Hace 20 años le dijimos no al ALCA

Gabriel Mazzarovich

El 5 de noviembre de 2005 culminó en la ciudad argentina de Mar del Plata la IV Cumbre de las Américas en la que EEUU no pudo imponer a nuestro continente el relanzamiento y aprobación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).

En esa reunión presidencial y en la Cumbre de los Pueblos, que funcionó en forma paralela y de la que participaron miles, se sintetizó un momento político y. social del continente que significó una derrota para el imperialismo yanqui y un avance de una perspectiva de unidad, integración y soberanía latinoamericana.

El ALCA fue una iniciativa estratégica de EEUU para fortalecer su dominación política y económica sobre nuestro continente. La iniciativa se lanzó en 1994, en la I Cumbre de las Américas, realizada en Miami. En realidad, las mentadas Cumbres de las Américas nacen con el objetivo de materializar esa soñada zona de libre comercio desde Alaska a Tierra del Fuego. En esa Cumbre participaron 34 países de América y el Caribe, Cuba fue excluida por decisión de la OEA.

El ALCA fue una iniciativa que cualitativamente era más que los TLC impulsados y concretados por EEUU con países o con grupos de países latinoamericanos y caribeños, como el NAFTA, el CAFTA y otros. El ALCA implicaba la entrega a las empresas de EEUU de los recursos naturales de nuestro continente en condiciones neocoloniales.

Colin Powell, secretario de Estado (Canciller) de EEUU, lo dijo con brutal sinceridad, en una comparecencia ante el Congreso: «Nuestro objetivo en el ALCA es garantizar a las empresas de EEUU el control de un territorio que va desde el Ártico hasta la Antártida, de libre acceso al mercado sin ningún obstáculo ni dificultad para nuestros capitales, productos, servicios y tecnología en todo el hemisferio”.

La iniciativa se da tras la caída del socialismo en Europa, cuando reinaba el neoliberalismo casi como religión oficial en el mundo, se proclamaba el fin de la historia y EEUU anunciaba un siglo de hegemonía, de Pax Americana, para el mundo. También cuando se señalaba que había tres centros de poder económico en el mundo: EEUU, Europa y Japón en Asia. En ese cuadro, EEUU buscaba garantizarse el dominio sobre América Latina in totum.

Las oligarquías latinoamericanas y sus expresiones políticas apoyaban, con esa fascinación por la obsecuencia, al ALCA. Es un ejercicio recomendable leer como varios países se disputaban ser la sede de tan magna iniciativa. La ciudad de Miami se postulaba como “sede natural” y hasta difundía iniciativas inmobiliarias para ello, pero no era la única oferta, también se ofrecía Panamá City y hasta nuestra Montevideo.

Junto con estas tendencias hegemónicas se construían en nuestro continente alternativas y experiencias de unidad y lucha en común, sociales y políticas. En la misma década del 90 nacía en Brasil, impulsado por Lula y Fidel Castro, el Foro de San Pablo, como un intento de unir a las fuerzas políticas de izquierda del continente. En el 2001 se realizaba en Porto Alegre el primer Foro Social Mundial, con la consigna: Otro mundo es posible. Nacía también la Alianza Social Continental, que realizaba dos encuentros en La Habana, con el objetivo expreso de enfrentar el ALCA. Por esas fechas también se conforma la experiencia unitaria del Encuentro Sindical Nuestra América.

Las luchas de nuestros pueblos contra el neoliberalismo imperante también se expresan política e institucionalmente: en 1998 Hugo Chávez gana las elecciones en Venezuela y luego enfrenta y derrota un golpe de Estado en su contra en 2002. En 2003 ganan las elecciones Lula en Brasil y Néstor Kirchner en Argentina. En 2004, con Tabaré Vázquez, el Frente Amplio gana por primera vez el gobierno nacional en Uruguay. En el mismo año 2005, el de la Cumbre de Mar del Plata, Evo Morales gana las elecciones en Bolivia, pero lo hace un mes después. Evo en Mar del Plata participó de la Cumbre de los Pueblos.

En el plano institucional, en diciembre de 2004 en Cuzco se firma en una Cumbre Sudamericana la declaración para la creación de la Comunidad de Naciones Sudamericanas, el embrión de lo que en 2008 nacería como Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Pocos años después, tras nuevas victorias electorales, América Latina constituía la CELAC, la primera instancia sin EEUU ni Canadá de la historia, en la que se incluiría a Cuba.

¿Qué pasó hace 20 años?

Todo eso se sintetizó el 4 y el 5 de noviembre de 2005 en Mar del Plata: la ofensiva diplomática y comercial del imperialismo, la obsecuencia de la oligarquía y la derecha del continente, la lucha social y política de los pueblos y el peso institucional de las alternativas al neoliberalismo.

Según la crónica de Página 12, de hace 20 años, el presidente de EEUU, George Bush, le dijo al presidente argentino Néstor Kirchner al retirarse de la cumbre: “Estoy un poco sorprendido. Acá pasó algo que no tenía previsto”.

¿A qué se refería Bush? La IV Cumbre de las Américas, con 34 países participantes, otra vez no estaba Cuba, tenía como temas previstos el trabajo y el desarrollo económico, pero EEUU y los gobiernos de derecha del continente decidieron imponer el relanzamiento del ALCA y el comienzo de su instrumentación.

La cumbre la abrió Kirchner, refiriéndose a la temática que se había acordado, pero, según recuerdan las crónicas de hace 20 años, en seguida intervino Vicente Fox, presidente de México, quién se refirió al ALCA. Bush se levantó, fue a darle la mano y le agradeció introducir el tema. La idea de introducir fuera de agenda el tema del ALCA fue apoyada en la cumbre por EEUU, México, Panamá y Trinidad y Tobago.

La oposición más firme fue por parte del MERCOSUR y de Venezuela. Lula hizo una intervención dura contra el ALCA y criticó el proteccionismo. Lo propio hizo Kirchner. En el mismo sentido se pronunció Tabaré Vázquez al intervenir, defendió que la cumbre debía tratar el tema del trabajo y no el de Libre Comercio, denunció el impacto de las recetas neoliberales en Uruguay en los años 90 y cuestionó, finalmente, el doble discurso de reclamar apertura a los países menos desarrollados mientras los países desarrollados adoptan medidas proteccionistas.

Finalmente, EEUU no pudo imponer su visión en la Declaración Final de la Cumbre de las Américas. La extensa Declaración de Mar del Plata tuvo 76 artículos, pero la polémica se centró en el punto 19, allí, en torno al libre comercio, se explicitaron dos posiciones: una, la que impulsaba EEUU, respaldada por 29 países, y otra, con la posición discordante de los 4 países del MERCOSUR y Venezuela. Hubo nerviosas negociaciones, se postergaron conferencias de prensa para varias horas después, la cena quedó servida y sin comensales. Nada parecido a las anteriores Cumbres de las Américas donde todo estaba prolijamente definido desde mucho antes.

Eso era lo que sorprendió a Bush, que igualmente se había ido antes de votarse la declaración, porque iniciaba una visita oficial a Brasil.

En Mar del Plata, en paralelo a la cumbre oficial se realizó la denominada Cumbre de los Pueblos, de la que participaron más de 500 organizaciones políticas y sociales y más de 12 mil personas. Se destacaron, por su número, las delegaciones de Argentina, obviamente, pero también de Brasil, Uruguay, Bolivia, Estados Unidos, Haití, Venezuela, Cuba, Canadá y Ecuador.

Hubo foros, marchas, participaron artistas de todo el continente, entre ellos Silvio Rodríguez. Estuvieron las Madres de Plaza de Mayo, el Premio Nóbel de la Paz, Pérez Esquivel, Diego Maradona.

Muy especial relevancia tuvo el acto realizado en el estadio de Mar del Plata, totalmente desbordado, en el cual, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, realizó el discurso de cierre y pronunció una de sus frases más célebres: “Alca, al carajo”. Resumiendo lo que ocurrió en esos días.

En el Estadio hubo miles de banderas y pancartas, pero una enorme mostraba con claridad lo que estaba ocurriendo: Tenía las caras de Fidel, Chávez, Lula, Kirchner y Tabaré y decía: Viva la unidad de los pueblos latinoamericanos.

Hace 20 años el imperialismo fue derrotado en Mar de Plata por la unidad de pueblos y gobiernos en nuestro continente.

Hoy muchas cosas han cambiado, el imperialismo despliega nuevas iniciativas, comerciales, arancelarias, diplomáticas y militares, para ejercer su dominio en nuestro continente. La UNASUR está congelada, la CELAC no. Siguen los problemas con las Cumbres de las Américas y se tiene que postergar una en República Dominicana por la firme posición de México y Brasil contra la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua.

El imperialismo sigue siendo imperialismo, sigue siendo necesario construir la más amplia unidad continental y desarrollar luchas sociales y políticas para enfrentarlo y abrir una perspectiva de soberanía y justicia social para nuestros pueblos.

Compartí este artículo
Temas