Ante este panorama podría parecer que es imposible dar vuelta esta página gris de nuestra historia. Dar paso a un tiempo en donde el Estado, los políticos y la política pública esté al servicio de nuestras necesidades; y no que nuestras necesidades estén al servicio de sus intereses, prebendas y negociados. Su cinismo y desidia con las dificultades por las que miles de uruguayos y uruguayas atraviesan puede parecer hoy una piedra con la que inevitablemente tropezaremos, una piedra que queda oculta en los medios y las conferencias de prensa guionadas, sin repreguntas, que protegen con total impunidad. Pero no es así, para los uruguayos y uruguayas los imposibles son los partidos que más nos gusta jugar, y por lo general los ganamos. Este 2024, en junio y en octubre, tenemos la posibilidad de decirles que nuestra vida no es una moneda de cambio, y nuestros sueños no son peldaños para pisotear en su camino de avaricia, corrupción y egoísmo. De tu mano, por tu vida, tus sueños y tus seres queridos; por un país que no excluya a su gente y le dé la espalda a sus jóvenes, en 2024 haremos posible lo imposible.
Foto de portada
Inauguración del Centro de Referencia de Políticas Sociales “Aparicio Saravia”. Foto: Mauricio Zina / adhocFOTOS.