Seis expertos difundieron un informe encargado por el G20 que establece que en los últimos 24 años el 1% más rico se apropió del 41% de la riqueza generada y el 50% más pobre de la población mundial solo obtuvo el 1%.
“El mundo vive una emergencia de desigualdad”, esa es la principal conclusión de un informe de un panel de expertos, coordinador por el Premio Nóbel de Economía, Joseph Stiglitz, encargado por el G20. El estudio indica que entre 2000 y 2024 el 1% más rico del mundo capturó el 41% de toda la nueva riqueza generada, mientras que solo el 1% de esa nueva riqueza tuvo como destino al 50% más pobre de la población mundial, según cálculos basados en datos del World Inequality Lab. El informe también señala que el porcentaje del PBI mundial que está en manos de multimillonarios es el más alto de la historia.
Según reportes de agencias y medios internacionales el estudio, difundido este martes, fue elaborado por el Comité Extraordinario de Expertos Independientes sobre la Desigualdad Global, por encargo del presidente sudafricano Cyril Ramaphosa durante la presidencia de ese país en el G-20, espacio de coordinación internacional que nuclea a países del norte y del sur global.
Los seis expertos independientes que han elaborado el informe son: Joseph Stiglitz (Estados Unidos), Premio Nóbel de Econmía, Adriana E. Abdenur (Brasil), Winnie Byanyima (Uganda), Jayati Ghosh (India); Imraan Valodia (Sudáfrica) y Wanga Zembe-Mkabile (Sudáfrica).
El informe, hecho público este martes, será analizado en la próxima cumbre del G20, prevista para los días 20 y 21 de noviembre en Johannesburgo, Sudáfrica.
El estudio también revela que en los últimos 24 años la riqueza promedio del 1 % más rico aumentó en 1,3 millones de dólares, mientras que el incremento de ingresos del 50% más pobre de la población en ese mismo período fue de solo 585 dólares.
El informe propone crear un Panel Internacional sobre la Desigualdad, pensado como un órgano técnico, que trabajaría sistematizando datos y análisis, para orientar las políticas públicas en materia de igualdad a nivel global y nacional.
Una crisis económica y democrática
“Sentimos que hoy existe una crisis de desigualdad, con muchas dimensiones, no solo económicas, sino también democráticas”, explicó en una entrevista el economista estadounidense y premio Nobel, Joseph Stiglitz, que presidió el comité de 6 expertos que elaboró el informe, que califica el momento actual, con una alta concentración de la riqueza por parte de los más privilegiados, como un “punto de inflexión”.
“El sistema económico que tenemos hoy en día no está proporcionando bienestar, dignidad ni políticas públicas para la mayoría de la población mundial”, explicó en otra entrevista Adriana E. Abdenur, científica social brasileña, cofundadora de Plataforma CIPÓ y una de las autoras del informe.
“Esto requiere una respuesta contundente si no queremos entrar en un círculo vicioso en el que, una vez que haya demasiada desigualdad, los ricos establezcan las reglas del juego para ayudarse a preservar su riqueza. Será muy difícil salir de ahí”, añade Stiglitz.
Sobre el incremento de la riqueza acumulada de ese 1% más rico, que aumentó su riqueza una media de 1,3 millones de dólares desde el año 2000, frente a los 585 dólares de promedio de la mitad más pobre del planeta dijo Abenur: “En otras palabras, no es de extrañar que tantas personas en todo el mundo sientan que su nivel de vida se ha estancado y que la vida es cada vez más inasequible. Esto está muy relacionado con el hecho de que existe una concentración dramática de la riqueza en el 1% superior de la pirámide”.
Stiglitz señaló sobre este punto: “La desigualdad de ingresos y riqueza se traduce en desigualdades en materia de salud, acceso a la justicia y de oportunidades”.
Otro dato que marca la dimensión del problema de la desigualdad, señalado en el informe, es que el 83% de los países, que representan el 90% de la población mundial, presentan una alta desigualdad, según la definición del Banco Mundial.
Aunque la desigualdad entre individuos del mundo se ha reducido ligeramente gracias al crecimiento de los ingresos y la salida de cientos de millones de la pobreza en algunos países, como China, la desigualdad interna en los países se ha disparado. También es muy alta la brecha de ingresos entre el Norte y el Sur Global.
Para realizar el informe, el equipo de seis economistas, presidido por Stiglitz, realizó consultas a unos 80 economistas y especialistas en desigualdad, de todo el mundo.
Las conclusiones del informe son contundentes. La riqueza de los multimillonarios equivale ya al 16% del PIB global, lo que implica el nivel más alto de la historia. Al mismo tiempo, y en la contracara de la concentración de la riqueza, un 25% de la población mundial, unos 2.300 millones de personas, enfrenta inseguridad alimentaria moderada o grave. Para decirlo de otra manera mientras el porcentaje de la riqueza mundial en manos de multimillonarios es el más grande de la historia, una de cuatro personas en el mundo enfrenta problemas para comer cada día.
En la entrevista, Stiglitz, advirtió: “Estamos teniendo éxito en algunas áreas y fallando en otras, como la acumulación de riqueza en la cima, que es particularmente peligrosa para el funcionamiento de nuestra democracia”.
El informe señala que los países con alta desigualdad tienen 7 veces más probabilidades de experimentar un declive democrático que aquellos que tienen un nivel menor de desigualdad. “Esta fue una de las conclusiones clave de nuestro análisis: la riqueza extrema, como la que vemos actualmente en el mundo, no es solo un medio para acceder a un estilo de vida más agradable. Las desigualdades económicas tienden a traducirse en desigualdades políticas, por ejemplo, en el acceso a la justicia o en la capacidad de tener voz en los procesos políticos”, señaló Abdenur.
“Este problema se ve agravado por la aparición de las grandes plataformas tecnológicas, que han puesto el control de las redes sociales —que son, por así decirlo, la plaza pública del siglo XXI— en manos de unos pocos multimillonarios”, agregó la experta brasileña.
Stiglitz agregó otra dimensión al problema: “[Las empresas tecnológicas] no solo afectan a la política de la forma habitual, a través de la influencia o la financiación de campañas y políticos, sino que también lo hacen de forma indirecta, controlando los medios de comunicación, incluidas las redes sociales. Eso es muy importante, porque los algoritmos determinan lo que ve la gente y eso [a su vez] determina cómo ven el mundo”.
En otro plano que muestra la gravedad del problema, los últimos datos sobre el aumento de la riqueza heredada muestran que en los próximos 10 años se transferirán 70 billones de dólares a herederos, concentrando aún más la riqueza.
“Este es un gran desafío para la movilidad social, la equidad y la igualdad de oportunidades. Una vez más, la desigualdad de riqueza no es una crisis momentánea, es un problema intergeneracional. Y si no lo abordamos ahora, veremos cómo la situación empeorará en las próximas décadas”, advierte la coautora del informe. “La desigualdad es una traición a la dignidad de las personas, un impedimento para el crecimiento inclusivo y una amenaza para la propia democracia. Abordarla es un reto generacional ineludible”, expresó al respecto, Ramaphosa, presidente de Sud África, en un comunicado.
Los 6 expertos que firmaron el informe propusieron actuar en tres ámbitos para combatir la desigualdad: A nivel internacional, reformar las reglas económicas globales, desde las normas de propiedad intelectual hasta reescribir las reglas fiscales, para asegurar una tributación más justa de las multinacionales y las grandes fortunas. Hay una iniciativa de Brasil para un gravamen universal a las grandes fortunas que debería aprobarse. En el plano nacional de los países, promueven regulaciones y leyes favorables a los trabajadores, reducir la concentración empresarial, gravar las grandes ganancias de capital, invertir en servicios públicos y adoptar políticas fiscales más progresivas. Finalmente, plantean la necesidad de construir nuevos modelos de cooperación entre países en materia fiscal, comercial y de transición verde.
Una de las principales propuestas del Informe difundido ayer, según explicó Stigtliz, es que hay una “falta de análisis, datos, de seguimiento tanto de las tendencias a corto como a largo plazo, además de una identificación de los factores que impulsan la desigualdad y propuestas de medidas políticas que podrían abordarla”. “Existe una crisis de desigualdad y, para combatirla, necesitamos una base más sólida para comprenderla”, enfatizó.
Por eso realizaron una petición definida como “prioritaria” al G-20: la creación de un Panel Internacional sobre la Desigualdad (IPI, por sus siglas en inglés). La conformación de este panel, según se señala explícitamente en el informe, está inspirada en el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
“Creemos que se necesita algo similar [al IPCC] para esta emergencia de desigualdad, que reúna conocimiento técnico no solo para evaluar la evidencia, sino también para ayudar a recopilar datos mejores y más completos”, explica Abdenur.
El profesor sudafricano Imraan Valodia, de la Universidad de Witwatersrand (WITS) y también coautor del informe, coincidió con este planteo a través de un comunicado: “Muchas estimaciones parecen haber subestimado gravemente su magnitud. Sin un escrutinio adecuado, la desigualdad se ha salido de control, y es hora de afrontarla”.
“No es solo un ejercicio académico. Es útil para los responsables políticos, la sociedad civil, el sector privado, el mundo académico y los medios de comunicación. Entender la desigualdad es una cuestión técnica; abordarla es una elección política”, dijo la experta brasileña.
«Sin embargo –añadió–, ningún país puede abordar este problema por sí solo. La presidencia brasileña del G20 dio pasos decisivos para combatir el hambre, abordar los monopolios farmacéuticos e imponer impuestos sobre los ultra ricos. Ahora, Sudáfrica está liderando el lanzamiento de una iniciativa internacional destinada específicamente a enfrentar la desigualdad. Sería un legado notable, un nuevo tipo de multilateralismo, y todos los gobiernos deberían apoyarlo».
OXFAM: “Reconocimiento internacional de la desigualdad”
OXFAM, la ONG internacional que se ha especializado en el análisis de la desigualdad y ha denunciado la misma, señaló este mismo martes que el informe sobre desigualdad global encargado por el G20 y dirigido por el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz marca «un hito en el reconocimiento internacional de la crisis de desigualdad».
Según una publicación de la agencia Suwissinfo, el director ejecutivo de OXFAM, Amitabh Behar, indicó que «este informe histórico no podría llegar en un momento más oportuno (…). La emergencia de la desigualdad está destruyendo nuestras democracias, corroyendo nuestras sociedades y debilitando nuestras economías».
En un comunicado, citado por la agencia de noticias, OXFAM calificó la iniciativa, planteada en el informe, de crear un panel internacional de experto para el seguimiento de la desigualdad, como una «propuesta excelente y largamente esperada”, que aportará la misma “rigurosidad científica y determinación» para afrontar la crisis de desigualdad que el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés).
«Los gobiernos tienen ahora una medida sensata, práctica y basada en la evidencia científica que pueden adoptar para reducir la desigualdad, y que también les beneficiará», subrayó Behar, quien expresó su confianza en que «varios gobiernos del G20» reconocerán la magnitud de la crisis y apoyarán la creación del panel.
No obstante, advirtió de que la próxima cumbre del G20 se celebrará en un contexto de “agitación geopolítica sin precedentes, mientras Estados Unidos alimenta activamente la desigualdad dentro y fuera de sus fronteras, desde aranceles irresponsables hasta recortes fiscales regresivos”.
«Pero esto deja más clara la elección para los gobiernos: entre un orden internacional diseñado para servir a las personas comunes o uno controlado por oligarcas», concluyó Behar.
Con información de El País de Madrid, Swissinfo, La Jornada y agencias internacionales.






















