El 24 de mayo de 1972, en el cuartel de Treinta y Tres, fue asesinado luego de haber sido sometido a torturas, Luis Carlos Batalla, un obrero de la construcción y militante del Partido Demócrata Cristiano. Tenía 32 años y 2 hijos.
Nacido el 10 de enero de 1942, Batalla estaba casado y era padre de dos hijas.
Su detención se produjo en la ciudad de Treinta y Tres en la madrugada del 21 de mayo de 1972 y los responsables de la misma fueron efectivos del Batallón de Infantería No. 10.
De oficio albañil, el joven de 32 años, terminó siendo asesinado por torturas el 25 de mayo de 1972 en el Batallón de Infantería Mecanizada N°10 de Treinta y Tres.
Su asesinato ha sido definido como la primera muerte a manos de las Fuerzas Conjuntas en un centro militar, acontecida bajo el gobierno de Juan María Bordaberry, cuando el país aún se hallaba en democracia.
El asesinato de Batalla fue motivo de una investigación parlamentaria en 1972 y durante la misma se reconoció que había sido sometido a torturas, por lo que fue exigido se realizara una investigación a fondo que permitiera identificar a los responsables de la misma.
El hecho que intentó ser ocultado por el gobierno de Bordaberry, tuvo como consecuencia política la caída del entonces ministro de Defensa, luego de la interpelación realizada por el diputado Daniel Sosa.
Catorce años después, en 1986 el crimen fue nuevamente denunciado ante el poder judicial.
Durante largo tiempo el caso quedó sin investigación fruto de la Ley de Caducidad, hasta que, durante el primer gobierno del Frente Amplio el caso fue desarchivado, este 20 de junio de 2022, 50 años después del atroz crimen, fueron procesados con prisión Héctor Rombys y Arquímedes Maciel, los militares responsables del aberrante hecho.
En el esclarecimiento de los hechos que derivaron en la condena de ambos militares, ocupó un lugar relevante El testimonio del cabo de segunda Aldo Miraballes, quien entonces se encontraba cumpliendo una sanción en el cuartel donde se produjo el crimen de Batalla.
“Yo los veo que lo sacan de la Compañía y lo llevan al Casino de Tropas, que en ese momento era la Sala de Tortura del Batallón”, declaró el testigo que agregó, “lo llevan encapuchado y esposado. Ahí realmente empieza la tortura (…) sentía los gritos de desesperación de Batalla. La tortura empieza de tarde y se continúa hasta la noche”, recordó Miraballes en sus declaraciones ante la justicia.
Con el procesamiento de ambos militares, se accedía al pedido realizado por el fiscal especializado en Crímenes de Lesa Humanidad y con ello se daba un paso más en la larga batalla por el “Nunca Más” que el pueblo uruguayo tanto reclama.