Antimperialismo: Una exigencia del presente

Por Gabriel Mazzarovich

El 15 de agosto, Donald Trump anunció con su acostumbrada prepotencia el envío de una fuerza naval al Caribe para, según él, combatir el narcotráfico. Fue a través de una orden ejecutiva.

El despliegue fue enorme. Entre las naves que se concentraron en el Caribe, área de responsabilidad del Comando Sur, en las semanas siguientes, se encuentran destructores, cruceros, buques de asalto anfibio y hasta un submarino nuclear.

Desde esa fecha EEUU ha atacado al menos a 10 embarcaciones y asesinado a 43 personas, tanto en aguas del Caribe cercanas a Venezuela, como del Pacífico cercanas a Colombia. EEUU ha propagandeado estas ejecuciones, señalando, sin mostrar ninguna prueba, que eran embarcaciones que transportaban droga y que las personas asesinadas eran narcotraficantes, a los que cataloga como terroristas.

Ante reclamos de congresistas demócratas y republicanos, sobre que esas acciones necesitaban aprobación del Congreso de EEUU, Trump respondió: “No vamos a pedir necesariamente una declaración de guerra. Simplemente vamos a matar a gente que viene a nuestro país” y agregó mirando a la cámara de televisión: “Que lo sepan: los vamos a matar”.

Posteriormente lanzó una amenaza nada velada, indicando que, si se aprobaran operaciones en tierra, es decir dentro del territorio venezolano, si avisaría al Congreso. En esos mismos días aprobó que la CIA realice operaciones encubiertas dentro de Venezuela, lo que usó como amenaza, todos sabemos que la CIA nunca precisó permiso para hacer esas cosas.

Al principio Trump había afirmado que se trataba de atacar al Tren de Aragua, luego reiteró su calificación de Nicolás Maduro, por quien la Fiscalía de EEUU ofrece una recompensa de millones dólares como en el viejo oeste, como narcotraficante y, por lo tanto, también terrorista. Y en los últimos días extendió esa acusación, unilateral, sin pruebas de ningún tipo, contra el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Es importante, aunque resulte un tanto engorroso, describir las naves de guerra que movilizó EEUU y su poder destructor. Según información de portales especializados, recogida en un informe de CNN y otros medios internacionales, la fuerza concentrada por EEUU comprende principalmente el denominado Grupo Anfibio de Despliegue Inmediato Iwo Jima. Este agrupamiento, según el informe, está compuesto por el buque de asalto anfibio USS Iwo Jima, el buque de transporte anfibio USS San Antonio y el buque de desembarco USS Fort Lauderdale. Estos tres barcos llevan una dotación de 4.500 efectivos, pero también transportan a la Unidad Expedicionaria de Marines número 22, compuesta por 2.200 infantes de marina.

A esto hay que agregar tres destructores: el USS Jason Dunham, el USS Gravely y el USS Sampson. Estos barcos tienen misiles guiados. En la zona también hay varios aviones de vigilancia, conocidos como Poseidón, aptos para misiones de reconocimiento, vigilancia y guerra antisubmarina. Se encuentra un submarino nuclear, que es capaz de lanzar misiles de largo alcance. 

Según informes de agencias internacionales, a este despliegue, fundamentalmente naval, se agregó la movilización de importantes elementos de la aviación. La semana pasada dos bombarderos B-52H fueron identificados volando en el Caribe, habrían despegado de la base Barksdale, en las afueras de Shreveport, Louisiana. Estos aviones de guerra, con armamento de enorme poder destructivo, se acercaron a unos 80 kilómetros de la isla La Orchila, territorio venezolano. También en estos días, un bombardeo supersónico B-1 Lancer, voló a poco más de 80 kilómetros de la costa venezolana.

Estos dos tipos de aviones son parte de la denominada flota de “bombarderos estratégicos” de EEUU, pueden transportar una gran variedad de armamento de un enorme poder destructivo, incluyendo el nuclear.

Cómo si todo esto fuera poco, el viernes 24 de octubre, el secretario de Defensa (aunque ahora Trump le cambió el nombre a Departamento de Guerra) de EEUU, Pete Hegseth, anunció el envío al Caribe de un portaviones de propulsión nuclear junto a su escolta de navíos de guerra. 

Se trata del USS Gerald Ford, el portaaviones más moderno del mundo, que es definido “como la plataforma de guerra más letal” de EEUU. El USS Gerald Ford cuenta con los sistemas más sofisticados de defensa y rastreo, pero su principal cualidad ofensiva son los más de 75 aviones de combate que puede embarcar, lo que le otorga una capacidad de ataque devastadora.

De acuerdo con la información oficial de la Armada de EEUU, el USS Gerald Ford que se encontraba en el mar Adriático, llegará al Caribe acompañado por su grupo de apoyo, integrado por tres destructores clase Arleigh Burke, el USS Mahan, el USS Winston S. Churchill y el USS Bainbridge. 

Según expertos, EEUU no concentraba una fuerza igual en América Latina y el Caribe desde la invasión a Granada, en 1983.

EEUU decidió por sí y ante sí movilizar una fuerza militar enorme, amenazar directamente al menos a dos países, acusar a sus gobiernos de narcotraficantes y terroristas y ejecutar a personas en aguas internacionales, sin juicio, sin pruebas, sin nada. Es una barbaridad. ¿Pero cuál ha sido la respuesta? Para el tamaño de la barbarie, salvo las denuncias de Petro y Maduro y el respaldo de Cuba, casi ninguna. (*)

En el plano estrictamente diplomático e institucional, hay que señalar que este despliegue militar de EEUU contradice la Declaración de América Latina y el Caribe como zona de Paz de la CELAC en 2014 y también el Tratado para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, de 1967, conocido como el tratado de Tlatelolco. 

En el plano político se trata de una política imperialista, injerencista, que pone en peligro la soberanía de nuestros países, la libertad y la paz. Motivada en un interés imperialista de asegurarse el control de los recursos naturales de nuestro continente, en particular el petróleo, las tierras raras, el litio y la biodiversidad.

Y, siendo este despliegue militar la expresión más grave, está muy lejos de ser la única demostración de fuerza y de provocación de EEUU.

En estos días, Donald Trump se atribuyó gran parte del mérito en la victoria de Javier Milei en las elecciones de medio término en Argentina. «Fue una gran victoria en Argentina. Quiero felicitar al vencedor, que fue un gran vencedor y contó con mucha ayuda por nuestra parte. Contó con mucha ayuda. Le di un respaldo, un respaldo muy fuerte», dijo ante periodistas. Claramente se refería a que el Departamento del Tesoro de EEUU habilitó una línea swap de 20 mil millones de dólares para sostener a Milei antes de las elecciones. Pero Trump fue pornográficamente explícito luego: «Estamos apoyando a muchos países de Sudamérica. Nos centramos mucho en Sudamérica y estamos consiguiendo un gran control en Sudamérica en muchos sentidos, incluyendo el hecho de que no queremos sus drogas». Para finalmente aclarar, por si quedaban dudas: «Ahora mismo, creo que ganamos mucho dinero gracias a esas elecciones, porque los bonos han subido. La calificación de la deuda ha subido. Esa elección hizo ganar mucho dinero a EEUU».

El 16 de noviembre Ecuador realizará un referéndum, dentro de las modificaciones a la Constitución que se plantean está la de eliminar la prohibición de instalar bases militares extranjeras en su territorio o ceder el uso de instalaciones militares a otros países. El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, no perdió el tiempo y en una reciente visita a Ecuador en setiembre, dijo: «Si nos invitan a volver, lo consideraremos muy seriamente».

EEUU ha presionado al gobierno de Panamá, que cedió a las presiones, para hacerse con el control del Canal, que según Trump tenía China. Ante las protestas populares, el gobierno panameño reprimió, persiguió y encarceló a sindicalistas y luchadores sociales.

Brasil ha sido amenazado con aranceles adicionales y recibió sanciones para varias autoridades judiciales por la condena por golpista de Jair Bolsonaro.

En estos días Cuba denunció en la ONU que solo en el año que pasó el impacto del bloqueo de EEUU se incrementó un 49%.

Estas líneas son solo una descripción no exhaustiva de las manifestaciones de las políticas imperialistas y de agresión de EEUU con nuestros países y pueblos.

Por eso hay que analizar con responsabilidad, pero con firmeza, cada iniciativa que vincule a nuestros países, también a nuestro Uruguay, con las iniciativas de EEUU y sus Fuerzas Armadas, que tienen esta política injerencista, de desestabilización y de agresión.

Hay que reafirmar la definición y la perspectiva política antimperialista, así como la necesidad de la unidad latinoamericana, con todas sus complejidades, como elemento fundamental de respuesta.

(*) Esta nota fue escrita el jueves 30 de octubre y publicada en la contratapa de nuestra edición del viernes 31 de octubre; ese mismo día el Alto Comisionado para los DDHH de la ONU, Volker Türk, denunció que los ataques aéreos que lleva a cabo Estados Unidos desde principios de septiembre contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico y que han matado a al menos 60 personas violan las leyes internacionales de los derechos humanos. El Alto Comisionado instó a EEUU a detener sus ataques de inmediato.

https://elpopular.uy/onu-ataques-de-eeuu-en-el-caribe-violan-las-leyes-internacionales/

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