La dirigente de la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA), María Flores, en entrevista con El Popular, denunció que, en la negociación colectiva, los representantes de los patrones no están dispuestos a negociar a menos que los y las trabajadoras acepten flexibilizar la ley de 8 horas del trabajador rural.
Flores informó que presentaron una plataforma de catorce puntos que contempla, entre otros puntos, la posibilidad de acceder a una mochila y dos cuadernos para los hijos e hijas de los trabajadores rurales, un día libre para que las mujeres rurales puedan ir a una policlínica, que en el medio rural implica un desplazamiento de mucho tiempo y distancia, el reconocimiento de la antigüedad y de las categorías. Sin embargo, los representantes de los empresarios rurales ni siquiera han leído la plataforma condicionando cualquier diálogo a la flexibilización de la ley 18441, aprobada en 2009 que por primera vez reconocía la jornada de ocho horas para los y las trabajadoras rurales.
“La verdad que nosotros venimos bastante desilusionados, esa es la palabra, arrancamos el proceso con una plataforma reivindicativa de catorce puntos, con mucha creatividad, con mucho entendimiento, con mucho pienso, mucha cabeza, acompañados por el equipo de Cuesta Duarte (encabezado por) Alejandra Pico; le pusimos muchas ganas, pero realmente lo primero que se nos dijo fue: la flexibilización de la ley de ocho horas. No leen la plataforma, ninguna de los puntos, por coaccionar una negociación solamente con flexibilizar una ley que nos llevó años conquistarla”, denunció Flores.
La dirigente cuestionó el discurso que se plantea muchas veces desde la patronal cuando hablan de que en el campo “somos una familia”. Al respecto señaló: “históricamente se ha dicho que somos una familia, mentira, no somos una familia, porque cualquier trabajador rural en el campo te reclama algo y empezamos a cambiarlo de lugar y un montón de cosas que realmente cuando trabajas en el campo a pulmón, en la intemperie (sentís) la represalia”.
“Amo el campo, amo mi lugar de trabajo, pero quiero condiciones ya lejos de mí que estoy con casi de 60 años, quiero condiciones para mis nietos, quiero que no se me siga vendiendo fruta y diciendo «somos una familia»; no, no lo somos y que me dé cuenta el día que me echan como un perro y después me dicen vení a cobrar dentro de un mes. No señores, no es así la cosa. Realmente, no menosprecien la inteligencia de los trabajadores rurales, denle el lugar que se merecen y la visibilización que se merecen”, reclamó.
A pesar del panorama, Flores señala que están dispuestos a venir hasta Montevideo, a la mesa de negociación, todas las veces que sea necesario. “De nuestra parte estamos dispuestos a negociar. No hemos podido avanzar, pero a nosotros si nos cita el ministerio nosotros venimos, hemos sacado y puesto cosas para ser creativos. Hasta ahora no hemos tenido ni un avance y si no vemos avances realmente estamos pensando cómo seguimos la negociación porque no lo vemos, no vemos ni siquiera voluntad de leer los otros puntos”, señaló.
Deshumanización del trabajador rural
Esta postura patronal no es casual. Flores explicó con ejemplos la deshumanización a la que están expuestos.
“Siempre cuento la anécdota de un juicio que tuve en Florida que fue muy nombrado hace muchos años. El juez le pregunta a mi patrón en ese momento cuántas vacas tiene en ordeñe y él le dijo: tengo 16 trabajadores y 350 vacas. Y el juez le contestó: muy inteligentemente: entiendo su manera de pensar. Hay veces que ni siquiera hacen falta las palabras, siempre digo: vos vas por la ruta y dice «Cruce de animales. Cuidado». No, es «Cruce de trabajadores con animales. Cuidado», comentó.
“O por ejemplo como un día pasó que veía la nena del patrón con la mamá y ella no me vio a mí y yo estaba por el fondo y le decían: “vos no te podés juntar con los hijos de María, porque ellos tienen piojos, son diferentes a nosotros”. Esa mentalidad es diferente. Que nos consideren por lo que somos, los que día a día manejamos el capital de ustedes (los patrones). Entonces sí tendremos un valor agregado cuando somos responsables de todo eso. Si llaman a un veterinario y el trabajador rural está al lado y pagan por ejemplo 300 o 400 dólares para que le den una vacuna, que está bien, pero ese trabajador rural está al lado de la vaca, está con fiebre, está cansado, ¿cuál es el valor que se le da a cada cosa?”, reflexionó.
“Flores también reclamó por las situaciones de violencia de género y la soledad en la que se encuentran las mujeres rurales. “Date cuenta que yo siempre reitero lo que nos pasó en una comisaría en el interior. Si vos vas a denunciar a la comisaría y está tu propio cuñado tomándote la denuncia entonces te dice «andá pa las casas, quedate tranquila, se te va a pasar». “Me pegó en el ojo”, bueno,” tenés otro ojo”, como dijo un comisario”, relató.
“Nosotras vivimos una realidad totalmente distinta, diferente, porque de repente esa trabajadora está en el medio de Paso de los Toros, en el medio de donde vos quieras y no tiene económicamente el medio para ir a denunciar, entonces por qué reiteramos que queremos hablar con (Carlos) Negro (ministro del Interior), porque le queremos contar nuestra realidad, queremos que las trabajadoras rurales venga una delegación y le diga: capacite al personal de la unidad rural que ya lo tiene, no tiene un gasto extra, para cómo tiene que tratar a las trabajadoras, que haya una policía femenina que pueda entender a esas trabajadoras, porque están aisladas, porque están sola. Hemos pedido reiteradamente una reunión con Negro, después se nos dijo que nos iba a dar con la parte de género, seguimos golpeando puertas para que se nos reciba”, reclamó.
No darse por vencidas
A pesar de las enormes dificultades en la negociación colectiva, Flores y los y las trabajadoras que representa no se rinden: “Queda más que claro en qué proceso estamos, en qué proceso venimos y que tenemos que tirar toda la carne arriba del asador. Tienen que visualizarnos, tienen que ayudarnos y tenemos que salir adelante y si algo tenemos es que somos perseverantes. Vamos a seguir viniendo al consejo de salario, vamos a seguir haciendo propuestas, no nos vamos a levantar de la mesa y vamos a luchar hasta el final porque tenemos mucha gente atrás a la que representamos y tenemos la obligación de dar lo mejor de cada uno de nosotros”, dijo.
“Realmente queremos salir adelante, golpeando puertas, dando lo mejor de nosotros, pero queremos que se nos de el medio, queremos tener un salario digno, condiciones dignas y realmente que se nos valore. Yo siempre digo, acá en Montevideo lo que les hace ver que el jugo de naranja lo arrancó una trabajadora rural con una escalera en Salto, que la carne tan linda de nalga, de cuadril que se pone, un trabajador rural engordó ese novillo en el medio del campo, la lechuga la plantó alguien en el medio del campo, entonces, realmente, la valorización de los trabajadores rurales tiene que ser un tema a tratar en todos los ministerios”, señaló.
“Lo que tienen los trabajadores rurales en este gobierno, en el anterior gobierno, en el gobierno que esté de turno es golpear puertas y las mujeres ¡si seremos perseverantes! Y más allá de eso el hecho de la esperanza. Creo en la esperanza de que las cosas las podemos cambiar para nuestros nietos. Pero estamos cansados y venimos muy golpeados con el doble discurso de que somos una familia, Ya no le creemos ese discurso”, concluyó.






















