Una herramienta de lucha para reconstruir el entramado de la vida.
Yamila Maciel (*)
El encuentro fue celebrado el 26, 27, y 28 de marzo en Buenos Aires Argentina, en la Universidad de San Martín (UNSAM), sin embargo comienza mucho antes desde su pienso, con unas jornadas de preparación colectiva en marzo 2024 donde se reúnen a pensar en conjunto qué características tendrá el encuentro, y posterior a ello el trabajo en comisiones para intercambiar formas y experiencias que permitan alcanzar los objetivos planteados. Así, intercambiando mujeres y disidencias de diferentes partes de Abya Yala, llegamos a la UNSAM este pasado marzo a encontrarnos para intercambiar, celebrar y construir en colectivo, entrelazando miradas académicas con experiencias sociales concretas.
Abya Yala es el nombre que el pueblo kuna utilizaba para referirse al continente americano antes de la colonización europea, y que puede traducirse como “tierra viva” o “tierra en florecimiento”. Hoy, este término ha sido resignificado por movimientos indígenas y descoloniales como una forma de reivindicar las raíces ancestrales del continente y cuestionar las denominaciones impuestas por el colonialismo, como “América”. Abya Yala simboliza una mirada que honra la diversidad cultural originaria y propone una alternativa al relato eurocéntrico, integrando luchas por justicia, memoria y autonomía de los pueblos.
En sintonía con este espíritu, el encuentro se organizó en diversas comisiones temáticas que permitieron abordar los ejes centrales de la economía feminista desde perspectivas diversas pero entrelazadas. Cada comisión propició el intercambio de saberes y experiencias en ronda, sin jerarquías, dando lugar a una construcción colectiva y horizontal. Así, se trabajó sobre el sistema financiero, las deudas y el dinero, analizando su impacto cotidiano y proponiendo alternativas que recentren la sostenibilidad de la vida. Se debatieron también los procesos sociales críticos, buscando fortalecer resistencias comunes, tejer lazos y construir caminos colectivos. Otra comisión se centró en el avance de la ultraderecha, reflexionando desde una mirada feminista cómo enfrentar su ofensiva contra lo común y los cuidados. También se exploraron las herramientas de control basadas en el tiempo y el miedo, y cómo resignificarlas desde una lógica que priorice la vida. Las expresiones artísticas y culturales ocuparon un lugar destacado, con talleres que invitaron a poetizar, bordar, cantar y crear desde una perspectiva feminista, reconociendo el arte como forma de disputa simbólica y política. Finalmente, la comisión sobre cuidados abordó su potencia transformadora, destacando su centralidad frente al conflicto capital-vida y la urgencia de revalorizar lo que sostiene la vida cotidiana con justicia y dignidad.
Cada una de las comisiones trabajó de forma plural y sin jerarquías en las presentaciones, contando todas las y les participantes con la palabra para expresar y colocar su experiencia en la ronda. Realizando una síntesis compartida luego en la plenaria, dejando abierto el diálogo a seguir construyendo e intercambiando, así como compartir lo vivido en los territorios y demás espacios que habitamos.
La mesa de apertura se titulaba Desafíos, propuestas y alianzas de las economías feministas transfronterizas ¿Cómo llegamos hasta aquí?, dialogaban Cristina Carrasco (Chile), Ana Felicia Torres (Costa Rica), Amaia Pérez Orozco (Euskal Herria), Alma Espino (Uruguay) y Flora Partenio (Argentina). En el inicio se realiza un repaso histórico de la economía feminista, desde el siglo XIX hasta hoy, desde los debates con los clásicos, sobre el trabajo productivo y reproductivo. La crítica al homus economicus con la generalización de la humanidad en un hombre que toma las decisiones de forma egoísta y colocando al pensamiento racional como legitimador, frente a la diversidad de realidades y pensamientos de las comunidades. La discusión sobre qué es el trabajo, el trabajo productivo y reproductivo y lo dicotómico de este concepto, las diferentes corrientes de economía feminista que se trazan. La crítica a la descripción de las condiciones de vida en base a indicadores tales como el PIB y el saldo de la balanza de pagos, versus hacer foco en las condiciones cotidianas y concretas de las personas, atravesadas por diferentes realidades, que puedan ser atendidas y discutidas en base a una noción común del buen vivir politizando la existencia de forma colectiva, y no invisibilizando detrás de indicadores enajenados de las vidas. En suma, se plantea la necesidad de cambiarlo todo desde raíz rompiendo con este sistema capitalista.
Seguido, se hace hincapié en tres grandes conceptos, la sostenibilidad de la vida, el conflicto capital-vida y los cuidados [agregar pie de página explicando brevemente los tres]. El primero, en una apuesta por construir un algo diferente a lo que vivimos hoy, mirar desde otro sitio cuestionar el mundo donde los mercados están en el centro y se posterga la vida. Colocar en el centro a la vida y democratizarla, no es casualidad ni mágica ni divina, la vida como una posibilidad y no una certeza, un entramado territorio-cuerpo-tierra-tiempo. El segundo, vivimos en un mundo donde hacerse cargo de la vida no es prioridad del sistema, sino que lo es la acumulación de capital en y para unos pocos. Haciendo referencia al conflicto capital-vida en un sentido amplio anticapitalista, conflicto con el conjunto de lo vivo, el capitalismo construye vidas tóxicas. El tercero y último, respecto a poder nombrar lo invisibilizado, una economía feminista que sea herramienta de lucha, conocimiento vivo, romper con la individualización del conocimiento eliminando a héroes o heroínas pensando en la construcción colectiva, ser internacionalistas eliminando la colonialidad del saber, construir herramientas de ilusiones compartidas, dialogando las diferencias y construyendo en conjunto, en comunidad, reconstruyendo el entramado de la vida. Dándole cierre a la mesa el canto de Rut Alonso.
Una vez instalado el encuentro, se sucedieron las distintas instancias de intercambio en base a las diferentes comisiones de trabajo concluyendo en el plenario final donde cada una realiza una síntesis e invita a seguir intercambiando y politizando la vida. A la vez que se sucedieron intercaladamente instancias de actividades artísticas como una forma adicional a la palabra de expresar y conectar.
A modo de cierre, cabe señalar que abarcar el sinfín de intercambios que hubo, con la riqueza y diversidad de experiencias y vivencias no es sencillo, pero sin dudas parte de lo que sintetiza este encuentro es justamente la idea de colocar a la vida en el centro, el acuerdo en que este sistema debe ser superado, una concepción anticapitalista-antipatriarcal-antiracista-anticolonialista-antiheteronormativo, la idea de lo colectivo y la construcción con diferencias pero en comunidad, el politizar las voces y los espacios, estar en los territorios, construir entramado social, gozando y disfrutando a la vez. Entre las expresiones artísticas-culturales, una poesía creada por una compañera, a raíz de su pasaje por el encuentro y sintetizada en el taller, que nos llegó a todas sin más que aplausos y lágrimas de felicidad de haberlo compartido en conjunto esa tarde. También una dinámica propuesta por las compañeras del teatro de la oprimida, creando las “máquinas” del capitalismo, de los cuidados, del miedo, de la libertad, de la felicidad, del trabajo, pudiendo visualizar las formas y expresiones violentas de sistema que vivimos y las alternativas a ello. Al finalizar la jornada del viernes, asomando el atardecer, sucedió el Festival del Encuentro en el Teatro Tornavía del campus de la UNSAM, en el cual hubo poesía, canto y música a viva voz y baile hasta anochecer.
(*) Economista.