8M: Haciendo de los derechos de las mujeres una bandera de la revolución

Este 8M nos encontrará movilizadas y en las calles, juntas y diversas, volveremos a ser una gran marea a lo largo y ancho de todo el país

Un nuevo 8 de marzo nos encuentra en la lucha por construir una sociedad mejor. Es una fecha con un profundo contenido histórico, una fecha llena de reivindicación y rebeldía, también una fecha que nos llama a reflexionar hondamente.

Las obreras textiles que mueren quemadas en la fábrica Cotton en Nueva York luego de declarar una huelga, las mujeres que en una Rusia muy movilizada salieron a las calles al grito de “pan y paz, fuera el Zar”, marcan en este día la clara necesidad de dar visibilidad a nuestros derechos.

Sus orígenes son emancipadores, hay sangre y lodo en esta conmemoración y por lo tanto debemos reconocer que la reivindicación de los derechos de las mujeres de ninguna manera es una bandera que rebaja o reduce la lucha.

Como mujeres comunistas es importante expresar que en la lucha por la emancipación humana, nos proponemos la erradicación de la explotación y toda forma de opresión y es por esto, y por mucho más, que hacemos de la bandera por los derechos de las mujeres una bandera de la revolución.

Entendemos que las mujeres comunistas debemos ser parte activa a la hora de alzar nuestras voces en contra de la violencia basada en género, que es una reivindicación que nos cabe a todas, pero que es más cruda e injusta si quienes la padecen son trabajadoras, son negras, campesinas y discapacitadas. Esto, que se ha dado a llamar las interseccionalidades, y ponen de manifiesto no solo nuestra diversidad, sino que también muestra cómo las desigualdades pueden profundizarse cuando se entrecruzan opresiones.

Tal como lo expresara Rodney Arismendi: “La crisis histórica del capitalismo, enlazada a la crisis económica, financiera, ecológica, moral, etc., se manifiesta también – en las sociedades capitalistas desarrolladas- como una variada explosión protestataria de amplias masas de población. Insurgen los jóvenes, reclaman sus derechos movimientos feministas, se perfilan como tendencias los ecologistas; en la literatura y el arte se reflejan y retractan las más complejas negaciones (…) Es evidente que asistimos a un ensanchamiento del campo de las fuerzas que repudian o se levantan, más o menos confusamente, contra la civilización capitalista, contra su explotación, su hipocresía, el imperio del consumismo y manipulaciones ideales y políticas. Hace crisis la situación de la mujer y no basta con señalar las insuficiencias del feminismo; es necesario hacer de los derechos de la mujer, con formas nuevas una bandera de la revolución”

“Resistimos, trabajamos y luchamos”

Entender la lucha feminista hoy implica estudiar, (des)aprender, involucrarnos y convencernos de que los movimientos sociales no se agotan en aquellos espacios donde tradicionalmente la izquierda se mueve, también implica entender que el campo de las transformaciones debe enriquecerse y ampliarse.

En este sentido es importante remitirnos a un 8 de marzo que abrió las puertas a nuevos desafíos y sensibilidades, hablamos del 8 de marzo de 2017, momento en el cual surge el Paro Internacional de Mujeres, enmarcado en dar visibilidad a la violencia machista en todas sus formas (sexual, política, económica, etc.). Esta fecha ha marcado un antes y un después a lo largo y ancho del mundo y en particular en Uruguay podemos decir que hubo una enorme movilización acompañada de muchísimas reivindicaciones.

A partir de ese año, algo para nada menor, es que el PIT-CNT discutió en su Mesa Representativa, además de en los sindicatos, no solo ser parte de la movilización sino también la implementación de un paro de modo de brindar mayores garantías a todas aquellas mujeres que este día vamos a la huelga.

Si bien esta discusión no está exenta de dificultades, vale la pena destacar el rol de las mujeres trabajadoras a la hora de poner el tema sobre la mesa, incorporando también una agenda de derechos que transversalizan la mirada de un movimiento sindical que poco a poco va logrando hacer foco.

Hoy, en este 2022, bajo un gobierno neoliberal que ingresa con una fórmula paritaria, encabezada por Lacalle Pou y Beatriz Argimón, no solo nos encontramos asistiendo a un brutal ajuste contra el pueblo sino también viviendo una pandemia de carácter planetario que expuso las peores cosas del sistema capitalista.

En este escenario se asumió por parte de este gobierno que imponiendo una Ley de Urgente Consideración (LUC) con 400 artículos se resolverían las urgencias de la gente. Sin embargo, lo que se impuso con la misma fue un proyecto de país al servicio de unos pocos y alejado completamente de las grandes mayorías, acompañado de magros presupuestos en momentos donde se debe dar una batería de respuestas, no solo a una emergencia sanitaria, sino también a una emergencia social que crece a pasos agigantados.

Así es como llegamos a este 8M, con una enorme victoria por haber logrado involucrar a 800.000 personas que con su firma apostaron a la democracia y se pronunciaron al respecto de someter con el voto popular la propuesta para eliminar 135 artículos de los más regresivos de esta LUC que serán sometidos a referéndum el próximo 27 de marzo.

Y esto también tiene que ver con las mujeres, y por lo tanto muchas de nosotras vemos necesario dar esta discusión, no solo de cara al 27 de marzo, sino que se entiende que el Día de la Mujer puede haber lugar a la campaña por el Sí para anular los 135 artículos que el movimiento popular uruguayo ha entendido que nos generan profundos retrocesos.

La LUC en tanto privatiza, precariza, criminaliza y excluye, al mismo tiempo impone y recrudece las desigualdades de género. Por ejemplo: se elimina la obligatoriedad de la educación en la primera infancia y enseñanza media, se elimina la dirección de políticas de género del Ministerio del Interior, sacando personal especializado y recursos para atender situaciones de violencia, se aumentan las penas en delitos de microtráfico donde las mujeres se encuentran totalmente expuestas, los desalojos exprés también tendrán cara de mujer, porque la pobreza y la precariedad tienen cara de mujer, de niñez y adolescencia. Por lo tanto, esto acompañado de tarifazos y rebajas salariales, repercutirá directamente sobre nuestras vidas.

Muchas de nosotras hemos decidido, sin imponerle nada a nadie, que la LUC nos hace retroceder. Muchas de nosotras entendemos que el 8 de marzo también es legítimo expresarlo, dado que se trata de un día de lucha y nuestros derechos, en particular, se ven sumamente vulnerados.

También entendemos que es una conmemoración que congrega una gran diversidad y por lo tanto cada cual se dará su forma.

Sabemos que el paro de mujeres no solo implica que nosotras no estemos en la esfera productiva sino también abarca la esfera de lo reproductivo. Implica alzar la voz contra la violencia de género, las brechas salariales, y a favor de la participación política, reclamando la necesidad de que se promuevan diversas políticas públicas que contribuyan a disminuir las inequidades, así como entendemos que la LUC nos aleja de todo esto y nos lleva a un proyecto de país que nos quita derechos y conquistas.

Este 8M nos encontrará movilizadas y en las calles, juntas y diversas, volveremos a ser una gran marea a lo largo y ancho de todo el país, así como también será en marzo que nos pronunciemos a favor del Sí para derogar 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración.

“Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”, como planteaba Rosa Luxemburgo.

Tatiana Antúnez, Comisión de Mujeres del PCU.

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